miércoles, 19 de marzo de 2008

sereno


escuché que en alguna ciudad habían recuperado hace un par de años esta figura. van en pareja y se amoldan a las necesidades del ahora. no abren portales y evitan que los abran los ajenos. no llevan capa y tampoco llaves.

desde hace un tiempo recibo ofertas. algunas puedo emplearlas en el momento. otras las guardo mientras aguardo. la vida me dio un manojo de ellas. y muchos de los que me cruzo en el camino me alcanzan la que pueden. ya tengo todas las ofertas en un llavero.

inquietud. las llaves son inquietud dentada.

en un cajón olvidada una llave dorada. con mango de anillo y dientes de liebre. y no lleva nombre. no dice de quién es. preguntas. alubión de interrogantes. quién la guardó al fondo tras las mudas. qué ha dejado de abrir tras su último cierre hace tiempo. cómo será lo que nadie echa en falta en caso de estar echado el cierre. o por qué ya no giran la llave para cerrar secretos si hoy se mantiene abierto.

no me caben tantas llaves en el bolsillo. tengo el manojo conmigo. es cada vez más pesado. tantos caminos abiertos, tantos posibles. son tantas las puertas que aguardan y tengo yo las claves.

me intriga la roja y donde la pueda encajar. y la menuda en latón qué puerta abrirá. tengo otra con funda plástica ya muy manoseada y aún no sé su dirección. en mi llavero hay sonrisas y trabajo, hay días luminosos y amistades, hay calma y muchas flores. llevo colgando en potencia un hogar con familia, pasos firmes disfrutando viajes, noches de labores cargando la satisfacción.

el manojo crece y no he utilizado aún ni la mitad de las llaves. cuando paseo las noches en vela intentando atinar mi destino tintinean las posibilidades en metal anunciando cual sereno que la noche es larga y que todo está por llegar. caminar en silencio y calma que el portal aparecerá. serenidad para el sereno.

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