domingo, 20 de diciembre de 2009

congelado

un grito de auxilio en plena madrugada. poco antes de la hora en que mi despertador hubiera sacudido mis sábanas de haber sido un día entre semana. un desvelado solicitaba palabra.

advirtieron que este fin de semana ascendería con dificultad del cero. mucho menos que suspenso y que un muy deficiente. las calles escarcharían con diamantado rocío. y las manos ateridas harían por acertar a dar calor a unos pies no menos helados. todas las bufandas y gorros fuera de sus guaridas veraniegas. mil capas para repeler la nieve que no atina a caer sobre las aceras y viste de inmaculada a las faldas que nos rodean.
todo el día sin salir de casa y prácticamente del interior de un canelón de edredón en el que me inserté al llegar anoche con el frío tatuado en mi castigada piel de diciembre.

el s.o.s ha sido leído ya con el sol _que hoy sólo iluminaba_ y la respuesta ha sido entre incrédula protesta por lo caprichoso del escribiente y mi imposible negación a mis oídos prestos.
le hacía dormido al que no pudo conciliar cuando todos lo hacían pero el mensaje de vuelta no se hizo de rogar. y en sus escasas líneas lo más helador de lo que cabría esperar tras lo que anunciaron para el cielo. cuando bajó de uno de sus multiplicados aplausos ella le dijo que no. y ahora camina sin ayuda por el desierto. decía. yo leía.

tantas veces he descrito mi penitencia obligada_o merecida_o inevitable_o inmerecida_quién la merece_o mal entendida_o qué más da... y cada vez que lo narraba la dibujaba sobre la arena hirviente sin vida al frente. el castigo era para mí la falta de agua. lo que ni al enemigo se le niega. las millas en soledad bajo el sol castigador por falta de otro calor, por la añoranza de brazos rescatadores, por el cielo más limpio cargado a mis ojos de los carboneros nubarrones.

me ofreció su casa. era mía. eso dijo. y con eso bastó. hace siglos me ganó con su oferta sincera. directa al corazón de la que se arrastraba desierta.
tras lo propio he aparecido yo hoy a su lado. horas más tarde un paseo por el polar domingo. en silencio hemos caminado saltando del trampolín más alto al frío apoderado de las calles. el blanco del aire casi hecho cubitos combatiendo el castigo de su gris recién herido y en pleno martirio. y así nos ha visto sally_scott con los patines como zapatos y avanzando sin pensar, deslizándonos, dejándonos llevar.

las imágenes que nos creamos de los sentimientos o estados suelen recurrirse como lugares comunes. el dolor del abandono y su sangrado sin tapón se me hacían escenario africano sin oasis ni horizonte esperanzado. eran para mí el azul con más grados torturando cada uno de los pasos esforzados. eran el calor más cortante. el mío y el de mis pies quemados. el único frío bajo el sol.

sin batería para su ánimo _ni su celular_ ha sabido de nuestro paseo horas después. y su no saber de lo andado no ha sido más que la desmemoria obrada por los números en negativo que nos han desabrigado. lo helado para olvidar el ejercicio de su repetitivo cilicio.
al reconstruir la cita he duplicado mi privado diccionario de escenografías para el dolor del que comienza de nuevo a caminar en singular por decisión servida sin hambre. el desierto del solitario en el proceso de nuevo hábito se ha hecho _empujado por lo gélido del tiempo_ un paisaje del polo más desolado. sin vida a la vista. con infinitud por todos lados. con lo quebradizo del hielo bajo los pasos. con lo aterido asido al llanto. con el silencio interrumpido por la ventisca del congelador. con el precipicio esperando el resbalón. con la ceguera por tanto blanco que no pinta limpio ni promete abrigo. con el miedo _o el errado deseo_ a perecer dormido. anestesiado. congelado. el infierno en pleno invierno.
tranquilo, amigo, al menos en esta escena podremos danzar al patinar.

2 comentarios:

Julia dijo...

Quien hizo esa llamada de madrugada sabía que podía contar contigo, que estabas ahí, que no ibas a fallar.
A todos nos gustaría saber que, más cerca o más lejos, si lo necesitamos podemos encontrar a alguien al otro lado del teléfono...
... Aunque sólo sea para danzar mientras patinamos...
Un beso.
Julia.

larraitz con pompa dijo...

julia_querida
quien llamó sabe que estaré siempre porque así lo hago con mi gente. que recurran a mí me reconforta. me hace ver que no estamos solos. a pesar de tantas distancias estamos más próximos _todos_ de lo que creemos...
entre nuestras pompas quedas invitada también a danzar al patinar.
gracias por tu visita escrita
bss