lunes, 18 de febrero de 2008

sobras


el perro esqueleto de una película de tim burton respondía al nombre de sobras. se trataba de los restos del can que en la otra vida fue. apodo más que acertado.

adivino que dibujaron al perro hecho huesos cada vez más depurado. le bocetaron con el resto de personajes animados agotando al sacapuntas por tanto trabajo. cada fotograma del filme resultado de cientos de dibujos para dar vida a lo pintado. primero lápiz, colores, luego ordenador con tableta y más colores. detrás del minutaje del filme hay archivos repletos de información, físicos e informáticos. en la fábrica donde se gestó el largometraje animado archivan miles de imágenes en papel y en cd. fueron muchos trazos rechazados para dar con el personaje definitivo y quizá todos se guardan. pero ¿qué pasa con las líneas no dibujadas? ¿qué es de lo que pudieron los lápices de color pintar y no les dejaron?

todo empieza, si estrenamos, con maderas de casi diecisiete centímetros rellenas de un espagueti de pintura. esbozamos, repasamos y damos color. se agota la mina. sacapuntas. bocetamos sobre lo anterior y variamos. decidimos cuál nos gusta y afinamos. se necesita afilada punta. afilador. días de papeles superponiendo los movimientos trazados. puede que semanas. y el lápiz encogió.

de pronto nos encontramos, por un lado, con extensa paleta de colores en caja silueteando un skyline de maderas apuntadas. nueve centímetros de rojo vino, trece de gris tormenta, doce de verde musgo, siete de amarillo chino...

del otro lado está el resultado. papeles de gramaje fino con monigotes llenos del vino, tormenta, musgo, chino...

sobre el papel esparcidos silueteando formas lo que fueron centímetros de pintura. pero, insisto ¿qué ocurre con los centímetros sin oportunidad artística? ¿dónde van los dibujos no expresados por el color con madera afilado?

sobre la mesa de trabajo, previo al computador, colores junto a papeles y virutas cadáver. en la esquina izquierda el asesino de imágenes, el afilaminas.

una caja repleta de colores en madera por estrenar prometen esparcir todo su arte por los papeles. la realidad es otra. comienza a hablar la pintura desgastando a nuestro antojo sobre el cuaderno en blanco. y le segamos. para afinar el arte, pero le segamos.

salpicando el escenario están las maderas reducidas junto a sus curvadas sobras. maderas laminadas con ribete de color desechados por las prisas de renovar punta.

en pantalla ladra sobras, resultado de tanta prueba. en el taller gráfico callan las sobras, prueba del crecimiento del animado. y en la papelera sueñan las sobras de las sobras, arañadas por la cuchilla segadora de lo que pudo ser su arte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...quiero pintar...siempre había mirado al folio en blanco como un formato de infinitas posibilidades aún por descubrir. Nunca me había puesto del lado del làpiz de color que encierra un montón de historias que quieren salir

larraitz con pompa dijo...

qué bonito descubrir lo nuevo...
el 23 de enero escribió un tal sacapuntas de alpino, quizá él sepa cuánto encierran los colores en su corazón mina
seas bienvenido
gracias por escribir
(me gustan los participantes)