martes, 1 de diciembre de 2009

borrar

al tomar la esquina he visto un abrigo y me ha llevado a pensar en una que decidió no estar más conmigo. y es que lo era. junto a ella otra _también desparecida_ asida del brazo de su acompañante como si el cuadro del que me eliminaron nunca hubiera sido otro más que el que hoy veían mis ojos. ellas. con el frío compartido y su felicidad _permitidme la osadía_ a medias.

comprendí lo absurdo de las colecciones cuando ya había picado en más de una. las de los cromos era cosa casi obligada a los niños de nuestra década. sin play ni nintendo los álbumes por completar eran un esperado reto. y el premio de ver las numeradas casillas poco a poco con estampas hacía pesar las páginas moviéndose en quebrados y eso era _sin duda_ lo que más me gustaba. mucho más que haber logrado el más complicado y buscado de los cromos.
luego vino alguna otra hasta acabar con la de las vacas. o más bien ellas acabaron conmigo. creo que para cuando comenzaba a disolverse el rebaño ya había comprendido lo que escuché decir no pocas veces a mi madre. al final todos terminan por regalarte un miembro más de tu colección sin pensar ni un segundo en que exista algo más que pueda también gustarte.

anu_tuominen ha reunido un grupo de gomas de borrar y las ha colocado una seguida de otra hasta formar un rectángulo. lo llaman arte. y quién lo contradice si cada uno puede ver en esta suma de borradores lo que le sugiera hasta conformar otra colección diversa de opiniones.

una de mis atesoradas _de niña_ reunión de objetos también fue de gomas. era la moda. creo.
un patinete con ruedas de plástico. un teléfono de los de mesa. un dado. un autobús de dos pisos. un juego de tres minúsculas llaves. y un cucurucho _que me trajeron de long island_ con helado y un sirope capa de quita y pon. cuánta emoción...
lo recuerdo y no sonrío de igual manera que lo hago con los cromos que nos compraban en la tiendita verde y corríamos a pegar en el número exacto. el 238 y el tan escurridizo 76. no acierto a encontrar magia alguna en aquella colección de gomas moldeadas. era atesorar por poseer lo que otros no. no era ni meta ni satisfacción secreta por lo bello. y ahora no recuerdo lo que ocurrió con aquello, su destino, dónde terminó tanta goma tonta sin uso. supongo que decidí eliminar su recuerdo.

en las más de cincuenta gomas de la foto yo veo muchas colecciones. la suma de colores no hace más que animarme a seguir descifrando lo que me sugiere tanta herramienta dispuesta en orden.
veo pupitres y estuches con un hueco de más. veo manos sacudiendo virutas, muchas manos, decenas de movimientos barriendo de las mesas lo sobrante. y labios _también muchos_ soplando con cuidado. veo colegios, aulas, clases. veo letras. veo los lápices que las escriben. los diferentes colores embutidos en madera que colorearon un papel para luego ser separados de lo blanco. veo nubarrones grisáceos marcando las dudas que salpican cuartillas. veo números. en suma, en resta, en división y en raíz cuadrada. veo los multiplicados y los que se llevan dos hasta dar con el cociente. veo dictados, listas de la compra de sábados por la mañana, bocetos del sastre, borradores de hacienda, notas de amor rectificadas, las marcas demasiado altas para la escarpia, los invitados a una fiesta, las mesas renumeradas del salón de bodas, los regalos de reyes que faltan por encontrar y los que se tachan por estar ya en el camello.
veo el error. veo el cálculo. veo la posibilidad. veo el desdecirse. veo lo que ocultaron. veo lo dicho en bajo y luego tapado. veo el impulso arrepentido. veo el titubeo. veo lo que salió de la silueta. lo que escapó de la raya. es lo que veo.

antes de comer me he visto tomando como aperitivo una frase que habría pronunciado de haber sido la situación de otro modo. a efectos de los oyentes es como si no hubiera _siquiera en mi mente_ existido.
igual que las gomas de borrar suprimen la mina, así las circunstancias de hoy han querido que yo eliminara lo que minaría más tarde mi día.
gustosamente habría alcanzado a la pareja que optó hace algún tiempo por desligarse de mí y prestarse a mi borrado. de haberlo hecho les habría saludado sin detener mi paso y con mi mejor sonrisa. como si lo que mis gomas engulleron aquel día no existiera para ellas. como si ellas no vieran en mí más que la forma y silueta. quizá el color pero nunca la trastienda.
he llegado a casa con la pareja perdida de vista y sin frase para ellas ni dicha ni escrita. he llegado con la boca con restos de palabras que escogí impulsada. pero cayó en mis manos una goma. su movimiento llegó a mis labios. los calló. y las virutas que aún restan por la acera susurran bajito _si te acercas_ un animado hasta_luego_pareja!

en la imagen de arriba veo mucho. y cada esquina roma de las gomas me confirma todo lo que existió y decidieron que mejor no, que mejor borrarlo. no sea que resulte un error y nos hayamos equivocado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosa forma de contar las cosas, me encanta.

¡Preciosa!

larraitz con pompa dijo...

anónimo_gracias!!!

Adela Peña dijo...

Cuando nos arriesgamos y escribimos con tinta en lugar de utilizar el prudente lápiz, nos arriesgamos a los borrones. ¿Qué hacer si las gomas de tinta se llevan los borrones con el papel dejándote una huella o un agujero?. Sacas la tijera y cortas por lo sano.

larraitz con pompa dijo...

Adela Peña_ tal cual, o tijera o abrupto hachazo... sangre en cualquier caso. ahora bien, pasado el tiempo ni rastro.