sábado, 11 de abril de 2009

quince

una cena en la azotea. no hay razón concreta. es cosa interna. son las quincenas.

estos días he agrupado los abriles sumando tríos de cinco. y todo porque tras los cumplidos me aceleré hasta soplar cincuenta. a la carrera loca. descabellada idea. eso dicen. siento que no tanto...
y como quien divide el taco de apuntes fotocopiados para ordenar calendarios así hice el reparto de años. si los vividos fuera de casa volaron los que comienzan ahora serán otro suspiro.
frente al plato hondo me puse a pensar cuándo lo probé la última vez. todo un bisiesto. y si no hago recuento ni lo lamento. porque los días se escurren y los meses se esfuman sin pestañeo.

en la cena aún de día servimos la crema fría. en la azotea de black _eiffel. lucimos tacones y zapatillas.

la tarta en fracciones sirven tres platos y trocitos de prueba. una ración con los que comienzan a partir de ahora. los que me hicieron en otra porcelana. y los anteriores a la canción que entonó mi padre _acompañado de aquel dúo_ servidos en un tazón.
entre trozo y trozo hay dos grupos. los sinsentidos pre adultos y los sinvividos post mortem. pero esos no entran en el contado a pesar de haber sido. no son de los que agrupo en el resumen. son el relleno. sin sal o amargo. pero relleno que hay que dar trago.

qué tiernos lentos fueron los comienzos. qué velocidades en la carrera. qué me deparará en la tercera...
que empiece la cena. para qué perder más tiempo.
que sea o no el de amarillo seremos quince las sillas.

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