miércoles, 24 de marzo de 2010

piedra

tomárselo todo en serio no es el camino. hacer de la vida un juego puede volcar el tablero. y es que tanto una actitud como la otra tienen su riesgo. quizá poner sal y azúcar en mezcla sea el secreto.
aconsejáronle probar con hacerse agua para fluir, o tal vez lo variable del fuego o lo etéreo del aire. pero no le dejaron muchas opciones tras el reparto. barajaron las cartas y entendió que debía ser lo más pétreo que había rozado nunca su entereza. quisiera o no le tocaba ser roca.

desde su cama pudo verle varias veces. era un ave zancuda que tan pronto se hacía brillo como bruma. la duda de su realidad amenazaba cuando tiraba de la estampa pero al verla de nuevo su descrédito se esfumaba. veía las plumas y su pata izquierda _esperando ser mimada_ paseando a una distancia que le resultaba vecina. alguna madrugada supo que dormía. su cuerpo en leves sacudidas le regaló unos espasmos en los que quiso entender que alguien había. fuera ave o fantasía.
en el espacio entre ellos tejieron un amplio y sonriente cielo. el animal batió las alas y atrajo lo que no se permitía entrar ya en casa. su vista de pájaro espantó los miedos y sus generosos pasos hicieron elevar la confianza como una docena de claras a punto de nieve.

reunido el comité de empresa van colocando a las manzanas en el paredón. y mientras estiran la agonía a una de las frutas la carne se le oxida. quizá no debí pelarme _pensó_ empiezo a notar que pierdo color.
una caída hace olvidar el traspiés igual que la muerte opaca al susto. el mal mayor se traga al pez chico y así nos conosolamos mientras nos llagamos hasta la espina.

no concebía las jaulas mutiladoras de alas.
en su alféizar dispuso algunas semillas y su voladora compañía se desayunó alguna mañana. algo de real habría cuando las pepitas redujeron en cantidad. hasta creyó adivinar la imperceptible sonrisa del pico.
tricotó para sus grisadas patas unas rayas que animaran al salto. y con un carboncillo fino trazó sobre el pecho del plumado la víscera palpitante que sabía que tenía dentro para celebrar el motor. los dos colores pintaron el cielo y el corazón bombeó como la fuerza que voceaba desde dentro para su alzada y para el resto.

la fragilidad de una pompa se advierte cuando vuela diferente y amenaza con no ser más redonda. su transparencia cojea y los pasos flaquean. las formas se desdibujan y salta la alarma. la novedad desconocida asusta. revelado el secreto se aconseja terapia y flotar sobre lo acuoso. tocados en el eje que es sustento ya no habrá más saltos. la tocada dejará de ser bicho. no jugará como antes la más blanca. no habrá saltamontes. sólo tortuga.

sintió que lo merecía por querer un espejismo. dejó que sus mejores deseos vistieran los días del ave. apareciera o no. lo viera el resto o perteneciera tan sólo a su imaginación. y así le fue la feria. agradeció cada esquina de su anatomía. la recorrió. se comió la vida. y entonces le cortaron la digestión. tal vez de no haber dado bocado...

cabe llorar por la esfera estallada o soplar para dar forma a la nueva. el jabón sigue en la disolución y los pulmones pueden hacer las funciones. pero si la incredulidad nos ciega por las lágrimas de impotencia no habrá más voladoras, no habrá más pompas.
tomarse la vida con rigidez nos hace perder la magia de lo que se halla entre lo real y la fantasía. creer que los días son broma nos puede alejar demasiado del suelo y aumentar los daños si hay caída. hay que encontrar lo equilibrado. ni bufón ni regio.

en la oscuridad de su noche una silueta quieta. en el pecho las heridas doblaron en mil pliegues los papeles que sintió que perdía. sobre el negro el origami _de kremensi_ apareció.
al despertar comprendió la verdad de lo vivido y el revés de las reglas a última hora alteradas. la vida volvió a jugar con su caprichoso azar. hay fuerzas mayores y hay elecciones.
ante la terna de la palma tras la espalda le tendieron papel _hecho garza_ cuando ya había decidido ser piedra por supervivencia. perdía ella.
por algo rechazaba las apuestas...
piedra. papel. o tijera.

lunes, 22 de marzo de 2010

hogar

queremos vivir libres sin sentirnos abatidos. buscamos _cada uno a su manera_ encontrar nuestro sitio con nuestros andares y modos. y cuanto más aprendemos menos asimos. y según crecemos soltamos más hilo. menos cadenas y menos fronteras. pero según aclaramos las condiciones sin escrito del vuelo más comprendemos que sin los nidos pocas cosas tienen sentido.

un libro por el que paseo cuando mis ojos piden lo bello está dedicado a vernáculas casas de campo de varios países donde se extrae un denominador común. la perfección entre lo básico. lo íntimo con cuatro trastos. el habitáculo que lo cotidiano ordenado en su no arbitraria colocación. la escena pintada por el calor que hasta en la soledad llevamos.

todas y cada una de las definiciones nos llevarían a lo mismo.
entre los brazos de su hija. perdiéndose en las pupilas del amado. en el regazo de su madre. en el respirar del aire capturado en el hueco que formaba la clavícula de su chica. en la manta compartida. en la habitación donde sus pequeños soñaban. allí donde su pecho le abrigara. donde quiera que pusiera a brillar la sonrisa su hombre. allí donde tatuaron sus nombres. con su aliento. en el agradecimiento del hijo. en el café donde se citaran fuera cual fuera el barrio. en sus manos...
qué debía ser su casa. cómo llegar a encontrar su cubículo.
cuando todo estalló lo tuvo claro. no se trataba de hacer revista ni tan siquiera de aspirar al trofeo del anfitrión más prolijo. entre sus cuatro paredes _grandes o chicas_ debía vivir él y ningún otro prevalecería. cada rincón, taza, estante, foto, color o almohadón debía responder a sus latidos. no más teorías ni apuestas por lo que será aplaudido. la comodidad sin ponerla a prueba. para fluir en lo amniótico. donde cada color y silueta están por haber surgido sin cita previa y son parte y extensión de quien lo habita.

al lugar donde se hace la lumbre en cocinas, chimeneas y hornos se le llama hogar y no es casual. allí donde se hacía la luz y el fuego se acercaban los cuerpos extendiendo las manos. en torno a las llamas se hacía la espera. se vigilaba el puchero que bullía. se reforzaban los lazos de los vigías. y se hacía el centro de todo. allí se colocaba el motor de la casa. el ordenador que regía. el corazón pulsante. y en concéntricos aros lo que seguía. primero las palmas. tras ellos las sillas. muy cerca los lechos. y entre estos y lo de afuera centelleaban los sueños.

lo feo de lo más bonito empieza cuando sacan la mina. cuando entre un paso y otro pintan la línea. cuando nos limitan los movimientos. cuando delimitan lo que podemos o no debemos.
lo visten de acuerdo. un convenio por el que todo toma sitio. un cerco para evitar intrusas molestias o codazos en ajeno espacio.
la frontera entre lo de uno y los del equipo. el límite entre mi deseo y el tuyo puede perder el nuestro. las necesidades de un lado divorciadas de las del otro por no saber qué declarar en la aduana. por una ley, una parada, una distancia imaginaria.
con las lecciones y saliendo de casa es como se permeabilizan los sentidos. las paredes sobran igual que las promesas en eslabón. pero sin darnos cuenta nos encontramos un día frente al fogón con la cuchara en una mano y en la otra el ingrediente sorpresa.

corría a su ritmo y paraba cuando quería. sus poco atléticas botas volaban a la par que sus ganas. desnuda de normas se sentía saciada. lo que para ella no quería dispuso para el que quisiera detener su desatada carrera. ahora déjame que te quiera _salta para chadwick_tyler la chica_ y ahora ábreme la puerta para que salga.
él había sumado deseos y se vio rodeado de su espacio. sin meditarlo formó su casa. rincones donde comer y reposar sin tabiques ni señales en el suelo.
ella decidió pasar un día. supo que él también alzaba vuelos y compartieron subidas.
los planes no dependen de nosotros. los viajes se tuercen y acabamos donde no esperábamos.
quien vuela solo llega por escoger compañero. y manteniendo el vuelo sin cadena en la libertad de otras vías y licencias de las no fronteras no habrá de perder de vista al otro viajero con sus anhelos.
se desvió el camino y estallaron nuestras marcas. reventadas las trazadas más vale hacerse a ello, aprender el idioma y encender el fuego. ahí donde esté nuestro calor interno será el epicentro. a partir de ahí _sin paredes ni techo_ se hace el hogar más sincero.

miércoles, 17 de marzo de 2010

congelador

había perdido movilidad pero su empeño en no ser molestia seguía siendo el mismo. ninguna merma al respecto. tan sólo le fallaban las piernas y con ellas su cuerpo. pero su cabeza era la jefa y las órdenes quedaban claras en el piso de arriba. de ninguna manera bajaría a pedir nunca socorro por tardar toda una mañana en alcanzar la silla o no llegar al estante más alto del lavabo.

albóndigas en salsa roja. lasaña con carne picada y un surtido de verduras en lajas. puré de calabaza. croquetas de jamón y huevo. delicias de merluza rebozadas en casa. tarta de queso. patatas a la riojana. boquerones en vinagre de la receta de aquel viejo libro. pollo al chilindrón. y un ya semi devorado helado de limón sobre una pila de otras tres tarrinas de varios sabores.

conocía bien al vecino de abajo. él mismo fue quien le dio trabajo cuando el mozo llegó con la cara sin brújula al pueblo. las reses daban para muchas manos y dos más cabían perfectamente. aquello sucedió hace tanto que no atinaba a recordar cómo esquivaba los fardos con sus ágiles rodillas de antaño. si miraba sus raídos pantalones de pana se perdía en las acanaladuras por donde años atrás sus ojos no tenían ni tiempo -y sí tareas- para pasear.
conocía al chico -ya no tan joven- y apostaba por sus brazos si hiciera falta elevar sus huesos caídos del suelo. nunca había tenido que recurrir a su puerta pero sentía que el otrora acogido le tenía por algo similar a un padre no de sangre. si su hijo biológico no hubiera desaparecido buscando otras tierras con más canteras serían lo más parecido a dos hermanos. así lo imaginaba mientras ovillaba una miga de pan con su mano. en eso ocupaba las horas previas a la cena del tazón de leche con icebergs de pan duro flotando.

había sido primero un congelador de los antiguos. era lo que logró al llegar con un par de maletas. dos huecos con la rejilla en división en lo alto del frigorífico. pronto planeó que quedaría pequeño y cambió de nevera pasando lo más gélido abajo. cuatro cajones non frost amplios para dividir los diferentes platos a crionizar. pero con los años y la ambiciosa avaricia de la no cigarra que acumula optó por comprar un arcón gigante y se deshizo de buena parte del mobiliario para que cupiera. él no volvería a pasar más hambre.

antes de pulsar el botón que apagara su televisor en blanco y negro y despidiera con los cinco a la presentadora del telediario le asustó el teléfono. a esas horas las llamadas no son para charlas y las noticias no pueden ser buenas. sus temblorosos muslos dudaron más que nunca y el giro hacia el pasillo donde llamaba el aparato no fue seguro. la premura cegó el tacón de la cachava y resbaló contra la butaca. el cuerpo duda del hombre dibujó varias eses en la estancia y perdiendo una de las zapatillas logró a duras penas el octogenario equilibrio. con el último pitido de la llamada su brazo descolgó el auricular. al otro lado la voz de su despensa y botiquín. la señora del coche rojo que desde que él enviudó velaba por sus tareas domésticas. dejaría de acudir. habló el dolor. su hija y nietos la esperaban en la gran ciudad y abandonaría su rutina en las próximas mañanas. el cordón entelado que unía su oído con las palabras de su generosa ayuda sufrió los arañazos del pulgar de un hombre de avanzada edad al que le cortaban los pies y las manos. al colgar el teléfono el miedo ocupó la casa. la presentadora seguía en pantalla pero el silencio aterrador de la mente del anciano imperaba sobre el solape de noticias.

los viernes a mediodía tocaba recoger la mercancía. hizo el repaso. estaban los puerros, las cebollas y los cachelos. las lentejas y alubias pintas. el pavo troceado y el verdel. la canela en rama, los kilos de arroz y la malla de naranjas con los limones separados. la mantequilla y la mermelada de melocotón. la miel y el té rojo. los litros de casera y el tinto que acostumbraba. y luego el resto para fuera de la cocina... el detergente en polvo y los rollos de papel higiénico. parecía no faltar nada. el encargado de la pequeña tienda no solía distraer lo apuntado en el listado que le dejaban el jueves tarde antes de echar el cierre. al día siguiente pasarían a por ello y saldarían cuentas. era lo acostumbrado.

casi dos semanas sin que el coche de la señora aparcara en la entrada del caserón. y eso pesaba en el primero sin que el de abajo sospechara nada aun sin tener que esquivar el vehículo al descargar sus recados. los paseos por el piso aumentaron los primeros días como si el anciano fuera un perro recién abandonado buscando a su dueño. pero el cansancio y la frustración del perdido sellaron su trasero a la banqueta del obrador. y allí, frente al televisor no atendido, le fue creciendo la barba mientras menguaban sus kilos de físico y despensa. estaba por ventilar los últimos preparados de la que le surtió antes de su marcha. el hambre no se escuchaba por el bramido de los miedos. el cuerpo se le hizo más sonajero y dubitativo. hasta las sencillas ideas de abuelo bailaban dejándose entrever en sus inquietas pupilas. a las dos de la tarde era para él ya de noche. la lesión del tobillo por la carrera hacia el teléfono no mejoraba por no ser aliviada con la pomada. él no alcanzaba. la tos decidió alquilar su pecho. y la soledad invadió hasta el último rincón de su salita.

aún no había saltado la alarma del crono avisando que debía apagar el horno cuando la humareda comenzó a formar a su alrededor un londres nebuloso. corrió a abrir la ventana y se detuvo a respirar aire puro. un metro escaso más abajo un coche aparcado vomitaba bolsas de comida preparada. se detuvo intrigado por la inusual escena de la familiar señora cargando con tanto. al cerrar el maletero cruzaron sus miradas y ella se lanzó al abismo. no tengo tiempo _respondió el demandado_ mucho me temo que no podré darle lo que ni para mí tengo. y la guillotina de aquella ventana cortó la escueta conversación dejando a la de los paquetes con la petición de atención _algo de tiempo y alimento_ para el abuelo desatendida.

acariciaba su mentón apurado la mañana anterior por la que le visitara antes a diario. apareció sin aviso y rodeada de comida que había cocinado con intención de rellenar sus almuerzos y cenas de los próximos días. el gesto de ella al despedirse seguía apareciendo en su retina. esa tristeza y ceño fruncido cuando él advirtió que el mozo de abajo se haría cargo de él en caso de requerir ayuda. no le encajaba.

añadía leche al engrudo sin dejar de girar la cuchara. escuchó un leve ruido. pero no. el fuego consumía el líquido y la mezcla aumentaba. no debían quedar grumos. de nuevo el mismo sonido. esta vez más claro. al otro lado de la puerta de entrada unos nudillos golpeaban sin mucha decisión.

con sus lentes quitadas y las lágrimas del descrédito repitió en su casa todas las frases del que creyó casi hijo y ahora sólo veía como lo ve mr_flibble. me hago cargo de que sus piernas le fallan y no cuenta con la asistencia de antes _sostenía la puerta sin invitarle a pasar_ imagino que le costará ir al ultramarinos y cargar con la compra _tres veces miró en ese tiempo a la cocina en un agitado movimiento agobiado_ pero cuenta con tiempo para prepararse comidas _movió la hoja de madera anunciando el cierre_ yo no puedo ayudarle _esquivó la mirada_ y bien que me gustaría _de nuevo la cabeza a lo que atendía a su izquierda_ pero no cuento con minutos al día ni con dinero para traer para mí apenas comida.

debía enfriar la bechamel que a punto estuvo de arruinarse con la inoportuna visita. reposó el plato en el alféizar con la ventana abierta.
justo encima un anciano cazó el aroma del preparado que escaló hasta su olfato. olía a hielo. a destierro. a ingratitud. a olvido. a egoísmo.
congelador.

martes, 16 de marzo de 2010

silencios

ni analizar tanto ni sumar hasta hacer dunas. el consejo se lo tendieron de madrugada hace ya tiempo y lo prendió a su pecho para seguir escalando y no perder la cima desde la que rozaría más lo limpio que llevamos dentro.

algo que pueda alterar las capacidades sensitivas y motoras del individuo sin más razón que la de su propia obsesión no debe ser admitido. pero quien más y quien menos anda neurótico perdido en algún recorrido. alguna vez en la vida todos lo hemos sido.

recordando el bolo seco que mareaba en su boca cuando aún le troceaban la carne hizo por manejar la maraña que entre los dedos de pies y manos había ido enredando por pensar demasiado. el mundo se me hace bola _me dijo_ y no sé bien cómo pararlo...

los fotogramas que conforman un filme son acoplados a tal velocidad que ni notamos los brevísimos cortes y saltos. un parpadeo ocupa tan breve espacio del segundero que apenas perdemos información de lo expuesto. menos de 400 milisegundos no pueden llevarse mucho... o tal vez sí. quizá lo que vemos luego no sean más que apariencias y estemos formando una preconcebida historia sin incluir una fundamental parte silenciada al caer los párpados. es más, los músculos orbiculares encargados de ese cierre preparan a los ojos para apuntar hacia otro destino. y ahí _tal vez_ se extravía parte de información que conformaría verazmente el todo.

cruzaron a través de las provincias una extendida terapia psicoanalista. en un sentido y en otro. la autovía iba cargada aquel día de sugerencias y peticiones de socorro. el diván se hacía sillón médico para volver a ser el enfermo. y las obsesivas cuestiones se hicieron ruedas para alcanzar los kilómetros de separación entre sus mesas.

algo sucede. se nota algo extraño. el ambiente es otro. el aire ha cambiado sin haber siquiera perdido el hilo. o eso creemos.
sonreía y ahora calla. se alargaba en los textos que calaban y sus palabras son ahora parcas. la brisa se ha hecho tormenta sin crujido. el cielo tornó plomizo en un abrir y cerrar. y se encuentra haciendo memoria para recordar que acaba de parpadear y tal vez ahí radique el motivo del cambio de la faz que enfrente no reconoce como igual.

el amor amansa. el querer desanuda. los corazones trabajan por dar luz. las nanas colorean los rincones oscuros. la caricia seda. los oídos abrigan. las manos tendidas elevan. y percibir esa fortuna eriza.
en algún punto del trayecto dieron con la mina que enterró previamente una de las voces en bucle. desactivada su letalidad comenzó a soplar el aire acondicionado.
el temor humeó lo infundado. las peores predicciones no acertaron con los nubarrones descargando. y el ejercicio de los cebados pulmones comenzó a ordenar las neuróticas sinrazones.

las páginas no abiertas entre la mitad zurda y la diestra del rostro existen aunque no se lean. en patusibu nos muestran dos momentos, dos muecas, dos instantes en gesto conformando un individuo completo. sin fijar la atención demasiado podrían pasar por casados. pero los límites no se encuentran donde han de besarse. las arrugas van dispares. el color de la piel y la tensión del rictus varía de un lado al otro. y las dos mitades no dejan de serlo por mucho intento de parecer un continuo. y es en el centro _con las páginas que siegan sin ser expuestas_ donde la explicación se guarda. algo que podría detallarse con razón o en disparate. motivos justificados o en un absurdo acumulado son lo que llevan el gesto del lado conocido hasta el extraño. porque algo sucede _qué duda cabe_ entre un instante y el siguiente con los parpadeos cortando metraje al filme que visionamos. y aunque hagamos por no investigar y no alumbremos con el cegador foco cercándolo al tercer grado sabemos que existe la cizalla que algo guarda y tanto calla sirviendo _como si nada ocurriera_ acantilados mutismos.

aire para las branquias. agua para el desierto. sombra para la siesta. y almohada para el tormento.
sucedió. no preguntar es la opción. que entre pestañeo y cambio de tercio algo ocurrió. está claro. lo dicen los gestos divorciados en intento de enlace. para leerse la historia completa hace falta más que tiempo y suma de letras.
hay lecturas que no han de esperarse. son las que no detallarán por más que pase. incógnitas sin desvelarse. saltos y giros a los que no se les da motivo. y es el aire, el agua, la sombra, la almohada y el amor sin miras los que cuadran las dos mitades cosiendo las comisuras para devolvernos la cara que se echaba en falta. por más silencios daga que haya.

domingo, 14 de marzo de 2010

pareceres

viéndola no quedaban muchas opciones. o estaba ida o se le había ido el equilibrio. en su pensamiento en rulo se distrajo un minuto escuchando las no dichas voces de los que apostaban por la razón de su pose. y ninguna acertó. ni ella sabía a ciencia certera por qué se encontraba en aquella situación que mackensie_leek fotografió.

la cama mece de noche y atrapa en los madrugones. el sofá imanta con la fuerza más titánica nuestra osamenta haciéndonos creer que reposamos. el sillón, de lo mismo tres cuartos. y está la hamaca y el chinchorro y el cuerpo de alguien íntimo. horizontalidad que se ofrece para que la gravedad de los acontecimientos no nos pese demasiado por dentro.

no fue una pérdida ni de noción ni de consciencia. el resto no lo sabía pero ella sostenía para sí misma que no. aquello no había sido de un todo a otro pasando por un cero anulador. las cosas tienen su proceso y así lo sentía lo que envovía sus huesos.
descubrió un día a la niña de su hermano tirada en el suelo y le explicaron que era algo que repetía. mientras lo hacía la pequeña sonreía. y ella tendió su cuerpo junto al menudo porque entendió qué era lo que ocurría.

los edificios nos sostienen en el solado escogido. el suelo del tercero igual al del quinto. y a pesar de estar sobre rasante todos vienen a ofrecer lo mismo. una base donde afirmarse. afirmar de lo que estamos hechos y no doblarse.

tumbadas en el pasillo reposaron su físico las dos y sus gestos eran la pura dicha. sin mediar palabra ya hablaban los ojos. allí, en el retiro, a escasos centímetros de su habitual estado encontraban su freno. la batería de ambas se recargó. extendían las piernas y brazos consumiendo lo que el piso latía sin que nadie lo impidiera. era su manera de recibir el secreto que no se revela y que algunos van descubriendo.

el asfalto generado por las manos cumple similares funciones a las de la tierra del campo o la del monte más alto. igual que la arena o los tablones del puerto. donde se pisa es lo que nos conecta a la esfera _no tan redonda_ por donde nos movemos. y directo a esta superficie los pies _sin zapatos marcha mejor la cosa_ y el resto del cuerpo deseando que la energía le llegue y la naturaleza más bruta riegue.

el agotamiento más vasto. el consumo casi total de la mecha. el brillar de las miradas a intervalos. y el salto desequilibrado.
por varios frentes atacaron y el cuerpo apenas logró sostener la armadura. _si no desaparecen_ pensó_ habrá que conectarse a la vida delante de ellos.
la vieron bajo el quicio de la entrada. su palidez parecía haber crecido a pesar de nunca haberlo creído posible. no decía nada. no con los labios. sus manos hablaban. contaba su pelo para el que pudiera escuchar. quien supiera entender aquella postura sin queja alguna no lanzaría preguntas. sólo el que viera en lo tendido la carga de vida dejaría aquel cuerpo a su antojo. sin alarmas. sin brazos a la cabeza. sin reanimaciones de pacotilla. sin vasos de agua que ahogarían.
hacerse uno con la tierra y beber de lo que vibra. despegarse de lo mundano y volver a ser el animal que dejamos. y estar. y concentrarnos en recuperar. hacia arriba con lo emotivo rasgando la comisura de las pestañas. o _mejor_ boca abajo ofreciendo a las ondas más limpias el centro de lo que somos. sin reproches ni llantos. con el acunar de lo sabio. y olvidarnos de los que esbocen pareceres o digan.
de cuando en cuando la cama, el sillón y la hamaca resultan escasas y hay que abrazase más bajo. tenderse. perder lo vertical y ganar lo más vital.
hay que probarlo.

martes, 9 de marzo de 2010

nieves

considerada de culto y recetada para quien disponga de tiempo y mente abierta. ideas derribando muros. frases anotadas como apotegmas. escenas superpuestas. colores ni intuídos. palabras en mil idiomas. alas transparentadas. abrigos largos. fríos y ruinas. desesperación e intentos de equilibrio. y sobre todo ello el cielo. a sus pies berlín.

ayer el día era una cueva oscura para quien descontaba la margarita que les tendieron en el hospital. la mañana, que supo que la reina de la vida respiraba llanto, enlutó las calles de un blanco manto. no lloró el cielo porque no bastaba con eso. de arriba sacudieron el dolor más frío y castigador de todos. el que pocos días antes ella temía para los callejeros gatos. con apenas grados de calor y lo negro entre los dedos se coló en nuestra ciudad el cuajo de la más blanca nieve. y el silencio de la ausencia estrenada quedó subrayada en un acolchado marco.

la condición eterna del protagonista comenzó _hace ya tiempo_ a resultarle absurda. deseaba que le miraran. cansarse y recibir codazos. quería que le preguntaran y que le buscaran mesa libre.
visitó a su anzuelo en la tierra una noche mientras el sueño le hacía de escudo. se encontraron y lo tuvo claro. correría al otro lado para tener seguro sólo el ahora. y lo hizo sin mucho más aviso.
un café. sólo y sin azúcar. la sangre de la coronilla en su paladar y coloreando su mano hasta ahora en negro y blanco. el muro como escolar cartilla le mostró las maravillas de su nueva condición y aceleró sus pasos para llegar a ella.

las bodas de nuestras abuelas aparecen en negro en las fotos. no se estilaba el largo blanco. ni roto ni tecla. eran vestidos oscuros para el día de fiesta.
la primera hora de la mañana de ayer alguien arriba supo que un trozo de nosotros se iba y enviudó las calles con el luto más limpio y puro. la gélida estampa que recorrí bajo el paraguas congeló más mi roto en mil trozos despertar. como un lamento mudo, como las lágrimas más visibles y pesadas, como si nos hubieran bajado al asfalto el cielo nos encontramos en la blancura y helada distermia de las nubes más invernales.

el que vagaba en lo infinito hizo por bajar a la arena del circo. la que sufría el terrenal castigo de la soledad soñó con rozar el cielo más allá de su columpio. y así como al niño de la imagen de you_are_my_fave le colocaron una máquina de hacer nubes junto a la cuna a los que buscaron su felicidad alguien alimentó las oportunas maquinarias. los engranajes rotaron y se fue logrando todo. un cubo de algodonado blanco para que el bebé volara alto en sus sueños. la coraza devuelta con los días por delante contados para el enamorado. y el hombre que enlazó su mano con un combinado en la barra del club berlinés para la que aspiraba a lo serio.

con el último pétalo de la flor por caer la dama del corcel más elegante quiso esquivar el mal tiempo suplicando al cielo que no bajaran las nieves. pero el instante en que la última de la corola cayó alargó el tiempo haciéndola mecer cual pluma.
lo que sobre nosotros tendieron fue para amortiguar la caída. la de todos los que veló el que luchó en mil melés. la de los que le vimos rigurosa y puntualmente dar vida a sus canes. la de su blanca y escogida perlita. la de los suyos. y la de la suya. su dama. la de la brillante armadura con cuerpo hecho trizas y sempiterna sonrisa _a pesar de los ojos_ para todos.
ayer por la mañana una máquina hizo que los copos cayeran para tañer las calladas campanas por quien descansa de su dura última recta. y de paso contener la ira por el robo que supone a los que se quedan. el frío congela sentires. la capa cuajada amortigua el golpe. y los corazones más tristes en el blanco encontraron un homenaje a la suspirada vida.

en mi rincón _con el respeto mayúsculo_ fabrico nubes para que suba él y tú _querida amiga_ a su vera. poco más se puede hacer cuando nos rodea el dolor y nos asomamos al cielo sobre nuestro particular berlín. le doy a la manivela. con vosotros estoy.

domingo, 7 de marzo de 2010

mariposas

descubrir the_butterfly_circus es hacerte con pulmones de niño. la sonrisa divide la cara y la respiración se acelera. se da con la paz y la fe extraviada. surge la reconciliación creída perdida. y la mirada brilla y sostenemos el bote contando los días para darle salida a la transformación de lo potencial en lo que puede ser si se desea. en su momento, con tesón, tiempo y cariño se hacen mariposas las larvas.

era humana y sufrida. no era de las que tosían. ella sudaba la tinta con la que narraba sus espinosos días y noches más frías. de su futuro tan sólo el nombre esbozaba. y ella que lo intuía bien alto lo sostuvo. era la que señalaban por distinta. la olvidada en su celda. la que asumieron como bicho raro. y en su mesa vieja con el culo del vino por despedir daba el golpe en su cuartilla y decía que la gloria llegaría. entre mil escritos cuatro renglones suyos escalaron el mundo.

el corto que abre lo inmenso ganó el primer premio por saber tocar dentro.

lo oculto no deja nunca de ser parte de cada uno. lo que no vemos está aunque no lo atisbemos.
hay que conocerse mucho para ser conscientes de nuestros escondidos puntos. hay que mirarse a fondo para saberse con materia prima y minerales por dar forma.
entrar despacio. pasar con sigilo para entender el silencio y ceder la atención a lo ciego. casi sin movimiento al comienzo lo que eres va surgiendo. es más sutil que buscar con linternas y alumbrando lo extraño para que pasen y vean el fenómeno sobrehumano. la mujer barbuda o el tatuado. es ser capaz de ver sin pupilas. es comprender el tesoro que alcanzan los dedos y no la común vista. es apostar por que hay algo más que la envuelta oruga. conocer, sin haberlo vivido antes, que lo peculiar guarda lo más preciado. y esperar trabajando. sin toser. sudando.

méndez lo tenía claro. su concepción de la vida era la de exponernos a las trabas y de lo que otros considerarían error hacer virtud. cuanto mayor es el reto más grande la victoria. así sonreía méndez cubierto por su chistera y bigote. así le he fotografiado esta tarde sin conocer aún su existencia. asomaba sus labios bajo el mostacho sostenido por elásticos y el sombrero de purpurina. hasta descubrir su historia no sabía a quién tiraba la foto. pero ahora lo sé. he estado frente al director de un grupo de gente que tosía y a los que animó a sudar porque los imaginó en la felicidad. he estado sentada frente a quien nos ve por dentro y nos lee magníficos. y para recordar que podemos llegar al tercer grupo. al conjunto de personas que clasificó la fuertes como terceros _no por ello últimos_ y que a ratos _cuando lo buscamos y nos ponemos a ello_y si hay suerte_ nos sumamos.

el anuncio de la llegada del circo de la mariposa no aparecía con platillos y grandes pancartas. el filigranado vuelo de la alada recién surgida del ovillo sedoso daba al nuevo destino aviso de que un puñado de felices _para otros tullidos y tarados al destierro_ mostrarían al mundo la superación de sus retos. el insecto traía la nueva de que todo es posible. repartía resiliencia con su diminuto aleteo devolviendo los valores más amorosos a los pueblos. rubricaba en el aire previo a la llegada de los danzantes sobre zancos, entre bolas y con brillantes que todos podemos sobreponernos para continuar con nuestros proyectos.
el mío _mi proyecto_ es el de asomarme de cuando en cuando a los clasificados de tercera clase. sin minutar ni cuadrar futuros. sin apostar por lo inamovible. sin atender a ojos vetadores. sin escuchar las voces que me presentan como a la olvidada sin extremidades. en el camino rodeadas del hilo que liberará a la crisálida están las posibilidades.

descubrir el corto del circo sin animales ni bestias. encontrarme por un instante con el visionario méndez. escapar de la tos. sudar sonriente. exhalar lo costoso. superarme. y tras veinte minutos de magia pelicular aprender como sea a nadar. estoy de suerte. mis ojos hacen por verme.

viernes, 5 de marzo de 2010

salida

había pasado varias semanas fuera y casi el doble sin cruzarse con ella. coincidieron y confesaron las ganas de entrega al olvido y la ruptura de cadenas. sus contadas noches habían coincidido en el lugar común de los osados de truco. en el espacio encorchetado donde bajar los escudos y mirarse con ojos de apenas_te_conozco_así_que_juguemos_un_rato.

eran tres cosas. la tercera era la del animal que contenía. el mismo ser que reía y a ratos gruñía. el irracional que gozaba y sufría sin pretenderlo. del trío la última era la física sin cerebro. era el olvido a la descarga de lo bueno y lo roto. el baile. la tercera del grupo era la danza sin pensar en los pasos. el cuerpo en un moverse libre dejando de lado al humano.

las notas vistiendo el aire encienden o duermen. la música es capaz de eso y de más.
las exigentes mentes no se mueven con cualquier melodía. ha de llegarles la flecha a la boca del estómago para activarles el independiente motor de las piernas.
los intransigentes ni siquiera abren los tímpanos a lo que no seleccionaron previamente en su i_pod. son los que condenan lo que les mal suena. los que ensordan su sentido por no ceder a otros ritmos. no son colores... son los acordes con sus silencios y calderones. tiene bemoles.

con la ciudad dormida alguna esquina bramaba en la cima colmada de hambre y brillantina. de la barra a la tarima, dentro del corro o enfrentado a otro, con muchos pares observando o en la soledad del que disfruta... así y ahí danzaban los que comían las horas nocturnas deseando hacer la de otros su vida. al menos un poco. en una mirada cruzada. en un beso cambiado. en un sorbo prestado. poco a poco y de golpe. a bocados.

cuando tras tiempo sin verse se vieron acordaron armar otro encuentro donde desceñirse y perderse entre todos para encontrar lo interno. estaba la cintura. hablaron del tirón. el pantalón. la mano. el rubor. las cerillas. y los bomberos volviendo a casa. rieron porque casi se quemó y ella bailando.

hay un punto en el que la razón olvida donde tenía las llaves y se despista. hay un momento en el que sólo el impulso ordena. y el cuerpo se hace piel de marioneta y por dentro el terremoto comienza. lo humano se aparta para dejar paso al animalario. es la vida que pide un escape. es el dolor punzante haciendo por evadirse. es la ilusión más grande queriendo salpicarnos. es la alegría desbocada. es la pena hecha balsa. mecerse. girar. saltar. estirarse. contraerse. temblar. rotarse. vibrar. agacharse. esperar. contener el aire... y volver a danzar en un no querer _ni saber_ parar.
en el punto tercero de sus tres dedos vitales no hacía falta escoger canción. el animal no exigía melodía. lo que surgía de sus adentros quería danzar y salir sin freno al compás de lo que quisieran pinchar.

las llamas advirtieron de posibles heridas y aquello era salirse del tablero. la próxima vez _de darse_ no mezclarían el color de las fichas. no harían por tentar la noche. las reglas se estaban dictando tras aquellas anteriores partidas. y se convino acabar con lo que a uno de los bandos le parecía demasiada entrega a la fiera hambruna. lo que era libertad para una podría ser para otro prisión. y para qué los carceleros pudiendo bailar sin darle más vueltas.

en mitad de la pista. subida al podio. o en mitad de su habitación, fuera de la ducha o la esquina del salón. poco le importaba a ella dónde le pillaban las ganas y la fortuna de sentirse liberada.
una b_girl de estilo libre con su personal manera de hacer y danzar. la gingers sin técnica ni licencia para inventarse lo que le nacía. la flamenca del tablao en puntas. la del tutú hecho tentación a golpe de contoneos. la eléctrica callejera en calmada marea. el vaivén hecho cuerpo. la figura de here_comes_the_sun con los días escapando del esqueleto. la energía que alumbra diminutas bombillas que recorren el pecho. las flores del vestido que aletean los pétalos demandando alargar la canción. el pelo largo como extensión de los improvisados pasos. y la mano en reclamo de tanto expulsado libertando.

que suene algo. o no. como si todo calla y el silencio manda. poco le importa al animal que quiere correr libre y entregarse al baile. sea como sea, con música o sin ella, con sus escogidas o desconocidas, ella danzará y volará hasta salirse de sus límites. a la una, tras el dos y por ser la tres buscará por cualquier fisura de su piel la salida que le ponga del revés y le devuelva la vida.

martes, 2 de marzo de 2010

invisible

hay quien sueña con volar. a mí me ha sucedido alguna que otra noche que mis pasos se alargan y hacen que mi contacto con el suelo sea cada vez menor. sin llegar a volar floto. cuando vi al increíble verde agrandando sus zancadas a través de una cordillera inmensa hasta convertirlos en cuasivuelos entendí que eso era lo que me ocurría cuando me separaba del suelo en la sedación de morfeo.
menos arriesgado quizás que el vuelo a cien metros _o siete_ del terreno. mi avance semi alado es un aligerar mi paso hasta controlar sin esfuerzo la zancada en el aire. es como un flote dentro del agua. parecido al pataleo ralentizado por la fuerza del líquido y que nos empuja sin que parezca que hacemos imposibles.

hay quien sueña despierto que tiene otros poderes distintos. antes de subir al cielo para observar o sentir la libertad del absoluto movimiento danzando el viento desean no estar. eso es. porque quien aspira a ser el hombre invisible no hace más que borrarse de la realidad que se le antoja cruda y no sabe cómo afrontar.
sin fuerzas para alzar el vuelo ni valor para restar y encarar lo que les venga se viste de gabardina y vendaje en el rostro el tiempo justo para advertir que tras las gafas ya no hay cara y que lo que ahora está dejará de aguantar lo que no soporta más.
y eso con suerte!
hay hombres invisibles _hablo en genérico, se me entienda, que las mujeres también se diluyen cobardemente_ que ni siquiera lucen la prenda de lluvia y las vendas, gafas de sol y guantes antes de hacerse volátiles y perderse ante la vista de todos. son los que ni avisan, los que además de correr como los roedores del barco en ahogo ni dicen adiós con la mano ni dejan un teléfono al que dirigirse.
en las últimas semanas me he cruzado con dos. uno de los que avisan y otro de los que no. y me aburren los dos tipos. no me convence el estilo de ninguno. no me gustan los sueños de los que aspiran al mutis por el foro y un adiós a la francesa. es la cobardía envuelta en aire. el no valor presente y palpable aunque pretendan que no se vea. poco respeto para los ojos que hacen por localizar sus figuras. lo absurdo del no razonamiento. el empeño de hacer vigilia lo soñado. ficción en realidad.

imaginarse sobrenatural para el disfrute de un don que no te hace menos señor es jugar haciendo uso de la mente sin cadenas en un acto que a nadie más atañe. pero si la cualidad mágica e inhumana te hace alimaña dejas de ser jugador para hacerte menos alma y más _pusilánime_ máquina. descorazonador.

quién fue el que dijo que esto sería fácil. que me digan dónde encontrar al que aseguró al mundo que su paso sería sencillo. cómo localizar a quien lo suscriba y lo siga sosteniendo cuando el pecho te pesa y los caminos se cierran. sabe alguien del que prometió que el trayecto sería un paseo, quien pueda desmentir las voces que se alzan protestando que todo aquello era un bulo. que no hay quien se libre de contratiempos ni de platos agrios. que a todos nos toca de cuando en vez morder la arena y alzar la frente. que para llegar a un sitio hay que gastar sudor y suela. que el hambre clama y los números aprietan. que las caras amigas se tuercen. que los ojos se cierran como las puertas. que las palabras escapan y hay interrogantes sin respuesta. que no siempre hay manos para tus palmas ni hombros para las nanas. que el sol quema y el agua puede inundarnos. que las cuestas abajo son al tiempo para subirlas. y que las fiestas acaban aunque no aparezca el que las agüe.

aún hoy, habiendo visto los ceños fruncidos de los momentos amargos hay personajes que buscan desaparecer y no enterarse de que no hubo promesa de una senda sencilla en firme y que la lucha es parte inevitable de alcanzar el disfrute.
el hombre invisible busca que la realidad no le vea. el cobarde por el que se puede ver a través corre para no escuchar los truenos de lo que parece feo o agrede. y en lugar de saltar del muro, acomodarse el pesado macuto y abrocharse el abrigo por la que pueda caer escapa.

cuando conocí al misterioso invisible del filme de la tele de mi infancia creí que lo hacía por saber sin que le vieran. pensé que lo hizo por colarse y ser espía. por estar sin que lo supieran. por poder llegar sin que le sintieran y observar _ahí su ventaja_ lo que no se le mostraría quizás.
eso entendí cuando los objetos que asía volaban por la estancia. con eso me quedé cuando se envolvía para que le creyeran.
hoy los invisibles en tecnicolor desdicen a la niña que extrajo aquello de la película. no quieren saber. tampoco buscan invitarse donde nadie les abrió la puerta. se limitan a huir. si las curvas vienen cerradas frenan en seco y se marchan dejando todo en la cuneta. adiós sin aviso _ahí os quedáis que yo me piro. y ni yo sabré dónde estaré porque al buscar mis manos para comer ni me veré_ y de eso se libra... que mirarse al espejo y dar con el rostro de la no valentía debe ser realmente un trago atragantado.

soñar es ampliar la vida y darle dimensiones con más cabida. no es limitar lo real y negar lo que no se puede borrar por mucho que recurramos al personaje del filme con gabardina y tiras de gasa en la _desvergonzada_ cara. soñar es volar. lo otro es la muerte en vida. aunque ellos crean que palpitan.