miércoles, 16 de diciembre de 2009

práctica

antes de comenzar el día _con el sol aún arropándose en su nórdico y la luna casi estrenando su fase nueva_ me regalaron un abrazo. uno muy fuerte. me hicieron sitio. siempre. y me tendí a su vera para secar lo que no se decidía a brotar. anoche.
a media mañana una carga de fuerzas y una enhorabuena. la caricia junto al aplauso en un mismo mensaje para abrigarme el frío miércoles del 16 de diciembre.
minutos más tarde un abrazo al cuerpo y otro para el alma.
gracias a todos.

tengo una amiga que sostiene que echar de menos no es productivo. cada vez que nos ponemos mohínas por sentirnos kilometradas pega el hachazo con su sentencia. no quiere que caigamos en el languidecer por echarnos en falta. y mis ojos cuando comienzan su inmersión se ven de pronto fuera del agua. sin lugar al llanto. que si empezamos con los rápidos no paramos hasta llegar abajo. y lo espantamos.

son las fechas. es el mes, el último, con lo que avecina. es este día. son los aniversarios. y la fotografiada memoria. toda una escenografía.
retraté hace cuatro años el final de una era. extraigo de la lente el gorro recién regalado. rojo y con un lazado a un lado. están también unas uñas lacadas sobre un abrigo chicle. hay una lista. hay un anticipo que no calma el temblor hasta la confirmación de lo que los ojos ven. un dedo alineando mi nombre a un resultado. y mi premio. todo acabado.
tres aniversarios más tarde me felicito con prudentes saltos sin despegarme apenas del suelo. que mi logro fue máximo _en lo personal al menos_ pero la ristra de recuerdos que acarrea aquello me empaña el visor de la cámara y se desdibuja lo que capturo de entonces.

las campanadas de nochevieja anticipan su tañido y resuenan en mi pecho y garganta. en mis adentros _y en los de casa_ choca el metálico badajo enlutado. y su ceremonioso golpeo es parte del recuerdo. el negativo del revelado. lo serio y crudo estirando del nudo. que al menos una vez al año suspiro en réquiem al calendario.
han estado conmigo los que conocen mis huecos. me han prestado sus rincones, sus brazos se han hecho eco. y cuando mi cámara apuntaba maneras e iba a pulsar el disparo se ha detenido el lamento. tal cual en hila_lumière. en pleno giro por dar el foco he sentido el frío de los grados restados. veinte años echando en falta a alguien no se amortiguan con un dejémonos de lágrimas por mucha intención amorosa con que vaya cargado. pero algo que no capturó mi lente ha ordenado a mi entereza que más convendría ser práctica. y en esas estamos. y está.

4 comentarios:

emecrea dijo...

m

larraitz con pompa dijo...

emecrea_ preciosa m

Julia dijo...

Mi querida amiga.
Lo primero es pedir perdón por todo este tiempo que he estado ausente pero, ya sabes, una no siempre está en disposición de seguir y eso es lo que me ha sucedido a mí.
Son fechas en las que nuestra cámara se vuelve moviola acercándonos una y otra vez esas imágenes que no por repetidas nos resultan menos...
Pero... ¿sabe?, podemos, tenemos que ser capaces de sacar de nuestro sombrero de “magas” ese delicado pañuelo que limpie la lente y consiga que las imágenes de nuestro corazón se vuelvan luminosas, llenas de ese color que nos haga sonreír... A pesar de todo.
Un beso muy fuerte.
Julia.

larraitz con pompa dijo...

julia_querida
pides perdón? no tienes motivo. te hemos echado de menos. ha sido mucho tiempo el que las pompas no bailaban contigo y mucho el que no leíamos tus misivas en tu buzón junto a la chimenea.
pero estás, como siempre dijiste harías. y sonreímos por ello.
sé que podemos ser magas, y debemos lograr _una vez más sacar el pañuelo de la chistera_ pero las fuerzas no siempre responden...
a pesar de las debilidades, no te falta razón, las imágenes que valieron siguen siendo todo un tesoro. no desaparecen. y nos dibujan la sonrisa más enternecida.
otro beso grande para ti, querida

las pompas se multiplican de regocijo por saberte entre nosotras de nuevo