jueves, 25 de septiembre de 2008

recarga

puede que duermas sin apoyar tu cabeza sobre una almohada. a pesar de tener una o varias no las usas. o puede que seas tan fiel a tus noches sobre tu mullido apoyo que la trasladas contigo allá donde vayas aunque sea una sola noche.
de espuma o de plumas. de noventa o americana. sencilla o matrimoniada. dura. blanda. ligera. pesada. para dormir no nos da igual. y para lo demás?
que levante la muñeca quien no ha dado otro uso a la pieza donde descansa su testa. y no hablo de doblarla para erguir la espalda cuando nos apetece lectura o lo que nos cuentan nos interesa. tampoco me refiero a las peleas infantiles a golpes sobre la cama a pesar de peinar más de una cana. hablo de abrazos. aludo a las fiestas y a los llantos.
aquella buena nueva a través del móvil y que no se pudo celebrar con nadie al lado. gritos y saltos hasta dar con sus no brazos.
y cuando la pena ahogaba las noches largas aún siendo pleno día... abrió huecos entre su cuerpo para ovillarnos dentro.
vestidas para las noches duermen de día. las desnudamos sólo para rápidamente volver a enfundarlas en su traje. tumbadas todo el tiempo. encabezando las camas. quizá resguardando nuestro pijama. y puede que semiocultas por varios cojines. están para cuando se les necesita.
quiero secar mi lloro. quiero amortiguar mi alegría gritada. abrazar al amado que no está. que disfrute mi cuerpo. descargar el amor por dar. quiero sentir. quién hay?

esta tarde noche pompa y yo hemos compartido paseo con la tía odette. ella me enseña cosas. y hoy para sanar mi baja energía me ha recordado el abrazo a la naturaleza. y allí estaba en el camino la palmera esperando mis brazos. pompa me miraba girando su cuello, ladeando su signo de interrogación. y yo hinchando mi pecho contra el cuerpo de aquella flora dispuesta a ofrecerse entera.
cuando alguno corra a su cama en busca de la almohada para abrazar que siga corriendo y baje a la calle en busca de otro abrazo más útil y efectivo. la almohada recibe y el árbol regala.
he terminado el paseo mucho más llena y ligera de como empezamos. perdió el maldito estrés. devoró la estúpida ansia un abrazo de maravillosa recarga. bendita palmera _y amiga tía odette_ gracias.

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