viernes, 24 de abril de 2009

dedo

basta con uno para sostener su peso según emily sutton.

este mediodía una niña sin la docena de meses gritaba desde su silla en la parada del bus. el sol de la mañana empezaba a travestirse en galerna. mi ropa se empeñaba en dividir mi cuerpo en dos destemplando mis dentros. y el 38 que no terminaba de acudir.
el crono alerta del goteo de buses estiraba la cuenta atrás. mis riñones echaban en falta la manta. el temporal tintaba las calles de gris plomo. y los padres de la pequeña han preferido seguir sentados que socorrer el frío de su niña. pa_pa_pa_pa.

un dedo para pulsar el timbre o para detener al taxi. un dedo para quitar el polvo o callar las bocas. un dedo para escribir un sms y para pulsar el intro.

imposible dejarle sin ojos. me he asomado a ver la boca de gritos. y como si la salvación fuera de ida y vuelta la conexión se ha tendido.
vanessa_me han dicho. mis sonrisas frente a la suya en ojos y labios. varios minutos. más largos que los del panel del 38 a pesar de ser más cortos. y ya ni frío en mi cintura. lo más cálido para las dos. y para nadie más. mucho menos para los ignorantes.

uno para señalar los truenos. uno _mojado_ para comprobar el viento. uno para señalar a los malpadres. y uno para arropar a la que no auxilian.

querer acudir al socorro de una pequeña y dar con su chaleco salvavidas. tener un plan y desarmarlo el gesto de una mano.
ahí estaba yo tras avanzar un paso para acompañar a la huérfana con padres. atónita mi estampa por la sorpresa. rescatada mi mañana por la que creía a la deriva.

un dedo para descontar lectura del libro. un dedo para encender la luz y despertar el ojo más perezoso.
uno para siluetear tu rostro. uno para llamar la atención de su hombro.
uno para percusionar los nervios. uno para retirar los velos.
un dedo para medir lo servido. un dedo para probar temple en lo hervido.

teniendo cinco en mi mano zurda ignoraba esta mañana que existían.
al lado del cochecito con funda rosa y niña con la alarma disparada _allí_ aparecía a la par que mi intención mi dedo. el meñique. el que al segundo cero de mi alcance ha prendido su diestra.
así ha sido la caza y captura de mi extremo. en un fugaz movimiento he sido presa de la menuda mano más veloz que el viento que nos atizaba.

para entregar mi corazón esos minutos la astuta derecha de la pequeña ha bastado.
para sanar la herida que tanto gritaba ha sido crucial _y sin preverlo_ mi pescado dedo.

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