lunes, 4 de febrero de 2008

tipos

me gustan los objetos fuera de contexto. me gustan las piezas pequeñas. me gustan las palabras sueltas. y me gustan las letras.
tengo fichado en una página de internet un conjunto de tipos de madera a la venta. retiradas de una imprenta 200 mayúsculas, minúsculas y números dados la vuelta. son caros y sé que no llegará el día en que me los pueda permitir.
otros sueñan con la tabla de snow más ligera o el plasma llenando mitad de la pared a todo color.
yo cuando juego a aspirar algún material imposible escojo las 200 piezas.
me gusta lo pequeño. me gusta la madera. me gustan las letras. me gusta que puedan formar palabras. o no.
comparto mi pared soñada porque no creo lleguemos a cenar con ella de telón de fondo:
quizá son 60. quizá llegan a 100. colocadas en un baile ordenado rellenan no toda la pared. grande junto a menuda. dígito con la vocal. y todo dado la vuelta. sin sentido leído. con rigor esteta. que una h bien colocada tiene mucho por decir.
separada de la nube danzante de imprenta, puede que escrita en otra pared, ordenada una palabra. también del revés, pero letra a letra. o tal vez una frase. una hilera de palabras con letras en espejo para firmar un pensamiento.
en mi cabeza están las maderas inquietas porque empiece mi dictado. imagino la pared folio y veo la mancha en relieve impresa. todo queda en mi mente. 200 pequeños deseos escribiendo en mi cerebro una y otra vez.
las letras de la página web llevan siglos sin venderse. cuando las busco para ver si me esperan suspiro tranquila porque el sueño puede continuar sus frases. llegará el día en que no estén al alcance de mi pluma para reescribir mi pared en blanco porque hayan sido compradas por otro escribano con menos huecos en los bolsillos. afortunado el tipo.
tengo una pared a la espera. y la inspiración justa para dar forma a las 200 piezas de madera. y no hay manera.

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