viernes, 1 de mayo de 2009

color

para cada gusto un color. o varios. quizá por eso el dicho es plural. gustos y colores. variedad incluso dentro de cada uno. por qué ceñirse a un sólo tono si los plastidecor son muchos.

las mujeres _se van sumando los hombres_ tintan su cabeza o la revolucionan o pelan para marcar un cambio. mi cabellera variaba incluso antes de que lo artificial le hiciera efecto. lucía ricitos cuando aprendía a dar pasos y a entender lo que decían. luego mi domable optó por ser más liso. y a los años de nuevo ondulado. ahora varía en función _sensible pelo el mío_ de la humedad ambiental, del champú que le toca en gracia, de si corro a la calle seguido o lo duermo en horizontal. pero como decía, el pelo que ya no cepillo y sólo peino ha sido largo, muy largo, corto, más corto, cortísimo, hasta no ha sido. y también naranja que no rojo. he sido pelirroja durante años con mi cabeza encendida en tono anaranjado como la de dotbiz.
_¿hay algún pelirrojo con el pelo rojo?_
los que lucen carmín en la cabeza no nacieron así. los del color calabaza puede que sí. en mi caso no. aunque la piel combinara con el número de tinte escogido y a muchos despistara... lo mío era puro truco.

ayer amenazaron lluvias para la tarde, noche y mañana próxima. hemos bajado pompa y yo a buscar amigos suyos preparadas para mojarnos. y a pesar de la refrigerada ventisquera el sol ha bautizado el uno de mayo. día de fiesta para los afortunados con empleo y para la lluvia.
así pues contra pronóstico del noticiario _y por vez primera en lo que llevamos de año_ me he encontrado con el pelo tintado que bailaba el cambio de lo gris al color encendido.

siguiendo con el dicho. dicen los que afirman que están los auras con sus colores y sus radios de acción que para interiores los colores. cada alma transmite uno o varios. y depende de lo que viva. una época. un momento. una etapa. lo que nos pinta por dentro. dicen.
me recuerdan que escogía el negro multicapado para mis adolescentes finales años. me piensan _pasados lustros del abandonar la brocha del tinte_ aún con la cabeza pipi lamstrung. era y soy muy calzaslargas.
a saber lo que relataría mi aura de mi vestir enlutado y de la explosión del fuego a rayas.
si lo que nos cubre acuerda acompañar a lo que dice el alma, la desorientación y el desequilibrio marcó los pasos de la que _ciertamente_ aún se buscaba. me escogió el negro. fue después cuando la cromoterapia que se coló por la ventana de un trece sobre un edredón no más llorado debió calar hasta el fondo dictando alentar la parte sociable, creativa, sincera y más amiga. por fuera y por dentro solidaridad, energía para ser útil y tender manos. me lancé al naranja.
por esta regla de tres, a día de hoy debo radiar verde. también algo de rosa. pero verde más que ningún otro. y es que al desembalar lo recolectado para mi nueva casa descubrimos una cadena de objetos color verde agua. toques de rosa claro, calmado y muchísimo verde agua. entre el rosa y este verde encuentro la paz de mi interno, así que puede que sea otro modo de vestir mi cuerpo. rodear mi vida de estos colores dicen que diagnostica que despide mi aura calma, confianza y sosiego. que dicen ellos... que mi alma despide fortaleza, paz y carisma, por el verde escogido. color del crecimiento y la apertura. pero y el rosa? considerado por los filósofos antiguos como un color místico por no ser matiz de ningún otro no podía ser explicado ni comprendido. pero dicen _insisto_ que un aura de color rosa habla de tranquilidad, refinamiento, de vida tranquila en un ambiente bello y artístico pero no en exceso optimista.

mi flequillo es de su natural tono. no necesito ahora pintarlo quizá porque me dedico a dar color a lo que toco. y sí, busco verde _un verde agua que me transporta a la paz más enigmática_ y retazos de rosa claro. no sé si mi espíritu pinta o no dice nada. nadie me ha declarado haber visto algo. pero es cierto que la etapa de vida que recorro ahora es de crecimiento y renovación. una vida que surge de la muerte. un proceso tras reflexionar sobre los ciclos naturales que se repiten en cada vida. una esperanza de sobre­vivir a los inviernos más desérticos. y sí, a pesar de la fortaleza que sella el renacer por elección madurada respiro fragilidad y palpitar de bohemia. ese es mi caso. que sea la pinta que tenga lo que pinte mi aura ya...

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