lunes, 7 de diciembre de 2009

desconocida

para cuando él tornaba al salón había llorado mil paredes y su frente vestía menos capas. el voraz despiadado que engulló a ella no le daba espacio ni aire y esa era la consecuencia. volvían sus conexiones a ejercer y las brasas apenas centelleaban. pero había pasado mucho. consumieron más de dos horas.

conocer los personajes que albergas es parte de la supervivencia. saber bien a quién das pensión y a quién se la deniegas. tener claro lo que sí guardas pero no liberas. entender lo irremediable de cada condición y fuego y retenerlo. ser muchos en uno y acorralar al peor por evitar muertes seguras.
tachar los meses lleva a cumplir años y situar más piezas. nuestro evolutivo interno no es menos maleable que el resto. ni las mismas pintas, ni el color de pelo. no son aquellos zapatos de goma ni la cara tersa. son otras las manos, los andares, el peso. son otros los besos, los amantes. nada lo de antes. y lo de ahora será después _también_ pasado. puras sumas moldeando lo del torno. y la arcilla y el relleno dando vueltas. gira y nunca llega al horno.

le dijo una a la de la silla que las dividía un espejo. como en girl_meets_nyc lo que veía no encontraba rincón para el encaje. dónde colocar todo aquello era todo un reto. lo supo de a poco para sus adentros. y ahora que lo tatuaron en el reflejo no podía más que obedecer al ojo. no era la única. y la que evitaba que lo fuera se sentaba frente a ella en plena confesión. en búsqueda. en pleno crecer. en la madurez a golpes. en las moraduras desde el alma hasta los pies.
eran otros los tabiques encontrados. otros desencuentros. otras mareas con diferentes nados. pero después de tanto y todo era el mismo resultado. y el ahogado murió hace años. los que no movieron los brazos y los que empujaron. en ambas casas. los mismos casos. hundidos por tocados.

tuvo un cetro dorado. la corona con más poder sobre su cabeza lucía erguida. la capa del terciopelo más digno le constelaba y subrayaba su estela. reinó su reino la reina. y lo perdió todo.
la desmedida fuerza llenó sus ojos de la ceguera más fiera. su boca en carmín escupió llamas en lugar de silencio. sus ansias, su hambre, la impaciencia y desaforadas ganas tiranizaron sus rincones más tiernos, sus lados buenos. y al que no sostuvieron las riendas hizo de atila con los que siempre fueron. y barrió el castillo, trilló los fundos, abatió las copas más altas y derrocó cualquier existencia con brillo.

seguía mirando. estudiaba atenta lo que los tímpanos dibujaban en el espejo. era exacta. la imagen idéntica. la misma dermis que sufrió por asir látigos. los mismos párpados cansados de exigir valor donde nunca lo hubo. la misma curva perfilando lo que tuvo y desestimó en la siguiente vida. la comisura herida. la frente arada. y aún con la cara lavada el detallado relato descrito paso a poro.
tan diferentes y tan calcadas. todo distinto sin existir más iguales. la misma piedra. el mismo traspiés. la prueba y ensayo. el timón del revés. la vida antípoda. y el taconazo después.

están bailando dentro. algunos duermen mientras pasea el resto y se asea para salir de fiesta. en algún lado _sin lugar exacto_por no buscarlo_mejor así_ espera atento el puro infierno. el que baja a la realeza del trono, el que destierra a los buenos. en alguna parte sin nombre y sin brújula se contiene.
para vivir más vidas y seguir insertando monedas ha de localizarse al veneno. al que mata lo sano, al que se carga lo verde. y acorralados sus cuernos se le reduce. encarcelada inquina que asomó en guillotina. una vez más otra perdida vida. pero la tragaperras concede más juego. no desenchufaron la máquina, estiramos el cuerpo, recolocamos los pies, centramos las manos en los mandos y una vez más arriesgamos.

ni la alicia de aquí ni la del cruzado quieren más martillos retumbando habitaciones. rechazan joyadas carrozas y aposentos con dosel. ninguna desea volver a aquel reino.
ni la alicia espejada ni la que se mira. ninguna de ellas desea tampoco lo que vino después. no quieren nieve ni grados en negación. lo tienen claro. no quieren cerebros que achiquen su valía ni valor. no quieren fieras. no quieren ser carne ni declamación.
espejito, espejito _recitaban las dos bocas al tiempo y en una sola voz_ no me des siervos, no me des paredes, aleja de mí las armaduras de los que no laten, no me des poder de más, a los azotes no acerques. espejito _el rostro bajo la luz cálida se esculpió en doble_ aprendí en los dos lados y ya probé de ambos candados. yo fui una reina _acercó la cara a la otra, susurrando_ y rompí de todo, y ahora que me recompongo de ser la castigada doncella encajo las nuevas fichas del rompecabezas y juego de nuevo. me quedo con ser la princesa que tan incrédula se refleja _se inundaron cuatro ojos_ sólo con eso.
de verdad esa soy yo?

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