lunes, 20 de abril de 2009

lecturas

peonies and polaroids apilaba libros soportando el vaso de toda mesilla como si fueran los míos.

las apariencias despistan y dañan. son los miedos los que prejuzgan y conforman siluetas erradas. otras veces las ganas de abrigo elevan lo desconocido a deidades del imaginario. de menos. de más.

del mismo modo que crucé los brazos de mis ganas al sangrador primerizo de una amiga diagonalicé cual experta en álgebra las páginas de una lectura ofertada entre la nada.
poco después el chico recuperó oportunidades de la misma manera que los capítulos se me antojaron más ricos.

nada es tan cierto. no hay patrón para todo. más bien no hay qué _ni quién_ lo tenga. y por mucho que nos propongamos no delinear figuras o destripar las costuras lo hacemos. para bien y para mal. para enterrar o ensalzar. con un destierro o un abrazar.
y el mismo día que lo asumo aprehendo un concepto contrario. o no. quizá sea el mismo.
puede que funcione _más o menos_ así:
las primeras cincuenta páginas van preñadas de petulancia y derroche gratuito _más que sobrante_ de alardes culturales. pues bien, como no hay más libros proseguimos lo redactado por una mujer escritora que imaginamos se escuda en su tarea narradora para sacar a relucir sus dorados de nuevo rico. a dónde quiere llegar? criticamos con rechazos. pero leídos doscientos números más la parlante se relaja y entramos en la historia dejando la lectura rápida a un lado. parece que todo encaja. y ante las páginas que restan nos disculpamos. no es el mejor libro consumido ni asumido. no es para tanto. pero tampoco era para tanta anterior postura inquisidora.
esto por un lado.
está también el recién conocido al que por saber caminar nuestro sino le adjudicamos un interior que ni es ni será. y no por maldad. aunque _ojo_ a veces sí. y si la que presumía de tolstoi, las magnolias de ozu y la muerte de dido se escudó tras sus textos, con el subido a los altares nos faltó eso mismo, el escudo.
así que sí que puede que sea un mismo concepto. la misma idea de no tachar al que lo use y aprender a usarlo para protegernos.

de lo apilado que repasamos sobre la almohada no todo es digno. pero sí sirve.
lo que juntamos tras vivir los días con distinta gente y diezmil opciones debemos filtrarlo por un tamiz pantalla. por un escudo que les detiene y a su vez nos frena. presunciones de ida o de vuelta hacen daño por igual. al que deja la sala del cine por presentarse absurdo el filme y al que acoge en su casa a ese que le sonríe. herida de doble dirección.

entre lo sumado en torre _por todos lados_ cautela.
tiento.
apertura.
olvido.
libertad.
generosidad.
y de lo que saquemos en claro tras la lectura entre líneas haremos más efectivo el escudo. y el resto haciendo altura. algo sostiene el vaso nocturno al fin y al cabo.

y es que todo es susceptible de varias lecturas.

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