viernes, 28 de agosto de 2009

tijeras

tengo de varios tipos. no temo a las tijeras como a las cuchillas y masculinos.
no tengo tantas como en the_purl_bee presentan. o sí. si hago recuento sumo varias. tal vez sí.

fue hace meses. de la noche a la noche se borró como solía. pero su regreso amenazaba cada semana. y no ocurrió. no lo hizo. no volvió como se esperaba.
pocos días atrás llamó a la puerta con su confesado corte. segó para irse de todo. desapareció del día a día de quien de su herida sabía.
hace unas horas anunció su estado. todo ha cambiado.

desde niña el empeño me diferenció entre las que cortan tela y las de papel. no se podía usar unas para lo otro. era prohibido. era el castigo y la inutilidad seguida para el filo del escogido en error _o por vagancia_ para cortar el folio.

como si una cizalladora curva hubiera despertado mi día la sonrisa no se marcha de mi rostro. mis labios en feliz cuna repiten la buena nueva del amigo salvado de su propia quema. mi satisfecho gesto me dice que aquel corte en silencio hoy compensa. que la cuchilla que dividió su antes y ahora merece la ausencia. la dicha de su estrenado estado salpica a la mía. la enciende como el dominó seriado.

unas específicas para tejido. las de la carne. las cortahilos. las de manicura y _ya que estamos _todos lo hacemos_ etiquetas. las del papel y manualidades. las mixtas con tenacilla. y las del zig_zag, para las cintas.
pues bien, de todas ellas no sé bien cuál he utilizado en mi último cortado.
no ha sido satén ni organza. no chuletón ni pechuga de pollo. ningún hilo verde ni blanco. no han sido mis uñas ni el precio de los nuevos pitillo. tampoco el cuaderno ni la nota amorosa. no el alambre para las cuentas ni el lazo de raso. nada de esto. lo que he segado de un portazo ha sido un oscuro amargor que crecía a mi lado. venía por el pasillo, mostrando su espalda y quejas azotadoras. apelmazaba el aire de su casa con los torbellinos de sus dudas y perdidos. pero lo he visto. no ha llegado a alcanzarme. y con mi sentencia legado he dado mi inesperado tijeretazo.

se trataba de cortar. morir para empezar. dividir en varios para entenderse como un puzzle. quizás. y como a tantos otros. como a los que se lo trabajan, como a los valientes que lo entienden, le ha funcionado. y es fantástico.

la puerta en charnela me aparece ahora como la fisura más tajada. a un lado mis talones salvados. que a punto estuvo de quemarlos el fuego del ciego. y al otro el dolor de quien no se lanza huyendo de su propia esperanza.
la ruptura del toma mi mano frente al prefiero mi nicho. la división de la oferta paciente de su ofertado torturado en su maldita salsa.

mi sonrisa duda entre lo vencido del corte del que ganó y lo perdido para el que no quiso salvación ninguna. se hace grande mi comisura sabiendo que el que sostuvo tijeras regala ahora vida. horizontaliza su luna mi boca pensando en el que no quiere ver las herramientas que acorten su negrura. y en el debatido sube y tumba me encuentro. como en un agridulce juego. como lo cantado de niña. yo tengo unas tijeras que se abren y se cierran_yo toco el cielo_yo toco la tierra_yo me arrodillo_y me salgo afuera...

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