lunes, 30 de noviembre de 2009

límites

esta noche he querido dormir más cerca de pompa. a ella le gusta pesar todos sus kilos sobre mi brazo derecho y lo hace si yo me giro y lo encuentra presto. si no es así espera. a veces me avisa con un ronroneo ligero, pero generalmente permanece atenta a que yo me ofrezca. y entonces sí _ sin perder un segundo para retomar su roncar_ me aplasta.

acotar es complejo. los límites suelen ser como las orilleras pequeñas, las de la pleamar más calladas. dibujar las fronteras entre unos y otros, entre nuestros propios actos, entre lo correcto y lo desviado se logra con muchos trazos acumulados. es contornar sobre lo pasado esbozando otra propuesta a lo que se queda dentro o fuera.

todo el amor que me desborda lo deposito en su blanco cuerpo de perra. desde que vino. para ella mis mimos, mi aplauso, mis juegos, mi tiempo. para ella _también, cuando hace falta_ mi riña, mi parón, mis caras serias, mi no. todo lo algodonado que pisa existe porque desde el comienzo de nuestro idilio dispusimos las puertas vedadas y los acantilados haceres. todos los bienes para la más santa y buena. pero ninguna negación de menos para sus escapes de la vía que construimos día a día. festejamos el continuo porque no da oportunidad al negro. hace lo esperado e incluso más. regala obediencia, paciencia, silencio y prudencia. además del cariño y fidelidad sin condición. y ante su actuar disciplinado una salida del bando se nos hace extraño. no suele darse y cuando esto ocurre he de erigirme en directriz severa para que me diferencie de la de siempre.
anoche vestí ese traje y hoy aún me duele.

dónde empieza y termina la noche o el día. no es un salto del negro al claro. no es un radical cambio. es un borrón ancho que funde lo de uno y otro lado. es la transición donde todo se confunde. y sin que pare el tiempo. con el reloj marcando siguen decidiéndose los bordes de lo que es y lo que no.

como la excepción en lo reglado así erró mi pequeña ayer noche. y en cuestión de segundos tuve que vestirme de acero y encaretar mi rostro de hielo. sin que escapara el momento para que no desligara mi enfado de su mal hecho. se precipitó el tiempo y quizá también yo. y es lo que hoy _desde ayer_ lamento. me la lió. obró mal como nunca hace y nos mal acostumbra. y así como en otras ocasiones parece asumir su error antes de mi tormenta esta vez pareció no entender lo que regañaba yo. como si durmiera despierta, como si le hubieran plantado en mitad de la gran vía con el tráfico más castigador. como si reconociera mi discurso pero no supiera dónde encajarlo. como si no hubiera sido suya la maniobra tan alejada de nuestro código.
le ordené que acudiera a su rincón. donde le siento desde pequeña para que sepa que lo que ha hecho no es digno de mi beso ni de premios. no tuve que insistir. se mantuvo quieta como siempre que lo visita. hasta aclarar lo borroso de los límites un día marcados no le digo que bastó con el destierro. y le digo lo que sí y lo que no. sigo con mi gélido rictus y mi tono severo. mal hecho. eso no.
pero anoche _tal vez por su perplejidad tras lo que hizo_ supe de pronto que rebasé yo los límites. los pocos segundos de reacción ante la imposibilidad de aplazar una riña a un can _con un perro es ahora o nunca_ no son excusa. la faena de su descarrilado acto no era tan desmesurada como para justificar mi postura.
y su temblor cuando levanté el rinconado castigo. y su gesto temeroso cuando acariciaba su cabeza a pesar de haberme buscado ella, a pesar de haberse sentado sobre mis piernas, a pesar de haberme roncado en la oreja...

marcar cuando se educa no es fácil. definir las fronteras es complicado. pero ceñirnos al castigo justo, al no nunca excesivo, al frío sin grados bajo el cero... es lo que aprendí la noche pasada que es lo difícil. temo que grabé _innecesariamente_ a fuego sus límites y desdibujé los míos. y duele. y me arrepiento. pompa, lo siento.
es a mi a quien ahora castigo. como en dumbo_shop. estoy mirando a la pared. a ver si aprendo.

domingo, 29 de noviembre de 2009

trapos

se cansó de ser cenicienta. se cansó de que la metieran en un cuento y destriparan cada uno de sus movimientos. y con razón.

los condicionantes son feos de asumir cuando son impuestos y no consensuados. pero hay razones que no han de darse cuando sostienen sin verse unas condiciones mayúsculas.
si das de frente con un pero gigante, con una exclusión, con un sí pero sí sabiendo que nadie admitirá el no es mejor no exprimir los porqués.

rodeada de hermanastras ajustó su traje de limpiadora sin luchar por el suelo que pisaba. no gustándole el papel que le otorgaron fue ella misma quien no hizo por saltar a otro más acomodado y menos sufrido. de rodillas y clareando baldosas relató en mutismo su descontento. y nadie lo supo.
hubo un tiempo en que alguien asomó su fruncir ante el maltrato ajeno y admitido. se pronunció a favor de otra vida para la chica ceniza. pero no halló respuesta. sin apoyo y con la tarima más encerada que nunca le invitaron a irse. en otro sitio daría con el palacio. allí no querían movimiento de crucetas. cada rol para cada marioneta. y así lo dejó cuando con su ayuda frustrada desapareció. mitad expulsado. mitad escapado de la incrédula realidad que dejaba detrás.

en el amor entre quienes quieran quererse los condicionantes no se dictan. las cláusulas de los contratos son para los que quieren bien llevarse o bien entenderse. pero en el querer no caben los puntos que obligan acentuando peros. poner la banda antes de la herida es esperarla y en el amar la sangre se sana con ganas y no con gasas.

en la cocina había un montón. igual que en el site_toast apilaron. esperaban a limpiar. y por lo que se escuchó entre fogones no cumplirían mucho más. y suspiraron.
en el tendal del patio trasero bailaban el aire un buen puñado de ellos. a rayas, de cuadros, lisos, con ribete, grandes, oscuros, ajados y pardos de tanto lavado se sostenían por la madera de cada pinza prendida. habían trabajado y ahora refrescaban la resaca de tanto recogido.
la limpia es una tarea dura. cuesta agacharse, alcanzar los rincones, recoger la más mínima miga. no es fácil frotar sobre rascado, abrillantar lo pulido, dar color a lo quemado. y quien se afana en ello _generalmente_ sale agotado.
ser limpiado tampoco es grato. que restrieguen tus oscuros, que hurguen en la roña de años incomoda. el palimpsesto formado por no asear a tiempo lo que perturba nuestros adentros se hace de acero ante el vago intento de ayuda del que viene cargado de la voluntad más férrea y latida.
así es, limpiar la breña es fragoso igual que molesta ser al que le eliminan el fárrago. pero tanto uno como el otro son necesarios. en su medida y probeta pero han de ser más que ensayo.

sus enaguas hablaban mezclando encajes con polvo y jirones. y aquel amor que alcanzó su figura agachada se escudó con el propósito de liberar de tales despojos para que tan sólo danzara. tal era su enojo ante la mugre de su entorno. suciedad y negrura comenzaron a ser parte del bordado de sus ropajes por contagio y por no haber sabido ella plantarse.
su corazón bombeaba lejía, aguafuerte, rascador y estropajos. su intención abanderaba lo más límpido del futuro para su doncella. aunque supusiera trabajar el lustrar sobre terso.
se empeñó concentrando su amor en la faena. empezó a clarear algún azulejo. saltó alguna capa incrustada de lo adherido por no cuidado. y siguió limpiando afanado en romper las cadenas de su cenicienta. no trabajó poco. su bella comenzó a estirarse sin lastre. y se las veía con claros a pesar de muy cansado.
pero llegó el día en que se hizo noche. las rodillas estiradas cayeron de bruces de nuevo y se hincaron. demasiado tiempo agachada. muchos años en cuclillas como para agradecer los avances. lo limpio dejó de importarle ante el dolor de sus tobillos. su peso _antes sobre sus cuatro_ había estado en lo último sobre dos plantas y no se acostumbraba. y dijo basta.
él la miraba en el suelo y no quiso juzgar. dejó tiempo. ella fregó el suelo y devolvió el gris antiguo a su falda. él miró sin decir nada. esperó. y cuando ella decidió soltar el cepillo le alcanzó una breve lista de ruegos. para seguir viéndole, para no expulsarle de sus aposentos, para no alejarle de sus adentros.

la intención del amoniaco es la de desengrasar y matar lo sobrante. pero para su uso mejor es diluirlo en agua. la agresión será menor. la lejía es bactericida y fungicida. habrá de poner ojo donde cae porque blanquea y abrasa.
si unimos _por empeñarnos en el lustrado_ el amoniaco con la lejía producirán la cloramina. el mismo gas, irritante y tóxico que acabó por molestar a quien se puso a limpiar tanto sucio trapo.

si no se limpia a tiempo lo que nos traba pasados los años será tarea absurda o dejará algo más que una piel irritada. ni el corazón mejor intencionado dará con el brillo de lo que no se quiso lustrar en su debido.

sábado, 28 de noviembre de 2009

mermelada

ayer me dijo que marchaban para asturias. les envidié. iban sólos. sin horarios, sin sus ojos vigía, sin gritos. y sé que disfrutarán de lo que allí encuentran y volverán con la energía cargada y despojados de malas hierbas.
para estas horas ya habrán tomado el bocado de media mañana. cinco comidas y paseos entre éstas y las múltiples siestas. el plan perfecto.

sabía lo que había de encontrar para su mujer. más que una buena ubicación o vistas. lo importante para hacer perfecta su sorpresa es que el hotel tuviera desayuno de buffet. lo encontró y la cara de infantil emoción de ella se lo agradeció.

esta mañana de sábado he amanecido con mi biológico alarmar diario. aún sin sol y yo me desayunaba mi pan tostado con semillas diario. el sabor de las tostadas debía ser más calmo que entre semana _no sólo el tiempo de su deguste_ así que he vestido la primera capa añadida con una segunda de mermelada de naranja, que es _y esto creo que ya lo he dicho en alguna otra entrada_ mi preferida.

sólo los días sin despertador. así lo acordaron. cuando no tuvieran que separarse volando para acudir al trabajo matarían su ayuno nocturno con la bandeja llena sobre la cama.
en invierno _cuando le daba_ él corría a por chocolate recién hecho en la pastelería que tenían justo debajo. subía con los vasos humeantes confesando el contenido, una bolsa de papel con variados dulces para hacerlos submarino y la prensa. era sábado. era domingo. y esa era su especial manera de empezar el día festivo.

como la comida de la madre de uno ninguna. pero los aperitivos, picoteos, desayunos, y todos los extras probados fuera de casa saben más rico.
aquella bandeja de quesos dejó de tener precio con el primer mordisco. las galletas de chocolate se hicieron manjar. un puñado de almendrucos se diamantaron en la mano. y los mejillones obraron milagro en el paladar. el ocio era el ingrediente extra. lo que hacía exquisito lo que servían fuera de la conocida mesa. el mismo pan era distinto un martes que un domingo.

el freno de mano alarga la otra hasta la nevera para escoger entre la naranja o la verde. abuela o abuelo. eran sus sabores y me debato entre catar la amarga o la del ciruelo.
el deslizar del cubierto sobre el pan rebanado es un paseo que estiramos si el autobús no nos espera. es una danza que mecanizamos en zig zag entre semana. es una caricia tras otra que luego enjoyamos con el color del azúcar afrutado. otro baile para la tosta. otro masaje sobre el crujiente. un ir y volver delicado. deshaciendo la boca. imaginando el bocado.
no hay prisa. es fin de semana. y hay que apreciarlo.

el plato con una pincelada roja de eme_de_marta me llevó casualmente a asturias. de allí es la de la foto. allí volaría yo ahora. y allí habrán dado buena cuenta de untados como éste los que escaparon.
lo vi e imaginé las horas mezcladas, el reloj olvidado, la mañana deslizada y estrechados los lazos. lo austero de lo servido y puesto se hizo cómplice de mis deseos. no mucho más. poco se pide tal y como andan las cosas. un trozo de pan, algo de mantequilla y un blush de frutos rojos hechos dulzura se me asoman como el tiempo parado, las miradas conciliadas, las ganas de calma saciadas. son el regreso al fundamento, a la esencia que olvidamos en el ajetreo del estrés que nos aprieta.

como los que viajaban ayer hacia asturias. como la del buffet hotelado. como mi primera hora del día de hoy. como los de la cama con chocolate, periódico y bollería. como los que gustan del queso, la galleta, las almendras y demás bocados en casa de otros. a todos los que quieran que sea un desayunarse en largo y paseado les invito a que escojan tostada _que cruja o más blanda_ con aceite, mantequilla o tomate con sal y aceitado. os invito al paseo matutino de restar hervor al diario encapando lo elegido con el color rojo, verde o naranja.
la paz y la no celeridad es lo que me transmite a mi la mermelada. y a ello os convido. que bien nos hace falta.

jueves, 26 de noviembre de 2009

soñado

se dirigía a casa en el bus de las dos pasadas. nadie esperaba en casa con la comida emplatada así que su trayecto lo haría paseo. disfrutó de la escurridiza luz solar que salpicaba su rostro. prendió un mechón de su cano cabello de vuelta a su recogido y estudió a los de fuera. gente con prisa regresando a su puesto. apenas niños. el cole lleno. y mientras el cruce de cuerpos rellenaba la acera algo desvió su vista sin ojos. con el pensante voló lejos. mucho antes que existieran mitad de los que corrían de un lado a otro. y sonrió.

eran unos padres de regla. premiaban en corto y exigían en exclusiva. era duro ser su niña. el padre proclamaba disciplina. la madre organizaba las rutinas. y la pequeña de malla palo y medias tupidas aprendió a danzar de puntillas.

había perdido la cuenta del número de paradas que llevaban. ni siquiera prestó atención al cambio de viajeros que se dio frente a su posición. la seda de su falda sufrió un tirón y marcó la avejentada musculatura de sus trabajados muslos. ya no los castigaba al compás de un puñado de francesas palabras. pero quien asomara su vista a lo insinuado esculpido intuiría de su pasado esforzado. no era una señora de cuna y salón. tampoco una mujer de cocina y tacón. algo en su pasado hubo que ahora ella aún porta cual tatuaje devoto, nada de antojo.

cuántas tardes en aquella lonja del semisótano izquierdo. cuantos bastones sonando el tablado. todas y cada una de las torsiones y elongaciones las grabaron las paredes espejadas. miles de errores y resbalones rescatados por la barra fija a la que asía sus manos chicas.
y cada vez más vueltas. y cada vez más tuercas. más enlaces, menos suelo y más vuelo. con el tiempo, sin darse cuenta, sus manos se hicieron adultas y sus pies abuelos.

el carmín de su boca enmarcaba su dicha. llevaba largo tiempo sonriendo. no sabía cuánto, pero habían recorrido gran parte del trayecto. y su comisura recogía la vida satisfecha que se escurría de su mirada perdida en el recuerdo.
si de cada momento vivido debía escoger lo más exquisito de aquel en que ahora posaba sería lo más rico. el mejor beso. la delicia pausada. tan deseada e imaginada como inalcanzable para sus giros.

lo que vino a ocurrir un septiembre fue para todos inesperado. llamaron a su puerta para una sustitución. algo así como una prueba con derecho a trajes de gala para no salir del telón.
apareció marcando una novela dejada a medias la foto de dumbo_shop que su sobrino nieto retocó en su ordenador. y la imagen antes bicolor tomó mágicamente el candor de la misma noche en que la intensa lluvia le ofertó ser una de ellos.
rozaba casi el final de mes y el tiempo dudaba lo cual hizo temer a la compañía por el aforo y cartel de esa noche de viernes. tres horas antes de la cita ya caía mientras las jóvenes bailarinas armadas de botas accedían al teatro como engullidas por la tentación más adictiva.
los trajes de seda eran un maquillaje francés. les tocaron la cabeza con un carmesí ladeado. manga larga. medias talco. rubor en mejillas y imperceptible purpurina en los labios.
allí estaban su amiga y ella. las dos del banquillo. a la espera. como desde el comienzo de todo. pero en primera fila. aún más que eso. en las alturas, en bambalinas, pero compartiendo el solado del mismo escenario. y del gran teatro...

su felicidad no varió su gesto. fue su respiración la que suspiró e hinchó su pecho haciendo por saborear una vez más aquel recuerdo.

a falta de un último acto retocaron su peinado y empolvaron sus brillos dándole un empujón. fue todo un asalto. sin darse cuenta estaba bajo los focos. la corona de luces más teatrales señalaban a la tan inexperta que no dejó lugar a los nervios. la inconsciencia le vistió de saber estar.
la música marcaba la entrada solapada del resto y sin pensarlo alzó su vuelo.
sí. besó. paladeó lo más dulce del baile más recurrido en sus noches. degustó ralentizando segundos cada movimiento. besó. se estremeció con la perfección del conjunto y su integración innata. apreció el balanceo. se elevó del suelo aún cuando lo rozaba. y besó. giró. bailó. danzó. besó. besó. besó lo que siempre había besado en sueños.

la dama del moño blanco, puntas en posición y espalda recta sonreía. fue hace tiempo. tanto...
aquel escenario desapareció para sus zapatillas. nunca más le llamaron. pero estuvo allí. sin esperarlo ni ella ni nadie. y logró el mejor premio. cumplir su deseo en la perfección de aquella noche fue lo que rescató de todo aquello.
no hubo nada equiparable después de su sorprendente _por largo esperado_y siempre creyó que en vano_ regalo.
pero pasados los años le sabía a pleno aquel momento. y cuando lo vivía agradecida _subiendo a escena_ su sonrisa era la más bella. porque besó...
besó... besó... besó... lo más dulce. lo tan soñado.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

sequía

descalzó su camino porque sentir la tierra le daba pilas. le vi en captivate_me. la humedad era absoluta. la fatiga crecía y su vista nublada se lo repetía.
pensó en los últimos días. en la pera antes de la cena. en la cena después del baile. en el desencuentro por la mañana. en la ducha después de la ira. en el silencio tras la puerta obligada.
continuó caminando. debía hacerlo. y no pensó los motivos.

prometieron lluvias. serían dos semanas seguidas. y ella vestida de primavera y sin medias siquiera.
había sumado a sus plantas el calor de muchos kilómetros. la quemazón no le frenaba. sentía la silueta de sus pies recorriendo del talón a los dedos. con cada pisada una vuelta al perímetro de su conexión y sustento. primero el izquierdo. luego el derecho.
volvió su pensamiento a la fruta pelada hasta lo más blanco. a la noche entre leds verdes y rosas flúor. a la mostaza sin semillas. a lo increpado. al corte en mojado. al adiós sin respuesta.

alguien había marcado el recorrido. sus autómatas pasos lo obedecían. se trataba de seguir y lo sabía. poco más se le ocurría después de tanto. después de todo.
el asfalto pasó a ser calderada tierra en algún punto. pero no se dio cuenta hasta que sus poros bebieron del polvo pisado a cada paso. en qué momento cambió su suelo poco importaba.
retrocedió con la mente al orden variado. del peral lo prohibido. de la música el sigilo. de lo compartido lo ajeno. de lo dicho lo derecho. de la excusa el aclarado. y de la huida un sólo mensaje.

advirtieron del frente frío y lluvioso. alertaron de los días duros. y sus zapatos guardados y sus pies desnudos. caminar. era lo que haría. sin pensar. andar y avanzar.
la senda se fue haciendo sanguina según restaba las horas. supo del camino rojo y pensó que ella lo teñía. incluso antes de llegar a un punto ya lo había sangrado. su callado dolor pintó por contagio lo que sus plantas no supieron ocultar. y quizá ni quisieron. qué más le daba si debía silenciar heridas y sólo lograba llorar en sus pasos.
se resituó de vuelta en el ciclo. reticente volvió a recorrerlo con pensamientos cada vez más escuetos por acotados. sufría con ello. pera de agua. danza en pareja. cena asaltada. vacía. vacía. llena. agua. y sequía.

martes, 24 de noviembre de 2009

gatito

estoy buscando algo y no doy con ello. de nuevo el desorden. pero no el de los objetos. no esta vez. encontrar cualquier cosa en su sitio cuando el mar anda revuelto no es tarea fácil. y así me encuentro. como me han sacado en glamorous_little_side_project. no puede andar muy lejos...

desde que me regalaron la sustracción de gran parte de mis migrañas la llevo a todas partes en mi bolso. entre mi casa y la de mis padres salto noche tras noche y no sé dónde daré uso al postizo que amortigua mi tensión dental nocturna. así que desde que el dentista liberó mi cabeza de muchos dolores cargo con la funda naranja. como los niños con su chupete.
no hará ni una semana me consiguieron el remedio para mi desmesurado agotamiento. un frasco con dosis a ingerir en la primera comida y a mediodía. e igual que con la férula voy con el bote de las vitaminas de espinacas y demás frutos del huerto a cada mesa donde tomo asiento.

me buscaron. me encontraron. quizá se equivocaron al hacerlo y ahora toca desdecirse. pero no aparecen. sigo el rastreo. creo que los veo.

cada mujer porta un zurrón. es una maleta de cachivaches en lugar de trajes. papeles, carteras y carteritas, un boli, pañuelos de papel, los chicles, varios juegos de llaves, las gafas de sol y las graduadas, un caramelo, dos clips enlazados a saber desde cuándo, una barra de labios, el móvil, un globo por inflar de algún niño que cruzamos, el libro de bolsillo y algo más... siempre cabe algo más.
cuando llaman por teléfono empieza el brazo osado a rebuscar en la bravura del remolino que se forma con la impaciencia de quien no encuentra. frente al portal manojos de llaves que no valen se sostienen en la boca mientras cerramos los ojos esforzando a la mano a distinguir en lo oscuro del fondo por ver si encuentra la acertada pronto. en el baño mal servido o con las prisas del anunciado estornudo son los pañuelos los deseados y que no quieren salir a flote y se esconden.
y siempre es lo mismo. irritación. mano arañada. auriculares anudados. la llamada perdida. el estornudo no asistido. y el bolso volcado sobre el suelo, la mesa o la cama. dónde estás!

advertí que me estaban encontrando. insinué con transparencia evidente que si seguían darían con mi paciencia herida. y no cejaron en la búsqueda.

cinco días con dos pastillas vegetadas por jornada están logrando retornarme a mi estado vital ya acostumbrado. el cansancio de mis días no se irá y eso lo asumo como el resultante lógico de la suma de todo lo que rellena mi jornada. pero lo que sufría las semanas últimas era la carga excesiva de más vidas sobre la mía. esa era la sensación que arrastraba desde que abría el ojo hasta caer dormida antes de poder casi cerrarlo. mal paseaba mi cuerpo cual espíritu sin norte y mis quejas me empujaron a renunciar a todo lo que anduviera detrás de mi solícito de atención o tiempo. entendí que debía apartarme de quienes me buscaran hasta que recuperara mi batería. hoy, con las pastillas del bolso surcando mis vías sanguíneas, empiezo a atender demandas. dónde estabas! cómo andas?

cuando creí que estaba acompañada bajaron un falso paisaje de lo alto y me situaron en lo más desolado. me buscaban. dieron conmigo. y me vi a solas.

cuando creí que tecleaba sin lecturas escuché un maullido a lo lejos. un ronroneo conocido. está por aquí _me dije_ me parece haberlo oído por detrás del sofá. gatito_gatito...

sigo buscando a quien estaba justo enfrente cuando me sorprendió el cambio de escena. señal ninguna. no querrán que siga.

dejé de jugar al perro y gato con las pistas del disfrazado felino. que si dejé su rastreo ya se encargó el azar de ponerme en su callejón y encontrarlo. al buen amigo, al gato malo, no necesitaré nunca buscarlo.

lunes, 23 de noviembre de 2009

ordenador

cuando entraron en la habitación de mi hermano para organizar la batalla reposada sobre su mesa no sabían lo que les vendría en cuanto llegara del colegio. era la primera vez que aquella valiente se animó a hincar el diente a semejante desastre de cordillera conformada por papeles, libros de historia, soldados, anotadas estrategias, alguna foto, cuadernos y lápices de colores.
a las cinco entró en su dormitorio a soltar su mochila y el enfado fue mayúsculo. la mesa _antes montaña_ era meseta rasa y llana. todo agrupado según la lógica de quien no veía más que desorden. los cuadernos apilados a la izquierda. todos los folios descansando uno sobre otros. los muñecos formando hilera sobre una cajita de madera. las fotos dentro de esa misma caja. y las pinturas de madera cual lanzas preparadas en el cilíndrico bote. ¿dónde encontrar entonces lo que dejó bajo el libro verde, justo donde asomaban las fotos de aquellas pinturas del greco? era un trozo de papel de periódico donde apuntó lo que venía buscando. y a saber...

llegaron los ordenadores a hacerse domésticos. y para cuando mi hermano tuvo uno para sí mismo ya nadie amenazaba con desajustar su orden particular. dijo una vez _parafraseando a uno de sus leídos_ algo así como que la buena biblioteca no es la más ordenada a la vista sino aquella en la que logras encontrar lo que buscas a la primera. eficacia. y sí, ahí entra el orden, está claro, pero no quizá el de los colores, anchos y tamaños.

tan privada como su fortaleza de mesa lo fue pasó a ser su computadora. no hacía falta que lo dijera. un pc es eso, un personal_computer y el que de cuna mamó que no se abren cartas dirigidas a otros, ni se leen mensajes ajenos lo sabe. quien no mira por la tentadora mirilla, quien no asoma su nariz cotilla por encima del hombro alargando la vista, es que lleva dentro grabado lo importante de lo íntimo y privado.
aunque esté abierto _incluso de par en par_ no entres si no te llaman. y si te invitan no humees. así es como se participa en la confianza de pasa_pote cómodo_te dejo solo mientras me preparo. y te duchas sin imaginar que moverán la cámara de fotos que reposaste entre los platos de la imagen de ku_nihito porque entienden que estará mejor donde tus otras dos cámaras sobre tu mesa.

he visto roperos ordenados por colores. son los más por lo que escucho. otros muchos alternan entre lo que abriga y desnuda marcando dos temporadas en función de los grados. el más extraño caso _que no he conocido pero me ha descrito su dueña_ es uno del que perchan conjuntos ya preparados y salen a escena por posición en la fila. si el primero es ligero y caen chuzos helados de punta vestirá con él, la que coge las prendas ni se lo plantea. es la primera percha y la segunda será para el día de mañana. como en un carrousel.
a un lado los pantalones plegados. sobre ellos los vestidos largos. luego las cazadoras y chaquetas. del otro lado las camisas y faldas. justo debajo, en grupos de tres, las prendas de punto de invierno y verano. y por colores _éstas sí_ las camisetas y cuellos de cisne. así es como decidí organizar el mío. por prendas. y me he hecho a ello y es como más corro sin marear las perchas.

una amiga se reía conmigo. hablábamos de las veces que nos ha tocado zafarrancho juntas y de las personales manías de cada una. cuando se trata de lo mío delego pero en pocos confío a ciegas. lo confieso. cuando me ayudan con mis cosas superviso cada movimiento importante. no sea que algo se escape a la basura y lo busque pasados los días en el estante.
reíamos cuando hablamos de ello porque con los años nos hacemos todos más a nuestros recorridos. somos como animales. todo es costumbre. es un modo de hacer, unos pasos que se siguen llegando a ser casi automáticos. un ya_sé_dónde_lo_dejé. un si_no_toco_las_cosas_de_otros_no_tocarán_las_mías. un conocer tus caminos, tus pies a través, tus carpetas y subcarpetas, el nombre y orden de cada archivo.
sí. lo soy. y no busquen razón. no hay lógica aparente. aunque yo la sienta.
soy la que coloca cucharas en la pared en lugar de en el cajón. soy la que mete en su cuarto un caballo y un árbol. la que se desayuna en el suelo. la que abriga distinto cada pie. la que sostiene sus papeles sobre una puerta y apoya varias de ellas sin cubrir ningún vano. la que enrama las botas sin cordones y tiende la alfombra cual marco.
sí. puedo descolocar a quien me estudie de cerca. me consta.
soy la que conserva carpetas de otros en mi pc porque son parte de sus huellas. la de los varios que pulsaron las teclas. soy la misma que sin jugar nunca en el ordenador no suprimo los juegos que desconozco porque no me ocupan ni preocupan. soy la que visito alguna vez la música que escogió quien fuera marido o simplemente amigo. porque dejaron su pisada almacenada en una amarilla. y la conservo.

el maestro quiere mostrar. él que sabe tanto de lo suyo busca que los demás aprendan y optimicen en ese campo. se ofrecen los doctos. pasean sus saberes. asoman sus conocimientos por si nos tientan y a veces cedemos. preguntan si queremos y tras el asentimiento entran.
así debe ser. si quieres te hago la vida más fácil, o más culta, o menos hambruna. y luego me muestras lo que tú manejas y me apunto yo a tu escuela.
pero el maestro que ciega sus tics, el que quiere predicar hasta entre sordos pierde el tempo y no espera. expone la lección y a veces los alumnos están fuera. y en su ceguera embriagada por lo que su saber puede hacer de bien comienza a perder los papeles. deja de ser gurú para imponer su norma y manera de hacer. que si caminar así es mejor para el cuerpo. que si te he organizado la nevera. que si borré de tu escritorio iconos. que para qué necesitabas aquellos sobres si no tenían nada dentro. que si es mejor mi método. que ya verás. que te lo he dejado todo preparado... y tu boca no acierta a disimular tu falta absoluta de crédito. tus ojos luchan por si lo que están viendo es cierto. siéntate _dice el que pudo ser profesor y sobrepasó fronteras_ que te enseño cómo has de funcionar ahora que te he dejado todo lo tuyo como yo me apaño y tú deberías...

eso es. sin palabras.

el escritorio de mi hermano cuando niño era intocable como lo es hoy el de cualquier ordenador personal y no comunitario. las tripas de aquel desorden conocido de quien se enfadó cuando desmontaron sus montículos eran igual de vitales para él que para cada desnudo su armario, cada cocinero su despensa o cada usuario su computador con todas y cada una de sus carpetas.
¡sea un mac o un pc!

el ordenador hace eso, ordena. pero que nadie _de no pedirlo tú_ ordene lo tuyo. no sea que te pierdas...

domingo, 22 de noviembre de 2009

móviles

en today_and_tomorrow di con esto. ironizo conmigo sobre la ubicación de la imagen. parece mentira que lo que me chilla la foto venga en un nombre tan opuesto de site. claro que las circunstancias son las que determinan al hombre. eso somos además de pellejo, carne y huesos. y ahí entra mi subjetivo desglosado de lo que aparece retratado. un número escapando por un lavabo. alguien le empuja a hacerlo. hay que decirlo.

cuando la luna que hoy nos acuna aún no había comenzado a decrecer salpicaron decenas de mensajes a la que me confesó su desconcierto. tras meses de afonía de un cobarde descorazonado su voz taladró la noche de la que tan sólo quería dormir.
ella _como yo_ es de las que elimina contactos del móvil sin reparo en cuanto entiende que no serán más marcados. lo hace y no le duele. porque para cuando confirma su eliminado ya ha sufrido y el aceptar al borrar no es más que un punto y _necesario_ final.

hace año y medio perdí mi móvil en plenas fiestas. creo que con la traca de los fuegos decidió darse un baño en la ría la kitty japonesa que custodiaba mi celular. y con su baño hundió mis atesorados mensajes, las fotos de mi preciosa _la más_ pompa, y el listado de contactos.
lo único que aprendí con causa efecto fue que quien no debía estar en mi agenda no volvería. y eso no iba a dolerme. era una limpia obligada. y comprendí que vendría bien para desempolvar uniones ya no existentes y aplaudir las que nunca dejaron de serlo. lo de los mensajes y las fotos sigo asomándolo al filo, arriesgando su extravío, sin hacer esfuerzo mínimo por duplicarlos o colocarlos a buen recaudo. no aprendí ni con aquel suicidio de la gatita que me hizo llorar. y no hago bien.

la asaltada en plena noche _antes de la cena y hasta bien tapada la madrugada_ no pudo cerrar el buzón de entrada al derroche acosador del que en su día quíso ser fantasma. algunos de los escritos no pudo dejar sin respuesta por pura y dura provocación. ni el cansancio de la semana ni el que su visitante le produjo tiempo atrás sostuvieron sus palabras de vuelta. duras, cargadas de tanto reparo como de diginidad alerta, asépticas, y sin espera. no más.

los números de quien forma parte de mi esqueleto y motor los mantuve durante largo tiempo sin registro. luego he visto que lo hace más gente. prefería marcar cada dígito y retenerlos en mi materia gris a salvo. no buscaba más que trabajar por poder contactarlos si no gozara del chivato.

de vez en cuando lo hacía. me contó entre aturdida y perpleja. de cuando en cuando _le venía en gana_ llamaba a la aldaba de su número y cargaba la entrada con una suma infinita de mensajes. sin espacio para digerir lo dicho. en una generosidad excesiva de sentires, pensares, confesiones, exigencias, reproches, susurros, coces, deseos, roces. en un regalar lo que le incordiaba sin preguntar si quería ella o no algo o nada.
tras la estela de su detallada explicación de este inesperado esbozó algún otro que tras pérdidas en el fondo del agua más helada sufrió el antojo de subir a la orilla a tomar contacto y robarle algo de aire a mi amiga. igual que se iban retornaban cuando nadie _ni ellos_ apostaba por ello.

recordamos a la gente con intermitencias variables. los cotidianos entran en nuestro cupo de llegada del mismo modo que rellenamos de ellos la de enviados. pero los hay que salpican por sorpresa. son los que no nos hacen abrir los ojos, los que atraviesan nuestro rostro con una boca sonriente o en lo abierto de la perplejidad absoluta.
quien nunca se fue porque no estuvo de seguido y llega en sms me regala una bengala en lo oscuro. es un bombón con relleno de avellana entera. son terciopelo en el hormigón diario.
pero quien cogió la puerta y la hizo girar del portazo, quien te dejó con la palabra en el horno, quien no contestó o quien lo hizo de malos modos, ese, si aparece en tu pantalla del móvil _que en mi caso lo hace sin nombre y es una ristra de números a secas_ molesta e inquieta. retuerce el día aunque ignoremos lo que nos vocea su desvergonzada osadía.

cuando la encontré bufando humo frente al espejo estaba en el baño. miró a través del reflejo hacia mi bolso y me pidió algo con lo que escribir mientras remangó su brazo.
le tendí mi rotulador negro y comenzó a narrar la noche en que empuñó el abrecartas. mira que puse empeño _y escribió el siete y el tres tras el cero_ pero me agota. no puedo más _y continuó con los dígitos_ esto lo acabo ahora mismo, verás.
me tendió su teléfono y me pidió borrar el contacto que seleccionó en la pantalla. debía hacerlo al tiempo que limpiara de lo escrito su piel. me va a costar darle yo al ok_borrar_de una vez _dijo abriendo el grifo_ así que hazlo tú por mi con este número.

a todos ocurre. es lo que veo. quien más quien menos tiene puertas que condena y encuentra un día de nuevo abiertas sin explicarse cómo y mucho menos por qué.
una sola cosa es definitiva y es la que nos para la vida. el resto son idas y venidas. cierres con llave al mar que a veces se empeñan en regresar. el delete o supr que accionamos cuando nos hartamos en ocasiones reaparece y centellea como por obra y magia de lo que ignoramos de la informática o la tecnología punta. lo echaste de tu vida. eso creías. le diste el adiós. se lo tiraste. pero no.
por mucho que ahoguemos no deseados contactos por el sumidero de un baño de madrugada no hacemos más que moverlos. desplazarlos.
si no mueren no los matamos. no está en nuestras manos como confiamos. no son tan obedientes. y como se fueron o los espantamos vuelven. suben y bajan. aparecen y se borran. se mueven. porque están. en algún lado siguen. cosas de móviles...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

bordado

el bicho palo se camaleoniza como lo hace también la raya tendida cual manta sobre la arena marina. para atacar o defenderse cambian su aspecto en un adaptarse a lo que les rodea o lo que les venga.

la encorsetada circense ajustó su brillantina. los puñales del ensayo seguían volando desde el desayuno. entre todos. el del león afilaba sus uñas. los del columpio colgaban al resto del techo. la diminuta de las tazas chinas ejercitaba su tiro con los platillos. y nuestra rubia sinuosa, desde su esquina, bajó el candor de sus doradas lentejuelas. menos brillo para no ser blanco de tanto fuego.

si el animal ha de comer estudiará sus presas. si le tienden la red escurrirá su silueta. lo hace la lechuza con sus plumas fundidas en la corteza. el oso polar sobre la nieve. la rana entre musgo y fango apenas respirando.

subida a sus tacones coló la yema de su índice derecho entre la negra red de su muslo. lo giró hasta que la laca de su uña comenzó a perder los límites entre la piel ahogada. deshizo el nudo y estudió la marca en su dedo. debía dolerle aquello pero su atención se había grapado a la boca del estómago desde que todo se tornó revuelo.
la escena era un álbum de tejidos y formas. estrellas, barras, círculos y espirales que empezaban a desdibujarse entre tanto movimiento fugaz. rojos variados, oros con plata, verde esmeralda y negro brillante entrando a formar parte del caleidoscópico ir y venir de los alarmados.
su pecho balconaba más que nunca su miedo. bajo el cañón luminoso su respiración solía alterarse ante el posible error del lanzador con sus filos, pero sabía que estas dagas sin metal harían más sangre y difícilmente fallarían diana. alguien caería y su ansioso torso lo sabía mientras bajaba y subía.

no sólo a la vista. la fauna busca pasar desapercibida a otros sentidos. los que no llegan al mimetismo aplacan sus formas en una cripsis salvavidas. justo lo opuesto al despliegue del pavo buscando a su chica. eso es lo que hacen. para salvarse la panza o de su matanza. escurren su bulto y se camuflan.

se encontró abrazada a sí misma. allí, tras el terciopelo tendido se sorprendió de pronto con frío. y al mirar sus manos comprendió que llevaba un rato ya tiritando. debía actuar.
sus azuzadas neuronas lograron esbozar un listado. recorrió mentalmente su rulot. los tres cojines sobre el edredón de patchwork, sus padres de novios en retrato, la cafetera a la espera, sus cuatro pares de zapatos. la cortina de flores prendida con la pinza del pelo, la rizada alfombrilla bajo la silla, la mezclada vajilla y aquella carta _un día_ perfumada. nada de todo eso. poco importaba ya.

la fuerza del equipo consigue más que el que va sólo. es lo que piensan las cebras corriendo en manada de rayas mezcladas en un mareo disruptivo. el que las sigue no acierta a hincar la pupila en una. todas unidas hacen de disuasorio escudo. más esquivas que los que se contracoloran dejando mitad del cuerpo superior oscura y clareada la baja.

habían anunciado lo que venía rondando el insomnio de todos. pocos destinos llamaban ya a los ambulantes. y esta mañana se lo dijeron tras el reparto del último salario. no habría más pueblos. quien quisiera quedarse sería a su sino, sin seguro, sin red ni público. aconsejaban marchar y probar en otras arenas. eso dijeron tendiendo el sobre escueto a cada uno. y todos corrieron.
bien doblado y sobre el hueso izquierdo de su cadera aparcó su reciente sueldo. pura miseria _pensó_ y no la del sobre...
los compañeros dejaron de serlo. empezó la carrera. de un lado a otro los humanos se hicieron fieras. y las pocas que dormitaban en sus celdas se espantaron de la estampida repentina. gritos callados, clavados en los ojos. exagerados pasos. latigazos de brazos. decenas de aterrados cruzando sus rumbos. maletas tragando prendas, cajones vomitando vidas, vasos cayendo, puertas abiertas, luces prendidas, más luces, todas.
la sirena esquinada fue bajando el tono de su llamativo cuerpo y atrezzo. no quería ser como ellos. no podía precipitarse en eso. con la ceremonia de la calma más miedosa se quitó la levita y la plegó del revés. sólo entonces emprendió sus estudiados pasos. certera atravesó la autopista de suicidas para llegar a su rincón de espera. donde pasó tantas horas hasta que acabaran los clowns y anunciaran su show. donde tejió mil bufandas y los patucos de todos los bebés del circo. donde pintó otros mundos. donde soñó con su escapada. su otra vida. su paz.

las cebras trotaban en varios grupos haciendo por no chocar. la camaleona ocultó sus brillos y se camufló entre los rayados y nadie la vio.

sobre la tabla ajada que sostenían las tres patas descansaba lo que buscaba. en badeja y enmarcado en el bastidor circular. su deseo. con las motas para camuflar _como en bugheart_ por si dificultan el vuelo. su viaje a otra vida. sin puñales. sin lentejuelas de palo. su sueño recién bordado.
lo cogió y desapareció.
era todo lo que quería.

martes, 17 de noviembre de 2009

ocho

ocho. son ocho las que he solicitado. bueno, a decir verdad no he pedido nada en firme. mi osadía ha quedado en la pregunta de si pedir ocho semanas de cama es mucho.

anna_amphigorously me ha regalado parte del pedido. ha colocado un stop tan grande como mis deseos de reposo y allí me ha tumbado. eso es. o me paran o _al menos respirando_ no paro.
tres respuestas. una ha aplaudido mi pregunta con un me gusta. la frase de otra respuesta era para tildar de exagerado mi anhelo. y la tercera sentencia ha dictaminado demasía. ocho son muchas semanas, niña.

estando como estamos a comienzo de semana se me horizonta demasiado lejos el descanso. y es que las miras no apuntan hacia el sábado con domingo.
todos sabemos que los días encogen en la lavadora del adulto. de niños todo nos cabe, cualquier hora sabe a chicle que estiramos sin plantearlo. hablar del veraneo antes de navidad era tontería. si ni siquiera acertábamos a colocar el nacimiento y el turrón en nuestras cabezas a falta de un mes de su comienzo...
la guillotina que anula los días vividos en azul oscuro avanza cual tropa despiadada. sin temor a quemar semanas como quien respira. y así van dos y medio desde que cerramos nuestro mes de vacaciones. mucho tiempo y poca noción de ello. más trabajo y excesiva torsión por tanto. el cartón donde parto lo que no será más 2009 me habla ya sólo en blanco hasta los días de polvorones. y esos _raquíticos_ días no alimentan mi exhalación hambruna.

en los test de la dgt lo advertían. las condiciones meteorológicas adversas distorsionan la percepción de las cosas. y así ocurre con la niebla que baña el cuerpo tendido en la vía. justo antes de las cuatro letras que obligan a detenernos. el agua vaporizada condensando visiones, temperaturas, distancias... lo emborronado del aire confundiendo el día con la noche, lo seco con lo mojado, lo real con lo imaginado.

dicen que ocho es mucho. ocho semanas son utopía. ocho días son sueño. ocho horas son diez. ocho minutos son los que apuro en la almohada. ocho segundos los que me evado y tiran de mi manta para darle al tajo. que no hay bizcocho.

cuando mi esqueleto sostiene con esfuerzo mi resto un colchón se me hace blando. cuando me caigo, me deshago, me derramo lo hago sobre lo más duro. el pasillo de mis padres, la tarima de mi sala... y si no corro peligro y lo tengo a mano lo hago _como si la fotógrafa de la neblina detenida lo supira_ sobre el gris asfalto.
estoy frente al teclado. frente y sobre, que mis dedos golpean letras blancas sobre negro para que se inviertan. así, frente al ordenador, sobre las teclas, bajo techo, entre la espada y la pared, por imperativo vital, y hasta que los villancicos lleguen.
pero si cierro los ojos me marcho. no me quedo. lo siento así. si tomo aire sin mirar lo que ven mis ojos me sé echada en mitad de la calzada, sin temor al tráfico, sin importarme lo que venga detrás ni a dónde he de llegar. elongo del todo mis músculos. incluso los que desconozco. hago adhesiva mi dermis al asfaltado suelo. no dejo huecos. y me fundo. me hago señal blanca. me hago orden de paro. me hago uno con lo obligado al freno. y allí me quedo ni sé cuánto tiempo.

ocho. que si mucho que si poco. para unos. para mi coco.
stop. por un ratito me detengo. yo no sigo. háganlo sin mi. circulen sin mis ruedas entre el parque móvil. me paro. lo dice el código. y yo sumisa digo que no a la prisa del ratón enjaulado. quietecita. dentro de la nube densa. que no me vean. no hagan ruido. no me pidan... hasta mañana a las ocho.

domingo, 15 de noviembre de 2009

dobleuve

se puede jugar al scrabble y ser legal con las reglas o hacer trampas. y ayer presencié dos maneras de jugar. y no las dos me parecieron buenas.

cuando uno no está bien con su traje, cuando su piel le aprieta porque lo que cubre se revuelve incómodo, entonces cualquier excusa es buena para seguir cavando un pozo donde ahogarse.
mientras los que así actúan sostienen la pala de modo firme no lo saben. creen estar escapando de las trompetas que ensordecen sus adentros pero lo único que hacen es gritar y superponer barullos. no más.
mi atrás reciente va salpicado de esta gente. personas que no hacen más que vocear su falta de satisfacción personal. pero no lo ven. algunos sí. pero no. no conocen el mal que les habita en su plenitud. que de hacerlo habrían hecho por sanarlo. al menos en parte. y ni se mueven. que lo he visto.

la primera partida. suena el móvil dentro de mi bolso posado en un banco del parque. me extraña leer el nombre. qué querrá _me preguntaba_ sin saber que daba comienzo la jugada. en un par de frases dio reparto a las fichas y antes de que yo diera orden a mis letras ya estaba ella haciendo trucos de manos creyendo que no vería sus artimañas.

si hace calor en la habitación puedes abrir la ventana o sufrir bufando a tu alrededor. para airear la estancia hay que levantarse y hay quien prefiere no mover un músculo esperando que los grados bajen por arte de birlibirloque. y claro, faltan horas para la noche... así que a dar coces.

la persona que marcó mi número y me encontró de paseo con mi perra decidió limpiar su tormento mientras hacia lo mismo con la basura del cubo. así lo dijo. y vaya si conmigo lo hizo.
comenzó por anunciar que su palabra era breve. luego dijo que no solía jugar mucho a este juego de enlazar vocales y consonantes sumando puntos. que era su turno y que sabía que no era buena su apuesta pero que algo le decía que debía ponerlo. tontadas... _mi tono se va acalorando al tiempo que escribo_ no me gustan los paños calientes ni las curas en salud. alguna herida acabaría por llorar.

el que sabe bailar y no disfruta de sus amigos riendo en pista. la que no sabe querer y gruñe cuando ve que el amor flota entre otros. el que quiere protestar y se cosió la boca pero la usa para morder a quien defiende sus cosas de lo injusto que le duele. la que ríe poco por falta de sentido y no comulga con los que regalan carcajadas mientras se comen la vida. y suma y sigue porque los zapatos que aprietan calzan más pies de los que creemos. y no todo el mundo sabe desnudar su estrechez para liberarse. no todo el mundo disfruta de saber sin dolor al de al lado.

sostenía dos fichas. una cuadrada en la diestra. la otra más siniestra. y confesó su porquería _aunque ella no lo veía_ envuelta en un hay_algo_que_me_ronda_en_la_cabeza. lo que no podía ser a diario lo veía junto a su codo en mis decires y moverme. cuanto más seas tú más señalas lo que no soy y quiero _contaba_ y te alejo. ahora que lo he dicho _coronó como guinda_ volveré a aceptarte entre los míos. sigue siendo la misma, no cambies _creyó ser generosa_ pero ya lo sabes.
la envidia. de eso se trata. envidia e incapacidad. minusvalía en lo maduro. pero no dije nada. vi su malas artes y no destripé su jugada. ni sus letras ni sus tretas.

con la noche cediendo a los brillos protagonismo surcamos la ría en barquito. alquilamos entre varios tres horas de paseo flotado para celebrar varios cumpleaños. en ese marco desplegaron otro tablero. otra partida. coincidieron las mismas fichas. eso sí fue igual a la partida matutina. el resto _afortunadamente_ fue completamente dispar.
los dedos que esperaban turno eran los de un hombre con un tesoro recién descubierto. entre los dos dispusimos en cubierta todas las letras pero no necesitamos más que un par. una eme. una e. con la vocal cerrando la pareja. y ambos supimos por qué.
lo angosto de los días del jugador que encontré anoche no se veía hasta que abrieron _su chica y él_ las puertas. un cambio de reglas. otra perspectiva. la mente permeable para conocerse, beber de otros, empaparse y volver a casarse. sentenció su nuevo estado como lo oculto que le da alimento para poder querer mejor y más. y vio en mis palabras el refuerzo de quien ya lo vivió y supo tras mucho vagar por lo que nos enseñaron que era amar.

con dos letras se puede ser primera persona del plural o del singular.
en camiloo_deviantart se ve la trampa de la que telefoneó para no escuchar más su envidia no encauzada. para no ser con el resto vira el mundo y sólo ve su ombligo. y aunque contabilizó el cuatro de su primera letra yo supe que su suma era resta. y miré para otro lado.
horas más tarde, con el agua dulce cada vez más salada bajo el casco donde jugamos se puso la letra del cuatro en su posición correcta. sin miedo al nosotros. sin pensar sólo en el uno . porque como dijo el que jugaba _y digo desde que vivo mirando más_ para ser dos hay que ser individual. tomar distancia, tiempo, aire, miradas, oídos, abrazos, sonrisas, silencios, soledad y más ganas. así es como escoges las fichas y vuelves con la que elegiste entre todas. es cuando entiendes lo que necesita tu yo y no traicionas ni haces girar las piezas engañando a otros y a ti el primero.

dos partidas. dos letras. dos posibilidades, ser fiel a la verdad o traicionarse.
menos mal que cerré mi día con el buen sabor del jugador legal. el w4e1 me hizo borrar ese m4e1 con la dobleuve vomitando por su postura forzada.

digámoslo claro, sólo si jugamos limpio sumaremos cinco. palabra corta con recorrido largo. largo y costoso. pero el único merecido y que yo aplaudo.

viernes, 13 de noviembre de 2009

quedarse

el ayuntamiento ha enviado una circular anunciando vientos de 100 kilómetros por hora en la jornada de hoy. aún no he visto grandes aires despeinando los últimos mechones de los árboles. si acaso esta mañana mi flequillo bailaba mientras mis cascos cantaban pero nada alarmante.
el caso es que han advertido del venidero peligro. quizá como anuncian los tornados en las tierras de dorothy pero a menor escala, claro. que retiremos los tiestos de las balcones, recojamos toldos y posibles objetos bala, que cerremos bien puertas y ventanas, que evitemos pasar por andamios y áreas en obra... y que procuremos no coger el coche en carretera. de momento todo en calma.
calma climatológica, que de la otra...

mis semanas atrás han sido estrujadas. exprimí mi materia para dar más y más. tenía una meta y ayer confirmaron mi buena marca al alcanzarla la mañana del miércoles. mereció la pena el esfuerzo. pero al mirar atrás veo la habitación destartalada. y no me refiero al cuarto donde he pasado el último mes y medio.
cuando minutas tus horas al límite y apuras tareas cumples con unos e incumples con otros. es lo que pasa. para llegar a tiempo dejaba a alguien con la frase por terminar. mis almuerzos galopaban para arañar siestas minúsculas donde engañaba a mis agujetas neuronales. los atendidos hasta entonces pasaron a ser cuidadores cuando arrastraba mis cascos tras tanto trote. y los paseos de mi pequeña pompa se achicaron en tiempo. excepto aquella noche... entonces la perra y lo oscuro del cielo hicieron de colchón y abrigo a mi agotado lamento.
a los desatendidos, olvidados en desorden, pido disculpas. soy apta gracias también a vuestros esfuerzos. gracias. mi mucho abarcar os ha apretado y lo siento.

dicen que este fin de semana atronará de nuevo el cielo. que vendrá después de los vientos. pero el cielo ni moja ni sopla. nada por el momento. temo esta quietud contra el pronóstico. es como el silencio previo a la tragedia. el vacío antes de que estalle la guerra. la nada del qué vendrá.

cuando yo era niña y vi por primera vez aquel póster me hizo daño. no alcanzaba mi mente aún aprendiz a asumir lo que figuraba en la imagen. yo veía una coliflor gigante. un árbol blanquecino pero maligno. no sabía bien la razón de su lado oscuro. pero su energía destructiva me dio de lleno. desde entonces, cada vez que pienso en la bomba atómica me resitúo en aquella clase mirando el cartel desde la puerta de la derecha. y todo se me estremece. vuelvo a tener siete.
nadie nos lo ha dicho. nos han informado de mil y un modos pero no han acertado al calificar el mal que nos rodea como lo expansivo de aquel veneno destructivo que yo retuve entre lo arbóreo y lo más dañino. estamos en plena nube de la más fea bomba. y está invadiendo el globo terráqueo al completo. no quedará aire ya sin su hedor infecto. y no lo cuentan. pero así es.

si un niño de cinco años pregunta por su anciano perro y le cuentan que se fue a descansar y a disfrutar al cielo con el abuelo, lo que sigue es que los ojos del pequeño busquen lo azul entre las nubes por ver si encuentra algo divertido que le haya hecho escapar a su amigo. entenderíamos todos que el niño no quedara del todo conforme y que incluso siguiera preguntando si volverán alguna vez o si se les puede ir a ver algún día. pero algo ocurre en este aire bélico.
ya lo dije. todos inmersos. no hay quien nos libre.

en mädchen_blogt vi a una de la resistencia. la donovan de uve. cómo se puede seguir en la playa en tales circunstancias? debieron anunciar tormenta o quizá no, les pilló sin aviso. los que cubrían la arena corrieron a cubierto. los del baño recogieron todo sin secarse porque comenzaba a mojarles lo que caía de arriba. y las gotas fueron apelmazando cada vez más donde antes paseaban los pies descalzos. sólo una pareja se mantuvo quieta. ellos sabían la que venía. llevaban paraguas junto a la protección treinta. el cielo se enturbió. encapotaron su día. y ellos no se movieron. llovía y ella sosteniendo su libro leía y seguía. que se acabe el mundo _debió pensar su pareja_ que yo esto no lo interrumpo. y capturó el instante.

hay quien acepta cualquier oferta con tal de escapar. para qué nos vamos a engañar. pero los hay menos fáciles a la hora de embaucar. tanto si es para ir como si es para restar los hay inconformistas. son luchadores que buscan más. o aquí o allá. pero no quieren lo que les dan.
ante las promesas de un futuro en paz con sus familiares más queridos ya idos ella dijo nones. ve tú si así lo quieres _vino a decir_ que yo me quedo aquí. es lo que todos diríamos si nos invitaran a abandonar una algodonada vida con tintes de cuento. sobre todo sin atisbar lo tan incierto.
pero el niño de cinco me descolocó con su respuesta. estábamos en que le dicen al pequeño que su amigo canino se marchó al cielo con su desaparecido abuelo. donde disfrutan y descansan _le dijeron_ porque ya estaban cansados. todo dentro de lo guionado. nada anormal. más o menos. pero entonces el niño nos rompe. sabes qué te digo mamá? _su madre apostó por un no tengo prisa, un ya les veré, un aún nos falta mucho, o un me marcho a jugar_ que yo también estoy cansado de este mundo y me quiero marchar a descansar y disfrutar.

...
...
...

cayó.

...
...
...

esa es la bomba que no entendía yo en mi corta edad. esa es la coliflor podrida que a todos salpica ahora. la crisis empática que nos distancia de unos y todo. el derrumbe ergonómico que nos mina y desmonta poco a poco. los síntomas del comienzo son el desconcierto, la ansiedad, el estrés. viene el parón. la búsqueda de no sabes bien qué. la brújula sin punta. la desazón. engorda el aire. acortamos la respiración multiplicando las pulsaciones. se alargan los rostros. afilamos las uñas. enseñamos los dientes. los colmillos más bien. y nos arrastramos como serpientes.

no conozco a nadie que pueda encajar en la foto de arriba. desconozco ahora mismo quién pueda mostrar un mínimo interés por seguir metido en esto. todos queremos salir, correr, huir en un mujeres, niños, ancianos, hombres y todos _sin excepción_ primero. sí, perros y demás animales también. estamos en intento absurdo de hacernos polizones en el bote que sortee esta marea negra con remolinos succionadores.
no se me ocurre quién escoja leer esta novela estúpida. no veo _por más que busque_ quién devore las páginas de la era que nos toca. porque lo que sí percibo son los libros olvidados, sin ojos lectores, sin manos acariciando. percibo la desgana. no hago más que pasearme entre abandonos y pospuestos proyectos. ya lo haré cuando pueda. cuando haya dinero. cuando pare. cuando tenga tiempo. cuando encuentre un ratito. cuando descanse. cuando se callen.

el bando municipal alarmaba esta mañana con la velocidad del viento. no salgan si no es necesario. quédense en casa con todo bien sellado. pongan cuidado.
y así la playa. vacía. sin paseantes de abrigo y botas en mano. así la arena a la espera de quien apueste por ella. porque ya no lo hace nadie. no nos fiamos.
ni del viento del ayuntamiento ni de la química mortal lanzada al aire. y en estas condiciones no hay inconsciente valiente que resista y lea con las piernas desnudas y una guarida impermeable más pequeña que su cuerpo hecho bola.
con la que está cayendo _aunque no sople ni el viento_ como para quedarse!

sábado, 7 de noviembre de 2009

valor

lo digo siempre. es lo que llevo presente en la frente. las cosas tienen el valor que se les dé. así es.

una medianera en jamillan_punto_com me retuvo como la luz amarilla en posición de la roja de la imagen nos haría detenernos. precaución. al volante y en cada paso. ponga ojo el peatón y el conductor.

aquel edificio guardaba un secreto que no a todos mostraba. por un costado se percibía. quien alcanzara la posición justa. a los ojos de quien observara y buscara más que la primera impresión. más que la fachada.

cuando se dice que una amistad es un tesoro empiezan a girar la varilla del algodón de azúcar rosa y se pringa todo de un cursi dulzor. pero tan pegajoso como cierto. cuando se da con alguien que ocupa parte de tu interior es como una saca de monedas y joyas con piedras amontonadas en un cofre a la espera de ser descubierta.

soy de las que busco y remiro. de las que alcanzo a ver donde las pupilas no aciertan. olisqueo pistas y mi olfato destapa lo oculto. y así me hago con acuñadas piezas que nunca hallaría de no insistir en el inconformismo de quedarse con lo que nos muestran.
aquella fachada no era ciega. aquel perfil me habló y descubrí el corazón. privado, coqueto, sensible. hogareño. con plantas. apacible. sin perfecciones. con taras. como todos. y me convenció.

cuando el amigo se va o lo marchan es cuando hacen algo más que atracarnos. lo que nos quitan de dentro es mucho más que el baúl con el oro más reluciente, mucho más que el desenterrado botín de la palmera y el aspa con pasos en el mapa. si la amistad deja de estar resplandeciendo en nuestro adentro es cuando lo entendemos. la ausencia encañona al dolor de lo que hubo. y queda el agujero perforando sin piedad.

para ser el pequeño más valido hace falta ser valiente. convencerse de quien eres. comprar macetas y rodearte de flores. limpiar tus ventanales y encalar los marcos de los vanos. alumbrar la entrada con la bombilla más cálida. remarcar y enmarcarte con tus límites convencidos. no avergonzarte. y disfrutar de lo que eres. y así, una vez hecho esto, hacerte accesible con las escaleras que te conecten a quien quieras que suba hasta tu puerta. y cuando llamen, si te merecen, les digas que para ellos la dejaste abierta.
para ser el david del goliat más fiero lo primero es saberse bello. mirarse dentro sin miedo. ver las fisuras, los desconchones, lo oxidado y lo viciado de años. estudiar cada esquinita con detenimiento. todo al detalle. las estrecheces, los techos bajos, los escondites, el rincón sombrío y la tarima que suena. y con todo lo destartalado ensalzar lo bueno y compensarlo. lo doméstico ganando al artificio. lo natural a la impostura. cuestión de posiciones y asunción. más amor y menos caprichos de infantil adulto. la yema sin la cáscara. sin ni siquiera clara. la castaña sin caparazón y mucho menos púas.

dicen que la parcela vallada quiso tras años ser ocupada. el de las tres chimeneas quería más y encargó ampliar su edificio prolongándose a un lado.
se dice que llegó a haber planos. trazaron dónde iría lo nuevo. otro salón, más dormitorios, un baño grande, la biblioteca y una estancia de juegos. cuentan que si era innecesario, que si era fruto del derroche. que el rico siempre quiere más por no saberse satisfecho ni torcido ni derecho.
y la escala con su paseo de colorados tiestos no dijo nada. calló la puerta y no habló la ventana. dicen que el azul siguió en su calma y que en aquella casita del centro no se escuchó ni a un alma. nadie respiró en contra de la reforma que amenazaba.
de nuevo lo impuesto en balanza con lo más sincero. lo nadado en corriente frente a el cruzar de lado a lado.

cuando he vivido el arranque de lo querido he saboreado la hiel más densa.

cuentan que cuando la bulldozer activó su arranque temblaron todas las hojas. se cuenta que al desplegar el ejército de obreros estremecieron los tableros. pero nadie habló. el chico no pudo decir nada. enmudeció el temor de decir quién era ante la fuerza de lo dado por hecho.
lo que ocurrió entre el comienzo del derrumbe para levantar la invasión del que amasa y el grito del corazón valiente varía entre las mil voces. pero lo que se sabe _a buen seguro_ es que cuando quisieron acercarse a los peldaños lo que habitaba dentro dijo que no.
sin saber de dónde sacó la vida convencida que le latía y no conocía por no escucharla.
se puso en jarras. escudó su escalera, sus vidrios, la luz de acceso y su jardín dosificado y no cedió.
cuentan que la máquina dejó su rugido y los planos se mojaron. se dice que la mirada de aquel azul verde agua fue tan clara que no hubo lugar para más estancias, ni mármoles ni sala de billar.
lo real tan convencido por fin habló y abanderó lo que era en su privado. oculto hasta entonces dentro del grande. agazapado tras la fachada más conocida y reservándose a quien se asomara con ganas de querer ver. lo que era, aquella casita chica y en frasco pequeño, asumió quién realmente llevaba dentro y se dio su justo precio. ni más ni menos. y con ello ganó.

a quien entra dentro se le llama amigo. quien sale y deja cuevas es que lo fue y quizá ya no lo es. nunca se sabe.
quién deja que llegue la maquinaria y eche su tesoro por tierra es que no se merece. porque la dentada pala del destructor que aterra a todos es por lo que hace falta muchos arrestos para parar su mordisco.
quien sabe el tesoro que supone no se deja comer. quien percibe todo el brillo de sus monedas se opone al glotón despiadado. ese, el que se valora, es el que finalmente vence al goliat y gana y se queda con su puerta, su azul, su paz, el riego diario, y cada huella y contrahuella de la escala.

para quedarse, amigo, hace falta.
para quedarse sin el amigo y seguir, también, hace falta.
valor y al toro.
dolor.
contra el horror. valor!

martes, 3 de noviembre de 2009

trenes

no todo el mundo logra ver todos los besos que se dan en las estaciones de tren. el andén es uno de los lugares donde más ósculos y abrazos se reparten. son las despedidas y los llegares. el romanticismo _de pareja o no_ asido a las maletas. colgado de la gabardina. prendido del mechón de ella. el adiós levantando hacia atrás la pierna en tacones cual película de los cuarenta. la bienvenida volada en giro de los labios en metralla.
el beso que me han enviado hoy en fotografía habrá pasado sin pena ni gloria para la mayoría. dos coches _así les llaman en el argot ferroviario_ rozando sus bocas en el amor más maquinario.

bangkok-chiang mai era lo trazado en el mapa. tras asentarse por meses en dispares puntos y danzar los días entiendo que escapan ahora de las normas y academias para despeinar sus rutinarias disciplinas.
me llega un mail. ella teclea desde su iphone. la dibujo sosteniendo el pedacito de tecnología en pleno centro de un lienzo que ella describe de manera increíble. cortinas verde militar, ventiladores de la segunda guerra mundial, una señora y su perro, un colchón sobre los asientos dando el pego... y mastico la espesura del aire, alcanzo a percibir la humedad destintada. es un collage de retales de revistas lo que me llega en sus palabras. gente esperando, desesperando, durmiendo, bebiendo, comiendo en el suelo... así lo describe. y luego su mano tras su primera sonrisa en luna acunada. su mano menuda que agita el día extranjero para estrechar lazos con lo nuevo. y al rato la otra mano que se suma y también sacude hacia los chicos que le miran y adopta en ese instante. está feliz y lo comparte.

el tiempo de una jornada laboral lo reservó para una tarea importante. debía viajar para abrazar y así acercarse. uno de ida y vuelta para encontrar pequeñas respuestas. la cafetería del tren con un café humeante dando sabor al paisaje cada vez más castellano. una luz extraña que frunce el ceño al que asoma la mirada esperando algo. el tiempo que pasa y la conexión a su mundo entre las manos. de nuevo un iphone. de nuevo en un tren. y el que lo describe pincela apenas su recorrido. es menos lo dicho que lo añadido. un abrazo que se cuela como regalo para su privado. el paisaje cepillando la ventanilla y lo incómodo de cada uno golpeando el silencio de viajar a solas.

la del paisaje empapado en novedad lejana envía un segundo mail. a escasas horas del primero. dice que sus cuerpos se quejan. que la visita al baño es todo un riesgo. y que a intervalos entra en sueño. de nuevo me lleva con ellos. cada vez que se despierta su chico le besa. le dice algo que apenas diferencia de lo que morfeo recrea. y mezcla vigilia con las zetas. en el mismo solapado que el paisaje donde se colaron. en un indefinido. en una intensidad por partes. sumada, agregada, nacida por naturaleza espontánea o derruida sin repararse. anécdotas que su amado reportero le ofrece como enlace con el viaje. y nos lo descubre. lo confiesa. su cansancio y fascinación entre tanta belleza.

hacia la planta quince en ascensor. lo sitúo aún dentro del viaje, como si no hubiera salido del tren, como si su vagón le enmarcase el día completo. subiendo a su destino retrocede en años. décadas de olores que escalan pisos y sensaciones. una cocina. los perros. la ropa recién tendida. la escalera mojada tras barrida. el café. patatas fritas. la colonia a granel. el tabaco en pipa. el óxido de las bicis. las persianas de madera. una cerilla. el frío. las suelas de esparto o las bolsas del súper. el aire encerrado en la cabina que le eleva esculpiendo del tronco de su memoria tanto archivado sin desempolvar ni usarlo.
con una frase lo sentencia. y mis ganas de viaje y escape desarrollan la película que _para mi juego y este post_ invento. viviendo el cuento.

sin moverme de mi sitio me han llevado de viaje. dos destinos. con y sin acompañante. a culturas desconocidas por mi o a las de la vuelta de la esquina. en tren batidora o en sillón amplio.
ambos iphone, los dos, cargados de lo más generoso han acercado a sus dueños a mi pantalla y me han hecho escapar con ellos.

no todos los días se captura y aprecia el beso entre dos estacionados trenes.
posados labios en lo más amoroso de tanto que han vivido. acércate más... se han dicho.

él vuelve y le despierta. marina, mira!
no todos los días se ve la selva, o la jungla, o qué sabe ella... pero es lo más verde que ha visto jamás.

y yo lo he visto. el beso y el verde espeso.