lunes, 4 de mayo de 2009

perseguir

puede ser una zanahoria. hay burros que lo hacen. y hay humanos que lo son. _burros. no zanahorias_

en mi casa desde que existe el atletismo televisado ha sido seguido con atención devota. las olimpiadas. la gimnasia. la natación. el atletismo.
mis padres y antes ya la tía de mi madre _tía de sobrinos y llegados_ sentaban su concentración frente a la pantalla porque llegaban las carreras.
y con mis entonces ojos ignorantes de niña chica sólo alcanzaba a comprender las sprintadas, las cortas, como las que hacíamos en el recreo. las de salida y llegada en nada. las que no daban permiso a pestañeo. me costaba sacar sabor a las de fondo de vueltas y más vueltas. las de los flacuchos que seguían en pista pasados los minutos y mil parpadeos. de eso no había en el patio de juegos.

la casa que compartimos mi pompa preciosa y yo está a un paseo generoso de donde viven mis padres. los trayectos de ida y vuelta se le hacen siempre cuesta arriba a pesar de saber ambas que si subes luego bajas y si caminas cuesta abajo luego toca la escalada. pero para la perra siempre es camino en pendiente hacia la cima y me lo dice deteniendo su marcha. ahora sí. ahora no. vamos pompa... y es cuando recurro a los cebos. vamos a buscar perritos. a ver dónde están. quieres ir a casa? mira quién está... cada parón frases caramelo en el anzuelo.

todos perseguimos. al chico guapo del barrio o las entradas de palco. al autobús que nos lleva a la hora. un mejor puesto de trabajo. la información reveladora. la ola más grande. el pan recién hecho. unas caderas en movimiento. una promesa. un espejismo. un sueño.

esta tarde subíamos _esta vez sí_ el recorrido hacia nuestra casa cuando pompa protestaba. y con el alcance de una pareja de señoras trajeadas camino de misa he comprendido todo. he visto claro que lo de la perra no era cansancio sino tedio. no eran patas sin fuelle sino desmotivación. he entendido esto y también el misterio que para mí encerraba una figura de las carreras de fondo que mis padres recorrían atentos. he conocido una de las liebres de los corredores.
las señoras con paso trotero apurando las campanas taconeaban un ritmo que ha debido activar las ganas de la perra. el bamboleo de las traseras de pompa se ha despertado siguiendo a las feligresas de hamelin.
así que tirada por la motivación estrenada me he dejado llevar por la corriente del nuevo río cauce arriba. la cabeza del can pegada a los pasos de las flautistas y yo tras las tres también trotando. hasta cuándo durará este tirón? cuándo abandonará la liebre la pista? esa ha sido mi pregunta.

las promesas a largo plazo no son tan efectivas como el encantamiento de la flauta. los pies en el suelo pierden la comba cuando nos perdemos en sueños demasiado lejanos pero siguen en tierra cuando el cebo cuelga delante del morro del asno.
que le cuente que llegamos a casa no es tan efectivo como el repicar atractivo de los tacones de las damas ataviadas de domingo. al menos no para mi perra.
que tras tantísimas vueltas arrastrando esqueletos sobre deportivas llegue la meta y quizá la mejora de marca no tienta como el que echa el resto al comienzo y por los demás tira. es lo que ocurre con los atletas.
hace no mucho _un par de años_ dejé de fijarme en la linea de llegada y el banderín damero en blanco y negro. promesas lejanas que ahora evito porque a veces no llegan _o no llego_ y pasan a ser trampa.
sin embargo acepto y busco el tirón diario. persigo lo que me cebe las ganas para matar el bostezo, el desinterés. como el taconeo de hoy para pompa.
porque _como el trabajo de ir klee de la imagen_ los anzuelos pueden ser liebres ayuda o príncipes que serán rana, mi pequeña y yo tenemos _parece_ escogido qué perseguir.

2 comentarios:

Julia dijo...

Querida Larraizt.
Aunque sin dar señales de vida sigo por aquí, leyendo, pensando a través de tus pompas pero, ya ves hoy, de nuevo me decido a acariciar de nuevo las teclas...
Tu escrito me ha hecho recordar muchas mañanas en las que, cuando abres los ojos no encuentras a tu alrededor nada que te de ese “tirón” que te haga dar un brinco y levantarte con la ilusión de “un algo” diferente, especial y te das la vuelta, y te enroscas entre las sábanas y te dices: Lo siento, hoy no puedo.
Creo que eso ha sido lo que me ha estado ocurriendo durante un tiempo.
No es que hoy el “tirón” haya sido extraordinario pero, al menos, ha sido lo suficientemente fuerte como para sentarme aquí y responder.
Siempre te leo. Un beso.

Julia.

larraitz con pompa dijo...

querida julia, me encantaría que las pompas flotaran por tu cama cada mañana tirándo de tus sábanas.
ojalá te ayudaran siempre q te hiciera falta!
me alegro mucho de haberte "despertado" hoy del letargo donde muchas veces nos refugiamos.
GRACIAS por leernos siempre. gran regalo.
nuestros besos