miércoles, 22 de octubre de 2008

fría

coincidí con una chica. hacía tiempo que no daba con ella. fue duro el encuentro.

comenzó la lluvia apagando los brillos del otoño con un gris monótono. y mi tarde arrancó con una noticia de rápida lectura pero eterno calado. redactaron la aventura de una mala madre. quise gritarle con rabia pero no estaba delante. quise llorar. eso quise y eso hice. lágrimas incrédulas e impotentes. y tras un telón de terciopelo azul embotellado oculté mis ojos y retuve mis palabras para no herir a nadie con lo leído. para qué contar el espanto.

hacía meses _siglos_ que no coincidía con la chica de ayer. cargaba mucho para contar. y acompañó mis tres horas y media de la tarde de martes relatando sus recuerdos del pasado.
aún no entiendo bien por qué lo hizo. se soltó tras tanto tiempo y abrió compuertas a esta que escuchaba atenta. habló del frío que le llevaba a muchas tardes de otros inviernos. tuvo un amigo como no habrá igual. sobre la mesa espejada coloco un detalle escalofriante. fue como si lo escribiera con su dedo sobre la superficie refleja. _mi amigo esperaba cada lunes o martes, según cayera, una hora dentro de su coche o sentado en la acera a que yo sanara la herida con mi enfermera_ y ahí quedó escrito como los corazones en las empañadas ventanillas del coche en las noches de enero. me detuve en su lectura. ella permaneció en silencio. supo que yo lo hacía. necesitaba mi tiempo. digerir la entrega de tiempo de aquel chico.

edith piaf desgarrándonos desde dos discos en rotación. el francés en la voz grave musicando la mojada tarde empañaba aún más mis ojos. mi piel erizada desde la lectura del horror de una madre siguió eléctrica con cada anécdota de la visita. y las canciones barnizando de punzas mi cuerpo sensible por tanto otoño hecho invierno.

entre historia y cuento me enseñó su carpeta. las fotos de un viaje a un país blanco vacío de gente y ruidos. allí había osos. se arrastraban como nosotros los lunes _me dijo_ y esbozó una sonrisa deteniendo sus palabras sobre la imagen de uno de los animales. pude ver sus ojos a punto del desborde y me retiré para prestarle aire.
apartó las fotos. dejó a un lado sus cosas. apoyó ambas palmas sobre la mesa y miró sus lágrimas reflejándose. el rostro de cara al suelo con el espejo por medio. y el mar de su cargada pena acumulándose en el centro de cada ojo. no eran ríos de sal surcando mejillas. no esta vez. se descubrió llorando de otro modo. por primera vez. el agua de sal no caía saltando del párpado. esta vez no. los ojos se le hicieron cuenco y recogieron sus memorias convertidas en lloro en pleno centro. así un largo minuto. y cuando dejó de ver el nuevo lamento levantó su cabeza escapando del frío polar de sus adentros.

cuando hay que sonreír y la boca no sabe... no se puede engañar. cuando debemos estar en nuestro sitio y la cabeza escapa millas contracorriente... no podemos hacer lo correcto sin delatarnos.
nos sentamos ambas en un mullido puf rojo capitoné. fue a ratos. cuando lo necesitamos. alguna vez incluso a oscuras contando con la luz de al lado. lo justo para tanto confesado. demasiado tiempo sin vernos y aún más por contar. nos sentamos.

la ráfaga de lo leído en breve al estrenar la tarde congelaba mi cerebro enfadado. qué inhumano su acto. eso no es ser madre. patadas mías contra el aire.

y la visita siguió con sus cuitas. algunas tiernas suavizaban las frías. _dónde habrá estado todo este tiempo_pensé yo_ ella buscaba mis pupilas. reclamó mis ojos cada vez más. con cada frase que narraba sumaba más ganas de abrazo y más hambre. la que había entrado con la bajada de grados comiéndose el mundo descalzó su entereza rindiéndose a mi vera.

una madre con tres hijos. decían que eso era. y también decían que se despidió del pequeño por no poder sostener a todos contra la riada. yo no daba crédito. no era real lo escrito. no podía ser cierto. imaginad mi ira. la incomprensión de la despedida. la redacción del amor para dejarlo a su infortunio. no. NO. QUE NO!

el día no podía reconducirse de ningún modo. la lectura. el reencuentro. la música deslizada. la tarde fría...

hoy todo ha sido diferente.
a primera hora he escuchado a la madre relatar su desgracia. no era como la contaban. _no creas todo lo que leas_ un temporal en río batalló contra sus fuerzas arrebatando la vida a uno de sus pequeños que no soltó en ningún momento. la furia robó el aliento al pequeño. y entonces se vio obligada a hacerlo. su despedida era por si no volvía a ver su inerte cuerpo. otros dos hijos reclamaban vida en ese infierno.
no ha sonado la francesa en toda la tarde. no he caído. he sido inflexible ante la tentación grave.
y de la chica y sus vividos no he sabido hoy nada. marchó tal cual vino. dejó mucho sobre la mesa. escribió su historia con las yemas empapadas de lo brotado. ella se fue. lo otro queda _aunque sólo lo lea yo_

he dicho mal. no todo ha sido distinto hoy.
las cosas han cambiado y diré que para bien. entonces... por qué sigo con tanto frío?!!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Reencuentro de celebrar..¿no?...Y por el frio no te preocupes qu saldrá el Sol para calentar.

larraitz con pompa dijo...

no sé si es de celebrar el reencuentro, anónimo...
cuando coincido con esta chica me quedo descompuesta. me desarma. demasiada intensidad sobre sus espaldas...
y esas cosas el sol no las calienta. aunque lo cierto es que no sé qué es lo que las tibia siquiera

Anónimo dijo...

Estamos aqui, pero muchas veces nos quedamos sin palabras o no sentimos estar a la altura de las tuyas...me encanta leerte.

larraitz con pompa dijo...

mis palabras no están ni arriba ni abajo. mis palabras no entienden de cotas. pero yo sí que agradezco el abrigo de las vuestras. sea cual sea la planta donde sean redactadas... así que no dejéis de escribirlas.
larraitz_aterida_con pompa

rojobilbao dijo...

Mucha intensidad, demasiada, huyo de cosas así, sufro del corazón, desde pequeño.