miércoles, 3 de septiembre de 2008

calzado


el hábito no hace al monje pero todos miramos el calzado del encontrado.
perdí mi móvil y renuevo la agenda. recupero algunas imágenes compartidas con mis contactos y cambio el número pin.
muchos cambios.
los últimos meses impuse desterrar conexiones con el pasado adoptando nuevos diarios.
el azar se ha ocupado del resto.
vistiendo mis pies siempre un par digno de princesa. aunque camine descalza mis dedos y uñas coloradas escriben con su huella mis pisadas de sangre azul.
los días que olvido mi condición y la gravedad de mis pensares obliga a bajar mi testa allí los ven mis ojos. blancos y frágiles. vividos y acompañantes. lo son _me digo_ recargándome con su fuerza.
como en la canción del mago de oz todos nos decimos en bajito que en algún lugar...
mi padre acaba de decirme vía teléfono _que seas feliz_
hace unas horas escribieron la declaración a no renunciar a mi presencia por saber calzarme debidamente. que no lo dijeron así. pero es como os lo leo.
y en las últimas semanas me llueven regalos en palabra que me refrescan lo que puedo ser y lo que de raza soy.
_tengo suerte_
cuando se trata de salir al frente a batallar es mejor coger casco y hacerse con una pareja de botas. hoy me las he quitado. fue anoche cuando comencé el desatado. pero hoy soy de nuevo la de los zapatos no luchados. a mi lado las altas corazas para unos pies en misión. ellas descansan. habéis hecho buen trabajo. su cuerpo encuerado se mece hacia los lados. para una cruzada contra asentadas ideas me han hecho falta sostener bien duro mis tobillos. y ahora que los miro siguen como eran de pálidos y delicados. ahora además brillan de madurada energía.
según avanzaban mis zancadas por el barrizal de mi reto dí con manos extendidas cómplices de mi fin. ya en primera línea _encontrado el objetivo_ me supe vencedora sin aspirar a dejar vencidos. y así ha sido.
descaminado el camino de mi encrucijada dejo atrás a quien aligeró el peso de cada una de mis botas. no dejaron me hiriera la metralla. hubo atenciones y cuidados para unos pies que por dentro del calzado seguían siendo de cristal y delicados.
de pie me alzo ahora. con mis zapatos del cambio satisfechos. deshilachados nudos del recuerdo de una guerra breve e intensa. junto a mis pies de princesa duerme el agradecido recuerdo.
más fuerte. asiendo segura el mango de la sartén de mis días. recuperada mi tara de años herida... puedo anunciar que vencí la guerra en que me metí animada por el destino. vencí yo _ que no a nadie_ gané a mi propuesta íntima, a mi misma, a mi miedo a ser libre por propio derecho.
y ahora ocupo mi huella sin pisar en falso. princesa que no se rinde. princesa que aprende en cada guerra. princesa agradecida que canta a dorothy... con los pies vestidos de mis zapatos rojos.

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