viernes, 11 de diciembre de 2009

timbre

la calidad de los sonidos gracias a la cual se diferencia a los del mismo tono dependiendo de la forma y naturaleza de los elementos que entran en vibración puede variar de lo agradable a lo molesto, surgir de lo más profundo o encimar hasta casi el cielo.
aquella noche le hicieron una confesión. le dijeron que la que bailaba sobre la tarima no parecía ser la misma que hace años conoció. claro que no.
al púber le agravan los tonos y a la adolescente se le entretienen los gritos nerviosos en la vaguada de sus incipientes pechos. son los de hace un rato pero con más bello y menos ingenuos. algo tendrá que ver en todo eso.

sonó el pequeño aparato que llama o avisa mediante con su emisión rápida de sonidos intermitentes. vibraron las ondas tras pulsar el botón. entre canción y canción. justo entonces fue cuando lo soltó. tantos años emparejado con anillo y tejado. mucho vivido y aún más callado. silencio dentro de un joven con trastienda. mutismo encerrado. hasta que tañeron la campana y despertaron.
sigues la senda. pagaste el peaje _uno tras otro_ y entraste en la rueda. y al darte cuenta sumasteis tantos que se llenó la huevera. y entonces golpearon la puerta. aldabas, puños y timbrazos. hasta cumplir la docena. no habría cena. quedó bien claro.

la que sacudía la noche sin necesidad de pareja de pista calzaba unas razones que no a todos valdrían. es cuestión de lo pisado y su digerido.
el que sigilaba desde su puesto vigía incinerando pitillos que dedicaba a cada uno de sus estudiados rechazaba motivos que no todos comprenderían. es cuestión de lo respirado y su aprehendido.
uno se viste de fiesta convencido cuando sabe que lo que le rodea no es lo que prometieron. las galas para las que les preparaban eran atrezzo y teatro. las cosas duran hasta la fecha del etiquetado. y una vez superada la cifra no es conveniente arriesgarse con probar más bocados.
bastó. eso fue lo que pensaron. cada uno por lo suyo y por lo que el de enfrente le ofrecía. que mucho de lo que nos roza es cosa de dos y no tanto de un par. así que una vez más sucedió. bastó. varió la voz de ellos y de los otros. cambió el tono de todo, de todos. giró tanto que hoy sus cimientos son armados con otras escalas. otros valores para los que tragaron errores. menos prejuicios, menos cadenas, más sinpensares. al instante, a lo que salga, a lo que el cuerpo o mente solicite. corriendo sin ropa cuando la calle brille. flotando sin peso cuando la música dicte.
en la mesa se sentaron una noche cualquiera. de haber sido la autopista prometida sería el nupcial banquete o un aniversario cualquiera. mano con mano. una de las parcelas sin arado. lo acomodado. menos trabajo. más supuestos. todo parejo _o no tanto_ y el conjunto vacío, como al principio. toda una pena. pero el volantazo recondujo su cena. ni mantel de hilo ni brindis por los cumplidos. color colado en el negro y blanco.

un sello emitido por el estado para algunos documentos como pago al fisco en concepto de derechos bien por visar o por viajar por correo es ahora su retrato.
el de quien fue esposo esposado es una estampa apenas movida pero en constante viaje. unos ojos que no cesan el análisis de lo que podría ser si no supiera tanto. un contenido esqueleto que no permite abrazar hasta salvar su propia red de salvamento y presidio.
el de ella también. otro sellado que cada noche que escoge como festiva reposiciona e inventa. un autoretrato redibujado minuto a rato, tacón a paso, cadera al vaso. y mil abrazos, mordiscos, risas, canciones, bamboleos, sentencias de corazones, brindadas vidas, besos y muchas atracciones. las emociones de toda la feria resumidas en una imagen. la de una noche cualquiera en la que _artificial como los fuegos de fiesta para los que no la conocen tras lo pasado_ se hace galerna y prende centellas a quien quiera bailar con ella. ella es la reina _de mädchen_blogt_ aunque nadie lo entienda.

al positivado de aquel negativo vivido le queda un apaño. la salvación por lo mínimo. por un rato. una velada. una actitud con apetito del listo. el hambre que tras comer de lo puesto _que indispuso_ os saca la lengua y moja el sello del nuevo rumbo. la vida después del timbre.

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