martes, 26 de febrero de 2008

hijas




frente a nuestra casa en el pueblo había un supermercado. era cuando corríamos todo el día. y entre juego y juego hacíamos los recados.


hablando con una amiga de mi estado gripado ha ensalzado mi labor de hija al hacerme con el virus que durante dos días atacó a mi madre. conmigo lleva una semana. liberé a mi progenitora. bastante tienes, ya me hago yo cargo.


de junio a septiembre se escribían muchas listas de la compra. muchos papeles blancos con listado. y tras la merienda, a veces, un urgente recordado. toma el dinero. ten cuidado.


mi perra no se acercaba a mi cabeza febril. me ví sola en la encrucijada. yo con mis 38 en cama. y mi niña que me escapaba. luego me explicaron lo del contagio. ella lo evitaba. hoy, seis días más tarde, ofrece su cuerpo menudo al ataque feroz de este virus. y sin quererlo nadie parece que la gripe la ha aniquilado. inerte dormita y lo que come lo vomita. a ratos me pide juegos. casi de continuo nos busca los mimos.


llevo un casco en la cabeza y sospecho que pompa luce otro por encargo. ninguna arrastra cómoda su paliza y apenas pasea. si supiera dónde tiene ella escondido su yelmo pesado...


cuando éramos niños de piel salada y aftersun bajábamos a comprar refresco de cola y pan del día al supermercado. las gripes no eran tan feroces. las hijas no se ofrecían a luchar con los grados malos. y recuerdo diáfano cómo entonces por cinco duros nos dejaban devolver el casco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pobres!...ya falta un día menos para que os pongais buenas.
Qué bonito era lo de devolver el casco...yo también lo recuerdo como un "tesoro" que me daba el tendero de turno

larraitz con pompa dijo...

y parece que mejoramos, filigrana.
gracias!
para las pompasdeleche leer comentarios es mayor tesoro