sábado, 25 de abril de 2009

mío

viendo la imagen de apartment therapy podría haber entonado el jingle de la cadena sueca. mío. mío. podría ser el mío.

después del fin de semana pasado opté por asir el freno de mano y hacer de la situación al menos un remiendo momentáneo. y es que caí en cuenta que estaba adoptando el rol del personaje que esquiva al coyote. _de hecho sin saber mis días un conocido me colocó esa etiqueta_
así que sí. la del bip_bip este sábado no ha corrido caminos.

sólo unos padres generosos ceden las estancias mayores a sus pequeños para ellos restar en la mínima. a mí me tocaron de estos. nuestros dormitorios fueron bastos reinos para nuestros juegos.
cuando hace unos meses preparaba dónde colocaría mi descanso diario busqué vestirlo para disfrutar cada esquina. rosa bajo verde. un árbol. un caballo. y mil tesoros cargando significados.

lo cierto es que si lo pienso no recuerdo casa alguna para el dibujo animado. siempre en trayecto. el cartoon honrando su nombre. y, claro, así he acabado.

mi habitación me vive tumbada y en muy pocas horas. cuando el sol cubre mi cama ya no hay cuerpo entre las sábanas. ni siquiera el séptimo día paseo la vista por lo que planeé para acompañarme. también hay prisa. no ordeno la montonera sumada noche tras desabroche ni leo. tampoco hay tiempo.

pues desde hoy cambié el cuento y lo hice menos animado. desde esta mañana callé el bip_bip y de pronto encontré mi cuarto.

la ducha parecía esta mañana baño. la montaña viajaba con paciencia a su mahoma bien perchado. la hidratante tenía minutos reservados _increíble_ para ella. y es que amanecí con la luz que ofrecen los dos dígitos. y la estacia dejó de ser sólo catre para volver a ser palacio. y en una esquina el árbol y en la otra el caballo. y el rosa elevando el verde. y enfatizando este regreso de lo bueno de todo freno el reloj por la ventana. que al menos el fin de semana es de nuevo mío el cuarto. porque es mío el segundero. el tiempo mío. mío.

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