jueves, 10 de diciembre de 2009

león

ahora que dicen que la metro_goldwyn_mayer ofrece las costillas de lo que en su día fuera la más fiera atracción atiendo a los rugidos varios de mi alrededor. se vende al mejor postor. o eso o liberan al que saludaba rodeado de una corona lazada con la cinta del film para el proyector. y la cosa, que no está para ser horno siquiera de bollos, apunta a un felino anciano deslizándose por los pastos californianos. barrunto yo. pero mejor ni apostamos.

hace semanas mi cuerpo decidió bajar en puntos. como si un tren hubiera arrollado mi entero. así me sentía. partida. dolorida hasta el pliegue más menudo. arrastrada. sin aliento apenas para alcanzar _sin cenar_ la cama. yo no era yo y lo decía. pero sin números justificando el desgaste todo lo dicho me dirigió a un bote de milagrosas vitaminas, colchón sin perra y horas de almohada.

ayer diagnosticaron lo que tuve y soporté sin creerlo mal alguno. una infección importante que ahora combato con antibiótico rígido. aseguraron que debí haber reventado de malestar. que era costoso de soportar sin medicar. que en siete mañanas habré sanado.
no hace dos días conocí un dolor nuevo. la boca de mi estómago se hizo león de la metro. comenzó vestido de hambre. creció en impertinencia y despertó la fiera en histeria. mi retorcer llamó a un taxi dirección a una cárcel sin hora de salida. para que mataran al que gritaba bajo mi esternón entregué mis restos. sobre una silla roja de ruedas, con pegatinas para la cardio disparadas sobre mi pecho, con un velador atento y paciente a mi vera, con mil respuestas a las mil preguntas que me lanzaban, con mi pelo y mis dentros algo más que revueltos. el animal que le tortura es a estas alturas el rey de la selva _me dijeron_ y gracias a que ha rugido hemos encontrado a otro que molestaba su cuerpo desde hace semanas y no se enteraba.
entré a urgencias por la voracidad de lo que se atascó en mi estómago y salí del hospital con el gato algo dormido y un puñado de bacterias ya sin antifaz ni escondite. mi cuerpo apenas era ya mío cuando me recetaban ser domador de tanto mal bicho.

ni estaba ni estoy para circos. el físico se retuerce por mi centro en grito pero endereza porque los riñones no ceden. y mientras asisto a embistes felinos y al castigo de bacterias espías recibo azotes de otros vientos, otras mareas.
se vende el cine por no haber brillo, los años dorados atrás quedaron. sin novias que les mimen los cinematográficos estudios se pavonean de mala manera. y en primera fila los ingenuos. los que aún creen en los cuentos de barras y estrellas. los que invierten en palomitas porque apuestan por un final bueno. los que compran la entrada sin mirar casi los créditos. los que se fían _sí, a estas alturas_ de la calidad eterna. los que sueñan con que la suerte del protagonista será de ellos. los que tuercen la nuca para abarcar la gran pantalla. abren la boca casi tanto como la mirada y callan. no juzgan. pagan. vuelan. y por confiar en la trayectoria de la gran productora no aciertan a ver la desdentada mandíbula que apenas bosteza. ya nada es lo que era y en cuanto pueden nos la cuelan.
con mi esqueleto y resto convaleciente he visto caer a un inocente en la otrora temida boca rugiente. porque no debió atender a su venta. no intuyó que la caída de esta era a todos afecta. porque no entendió que no dan duros a peseta. y con el euro redondearon todo para la cuesta.

apenas sin creérmelo estoy en ello. procuro hacerlo porque es lo que debo. si en our_blog_of_love le sirve al niño de parapeto por muy de trapo _o punto_ que sea, por qué no le servirá también a mi agotamiento.
leones varios que tejo y escudo. león para silenciar mis gástricos y retornar a una dieta omnívora. león para tanta bacteria minúscula en talla y capital en metralla. y león para rescatar a los que pagaron por ver la película _la que les echaran, poco les importaba_ y en primera fila.
aunque sea tricotada rugiré. a ver si de algún modo mi mal espanto.

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