lunes, 28 de diciembre de 2009

revolucionarse

eran dos chicos de apenas trece años. frente a ellos y bajo la lluvia la chica. cubierta bajo su paraguas ponía en duda lo que ellos afirmaban. ella no les creía. llovía mucho y los chicos hacían lo que podían por darse cobijo bajo un alféizar algo escaso. sacudían sus mojados brazos y suplicaban que confiara en lo que contaban. uno de ellos _el que más enfatizaba su postura_ advirtió que si no estuviera el suelo calado se arrodillaría jurando su palabra. la niña no dejaba que esas ideas entraran en su cubierta y negaba todo con la cabeza. fue entonces cuando miró el chico la aguada acera e hinco sus rodillas en tierra.

lo que ensucia las relaciones humanas son los pensamientos sostenidos pero no dichos. comunicarse es esencial para que las cosas fluyan deriven donde deriven. que si tras lo expuesto se bifurca el camino es mejor que seguir el mismo paseando a destiempo y dando codazos.
hay que hablar y plantear necesidades y pegas, alabanzas y acuerdos. hay que exponer lo dispar, los sentimientos. no hay que callar el amor ni los aplausos. es preferible desglosar un disgusto y ver su posible remiendo que silenciar el jirón y caminar con lo roto puesto hasta quedar aterido y descubierto.

pensé en aquel joven que vivió durante largo enderezando su caño. volé al pasado por lo que estrenaba en mis actos. por vez primera mentía por la armonía. nunca hasta entonces había tragado una cápsula tan grande con tal de mantener al receptor sin alejarse.
pensé en aquel joven que se hizo caballero a base de quitar brillo a su armadura. viajé a esos días en que ningún codo menos el suyo se torcían.
por vez primera acepté ceder la perra gorda por compensarme la paz no más revuelta.

las explosiones de cada uno _las que sufrimos por dentro_ a veces encuentran salida por la boca. otras veces son los ojos o los gestos los que confiesan nuestro descontento interno. y cuando damos de frente con otra persona en plena agitación o descorche se da el imposible punto de encuentro con calma para ambos. el remolino de cada uno bastante tiene con lo suyo como para mezclar las turbias aguas en un intento de parar marejadas. así, cada mente en batalla se incomoda más con la que le muestran y lo más probable es que la traca se haga mayor de la que de por sí era. uno al otro _y el otro al uno_ alimenta. y se atraganta la ingesta.

asumí toda la tarta. no esperé a ver la ración de cada implicado. entendí que era un postre amargo que nadie querría aceptar en el plato y todos seguirían con ceño fruncido y callados. quizá a la espera de que se sirvieran otros pero sin mover sus cubiertos.
lamenté lo ocurrido y añadí a mi servido la parte que probablemente otro debía admitir. pero quise evitar el silencio en el tercer plato, quise apostar por más comidas con primero, segundo y postre. deseé no más sogas tirando de un lado y otro, no más peleas por atribuir coces, no más caras hasta el suelo, no más hielos. me levanté de mi convencido asiento y lo retiré postulándome como culpable.
menos lustre para mi traje escudero. como aquel joven con su pareja hizo. tragué un no_es_tan_sólo_mío con la dicha de sembrar un futuro más halagüeño.

uno aguanta las mascletás del de al lado porque le compensa. se dice. por amor, digo yo. por amor al de nuestra vera y por amor a nuestro yo. que si el que sostenemos junto a nosotros en plena combustión arde y calienta se hará mañana bombero ante nuestro petardeo a discreción. y en la carrera se hacen relevos del que corre y del que es liebre. prendo yo chispas y luego calmo las suyas.

entendí que debía aprender y nacer algo nuevo dentro. no por nunca visto quedaría sin mover un dedo por hacerlo. nunca es tarde para estrenarse.
y al igual que rescatan la palabra love de la de revolución en we_heart_it salvé el corazón de la hiel esparcida. no ensanchar la herida era la meta. y para alcanzarla cargué con toda la falla. la suya y la que llevaba yo puesta.

más allá de la mentira y del engaño hay un vacío moral _puede que no tan hueco_ en el que se admite decir lo contrario de lo que se piensa, o al menos lo disfrazado. allí donde los concilios no llegan, donde la blanca no hondea porque las furias resuenan, cabe servir una ofrenda con la cabeza gacha y la mano en el pecho. sacrificar la postura tozuda _o no tanto_ del convencimiento de uno porque no se deshagan los lazos, por proteger lo que venga, por hacerlo posible, por la paz navideña más allá de estas teatrales fechas.

trabajo un pensamiento que lucha por salir al viento y hacerse saber. hago por acotar su escapada y evitar que destroce mi recién aprendida hazaña. y me sorprendo al tiempo de esta tímida lucha por brotar y contar. entre todo lo que se ha de decir y comunicar hay cargas que no por limpiarlas ganas. cuando se callan ciertas patatas hirvientes se logra aparecer más sonriente. porque por la disputa de quítame_de_ahí_estas_pajas podemos carbonizar el granero y hacer de lo que debe ser una relación resuelta un colmado cenicero.

el niño de trece mojó sus rodillas por que su dama accediera a darle crédito y así logró los peces.
y yo que me vi en la orilla no quise dejar pasar los míos nadando río abajo. me remangué los pantalones como el niño de la otra tarde y el joven frente a su novia en su día. agaché mi cuerpo y mi pose y limpié mi parte de todo lo sucio sin esperar asambleas. con el peso de la ropa empapada valoro ahora la ligereza de lo que pudo ser una guerra. mojarme yo hundiendo mi parecer completo para llevar algo de pescado libre de espinas a la mesa y dejar la amarga tarta a un lado.
el evolucionar sin revolucionarse ya entró en mi temario.

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