domingo, 9 de agosto de 2009

escapadas

vivía en nueva york. en el barrio polaco. hablaba tres idiomas. y tenía seis años.
compartimos tres horas y la misma gripe. nos echamos sobre el mismo lecho y conciliamos breves sueños.

cuando se dice que la vida es un viaje se dice por algo. y cuando pasan los años algunas etapas del giro se recuerdan más detalladas. es un detente y sigue. es el avance hacia la suma. y siempre a pie. sin billete. sin maletas. y con decenas de viajeros que no siempre llegan a nuestra meta.

la niña enferma no quiso besarme al conocernos. la timidez la detuvo. y con una mesa _con batallón de juguete tomando posición_ de por medio fue acercando sus ojos curiosos a mi figura.
su madre esperaba a que campanaran la hora de la medicina para que pudieran volver a su casa en estas tierras. setenta minutos de bus les distanciaban de la cama de la pequeña. mucho viaje para la enfermita _en euskera, estrella_ izar.

un viaje largo un año y uno corto al siguiente. así lo alternaban el médico _que se sentó a mi lado la otra mañana camino al trabajo_ y su pareja. como la comida y luego merienda. como el novio de años y después el rollito de verano. en ambos maletas y ruedas. en los dos masticado y servilleta. con uno y otro risas y arrumacos. y con las coincidencias también diferencias.

veo lo robado por la cámara de anna_wolf y leo un encuentro con escapada. y es que hay personas con las que te cruzas y vives momentos pero no te evades. pero están las otras. las que como la neoyorquina de la cocina me llevan de viaje.
he tenido trayectos largos, de años, con tanto tiempo que hicimos descubrimientos que pasaron a ser conocidos e incluso amigos. fueron trayectos con tantas vivencias que los lugares se hicieron álbum y las frases diccionario. me embarqué convencida y viajé feliz. pero ya volví. terminaron y deshice valijas y algunos recopilados.
los viajes cortos que he vivido no me dejaron espacio para cavados. quizá atisbamos colegas pero no pasaron a amistad. los museos escasearon. no hubo mucho para el archivo fotográfico. y tampoco para anotar como citas. y como en el transporte urbano, el recorrido alcanzó la parada final anunciada en los leds rojos.

después de la siesta la niña me miró directa y me asombró con su oferta. _te apetece que te masajee los pies?_ me faltó tiempo para desatar el calzado y sus manitas me mimaron. tres minutos después le propuse el cambio. dijo anotar mi sistema. quería aprender. quería cuidar. se acercaba cada vez más. quería querer. tan bonita...

no sólo las parejas _esporádicas o formales_ me han llevado de viaje. algunos de los que encuentro en mis escapadas o estancias en casa me suben a su rulot.
la niña sigiló su acercamiento e hice como si no lo intuía creyéndola aún tímida. pero sus labios cazaron mi mejilla y me enseñaron lo que ella llamaba mordisco sin dientes. me regaló varios. luego me pidió uno. y concluyó que entre enfermas podíamos hacerlo. excusas de niña cargadas de ternura que arrancaron motor y nos llevaron de escapada.
no sólo viajo años, meses o días. también hago trayectos de instantes. minutos. y la sensación es la misma.

el resumen de cada encuentro. el souvenir traído de cada viaje es distinto. porque el paisaje varía. no son los mismos los que van en cabina. y a veces avión y otras moto. en algunos vamos andando y otras en tándem.
pero lo que siento en pleno viaje es lo que se retrata arriba. la casa que anda o el coche que se hace cabaña, la tierra de nadie más que de ambos, el no escenario. y el parón del tiempo. el bienestar. el reposar en lo blando. el relajo de puertas abiertas. y la despreocupación de que llegue la noche porque nadie nos espera. estamos de viaje. sin mapa. para el paladeo y quizá _si es mío, seguro_ para el recuerdo.

hoy domingo, que hemos saltado del sofá al césped de pompa y de vuelta a casa, he encontrado en el suelo una pieza de plástico con seis puntas. era una sonrisa y dos ojos que he recogido porque me han recordado que ayer viví un regalado encuentro. la estrella se ha venido conmigo. y en mi bolsillo llevo ahora la estampa de mi última escapada.

2 comentarios:

gato malo dijo...

hey! deja al gato que piense!
tengo migas, pero son demasiado esclarecedoras! prefiero medir mis pasos, prefiero seguir siendo gato escurridizo.

gato cree que a veces es bueno dejarse llevar por el baile de máscaras, por la musica, por el suave sonido de los pasos, por el leve abrazo, esperando que la noche sea larga intensa, emocionante e inolvidable.

ya me dirás que opinan las pompas...

en esta pompa cuentas una de mis ilusiones, el viaje en rulot. qué maravilla recorrer el mundo y parar en el lugar exacto donde quieres mirar, dormir, soñar.

larraitz con pompa dijo...

gato malo_
así sois los gatos. independientes. van y vuelven cuando quieren. cuando les parece se acercan. cuando les da se alejan.
entiendo que tus migas sean demasiado esclarecedoras para romper el hilo de la madeja que entretiene al gato entre las pompas... pero seguro que si lo piensas y meditas darás con alguna fórmula que deje rastros pequeños sin ser evidentes.
_lo de ladrando yo sobre el puente, es genial_me costó, pero cuando entré en la pista seguí hasta el final y lo vi claro_

a las pompas les gustaría alguna miga. un acuerdo _puesto por ti sobre la mesa si habértelo pedido_ es un acuerdo.
pero si no dejas pistas y nos acompañas con comentarios sobre tus pareceres o pensamientos, también flotaremos.

también nos gustan las noches largas con todo lo que relatas.
y los viajes, en mi mente, siempre en rulot. es mi sensación yendo en mula o en tgv.

gracias por aparecer
_¿quién serás...??_