lunes, 4 de febrero de 2008

mía


hace años rechazaba el terciopelo. su tacto despertaba mi dentera. evitaba tocarlo incluso con la imaginación.
no recuerdo cómo empezó el idilio. poco a poco he aceptado el tejido hasta calarme dentro. y ahora habita en mi armario, adorna mis creaciones, descansa sobre mi cama... las yemas de mis dedos han debido de ser educadas a su peculiar textura y hasta conocen los diferentes tipos de terciopelo. sigue habiendo alguno que me retira. pero la mayoría es bienvenido a mi compañía.
aún no tenía conmigo a pompa. salía del médico una mañana soleada. iba a caminar largo, así que me propuse no terminar cargada. fuera planes. a la vuelta de la esquina un puesto de flores. y en una esquina de esa esquina... -las quiero, ¿qué nombre tienen? amaranto, cresta de gallo o moco de pavo. me las llevo- después de esta compra ya sé cuál es mi flor. me lo dijeron inexacto, no es el amaranto, es de su familia. la cresta de gallo es la mía. dos ramos grandes de flor de un rojo granate vestían mi espalda en mi paseo. mi recorrido quedó marcado por miles de diminutas semillas negras que iban soltando. llegué a casa con mi descubrimiento en flor feliz por saber que era ésta. de todas las flores conocidas es esta extraña mi preferida. sentada frente al ramo dentro de su jarra recorrí todas sus curvas aterciopeladas.
quién me iba a decir a mí que terminaría enamorada de una flor hecha de terciopelo y que adorna camposantos. el tacto de sus pelitos breves le dan fuerza y carácter. la silueta curva que compacta abraza delicadeza en elegancia. tallo largo, cuerpo peludo y cabeza agrupada en suave enredo.
guardo en un rincón de mi mesa flores secas de historias vividas ayer. entre ellas crece alto el ramo de la descubierta. su historia es la de haberme atrapado. ella me llamó desde el cubo donde calentaba su rojo-fucsia-grana pelo. la historia más simple de todas las que agrupo en la caja abierta es la suya. un amor tan simple como el del flechazo. un amor tan importante como para pasar a ser -nunca la tuve- mi flor preferida. de terciopelo y enredada. la celosía argentea var cristata es la mía. y qué más da... es moco de pavo pero es la mía.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

...a mi sólo de pensarlo me sigue dando dentera, yo no lo he superado..."dientes, dientes, que es lo que les gusta"

larraitz con pompa dijo...

la dentera es cuestión de dientes. no es trabajo de psicología puede que sí del dentista...
espera! ¿a quién le da dentera, a fi o a fo?