sábado, 1 de agosto de 2009

vestiditos

me anunciaron el divorcio. cansó el muñeco del ser humano que le desposó.
da igual el sexo del recortable y de quien jugaba con éste. poco importa porque el problema es la repetida escena. goteo en martirio que me contó.

quiso a su pareja _hablamos de quien sujeta el cartón_ desde que le vio en la vitrina. escogió su figura y le prometió buena vida. le sacaría de su papel. recortaría su silueta y bailarían los días dulces. el quickstep y el rock and roll. cómo me gustas...

la lámina donde encontró a su pieza presentaba distintos trajes. el de las tardes gratas. el de las nocturnas tormentas. el del desayunar mermelada. y el que le viniera al dibujo en gana.

el cuerpecito en culeros y camiseta aceptó la insistencia. entró en el mundo bandejado. y fluyó con la corriente del aire que pedía pololos o pantalones con canesú. según se terciara. y disfrutaban.

sostenía en su mano el apilado de papeles certificando el acabose. la liberación quedó firmada poco antes de que me lo contara. lo detalló a su manera. y lo entendí.

con las promesas de quien jugaba subieron al cielo. el papel del cuerpo escogido flotaba fácil. y su pareja volaba con inventadas alas.
todo encajaba. cada ropita con sus pestañas dobladas.
la silueta dibujada aceptó el desvestir para cambiar la prenda porque le compensó en su momento. pero _como ya he dicho_ cansó.

caí en malas manos _afirmó su boca_ la intención de quien jugaba pasó a ser suma de caprichos. no bailes. canta. ponte bigote. súbete la falda. detente. bailas?

se hizo el infierno. sin llamas. de puro hielo. y el cartón cosió sus líneas al hueco de donde le sacaron. manoseada, sobada, con los colores gastados. cansada.

el anunciado divorcio llegó apagando las risas. la del papel se congeló. fue por un tiempo. la otra. la sonrisa de quien jugaba quedó esfumada.
y ya no pasea asomando sus ganas por las vitrinas. se queda con ellas _las ganas_ y sin sus vestiditos. se acabó lo que se daba.

2 comentarios:

Julia dijo...

De niña siempre me gustaron las “mariquitas”, recortables, como ahora los llaman.
No me conformaba con los vestidos y complementos que traían y, una de las cosas que más que gustaba era crear mis propios vestidos y mi visión particular de ese infantil juego.
Crecí y mi “mariquita” encontró su compañero.
Ya no hacía falta dibujar vestidos ni complementos porque, ambos, cogidos de la mano caminaban por entre las cuartillas de la vida con el corazón rebosando, rebosante y, esperando de la vida una vida que no se truncara, por nada hasta pasado mucho, muchísimo tiempo.
Un desafortunado golpe de viento enredado con el posiblemente predestinado destino, arrancó la mitad de mi lámina y dejó las manos vacías, el corazón sin esperanzas y un vacío que no por creer ser una lámina, dolía menos.
Las lágrimas desdibujaron el resto de los complementos y de las ilusiones y, una mano extendida, buscaba su otra mano en el vacío de su media lámina rota.
Mi “mariquita” , recortable, como se dice ahora, se quedó ahí, inmóvil con su temblorosa manita extendida buscando en el profundo abismo que, ese destino el cual, a través de un despiadado viento creó al romper en dos su lámina dejando su alma partida en dos mitades y, sus deseos convertidos en nada.
Perdona mi retraso en responder pero, ya sabes, una no siempre puede...
Un beso y, si no te importa, voy a publicar esta respuesta como entrada en mi Blog.

Julia.

larraitz con pompa dijo...

encantada de tu regreso
sabemos que siempre estás...

y por supuesto! puedes publicar tu _bonito_ comentario en tu blog. es tu texto. tu mundo. tú.

gracias por beber una vez más y digerirlo con nosotras

bss, querida julia