sábado, 9 de mayo de 2009

bombachas

la generosidad es un gen, forma parte de la cadena que nos define, un cromosoma, lo que divide al mundo en dos. los que dan y los que no.

subía unas escaleras calientes por toda una mañana de agosto. le vi sumar peldaños y desnudar sus trapos. estaba radiante. era su hábitat.
las horas que compartimos exprimimos los deseos para cuando viejos. uno de los chicos puso sobre el mantel del jardín que aspiraba a mantener a ella como amiga para los restos. a la misma que lucía la dicha encuerada porque no pedía nada. a la misma que todo lo daba. a esa misma que se descubrió cual bombacha.

la mentira y el egoísmo vienen a ser lo mismo. el que miente _de las hondas_ lo hace por no dolerse. quien engaña acapara. no regala.
de ahí la gente separada por los que dan y los que no. unos para todos y los otros para ellos solos.

cuñas de queso con mermelada. chocolate con naranja. leche en vaquita cerámica. la luz brillante y el césped.
luego estaban las palabras y apareció su aspiración como máxima. tuviera o no de todo _que podía ser el caso_ deseaba acabar sus días liberada de cada cosa, sin nada. lo pensó un segundo y añadió que quizá se reservaba _por si acaso_ una braga.

da lo que le nace y lo que logra. regala y premia plenamente satisfecha. y no mide lo que ofrece y entrega. no anota lo que presta porque decide que ya no es suyo. no lleva la cuenta porque vive haciendo lo propio del resto. ahora una charla y un fin de semana. un reparador circuito de agua y una luz que quema. después unas prendas, una planta, unas trufas y la mejor sonrisa. luego su tiempo con lo que necesita a un lado. un té de jazmín para el más cálido abrazo. y la pregunta o el mensaje en el momento exacto. así. sin un pero. buscando lograr la felicidad del otro para sentirse llena. el amor sincero.

comenzar un noviazgo en una fiesta coloca el principio en lo alto. y fue lo que sucedió en nuestro idilio. empezamos todo arriba. donde nos movía la entrega. sin expectativas. sin acuse recibo ni facturas. con papel de seda rojo. todo en bandeja. con ella saludando asomada por la baranda de la escala de piedra. con todo lo que le llena ofertado en sus manos abiertas para quedarse sin nada para ella. si acaso una braga... y es lo que hoy le hemos regalado.

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