sábado, 17 de octubre de 2009

pringarse

me han dicho esta mañana que mi sobrino hizo ayer su primera ficha en el cole. le pintaron un dedo de un color y le dejaron esparcirlo por un dibujo silueteado. e intentando reproducir la escena veo algún que otro pequeño sin atreverse a dar color porque lo del dedo mancha. está sucio y los papás lo limpian. por qué no darán entonces toallita... se preguntan con el verde o el azul comenzando a escurrirse cual helado por el dedo. alguno de ellos _menos cauto_ planta su yema sobre el folio y entiende la magia. su dedo coloreado contagia al papel su tono. pero tan pronto lo desliza sobre lo blanco como se olvida del digitopincel y se ensucia el pantalón o se marca la boca. allá donde vaya el dedo deja su sello. y otros niños _con otros tantos dibujos_ inmaculados, preocupados por lo pringoso y sin la tarea hecha. contenerse o lanzarse. no queda otra.

roland_tiangco propone un similar ejercicio _colgado en creaturecomforts_ al que ayer hizo el hijo de mi hermano. hay que mancharse, señores. si quieren saber lo que digo. si desean llegar al final. si buscan satisfacer su curiosidad y terminar con la misión cumplida habrán de ensuciar sus manos. no hay más. es el camino. quien quiera peces que se moje en el río. y si piñones que se busque el pino.

ante un enredo cercano se puede uno sentar en lo alto y ejercer de árbitro para la bola en red o el último set. la otra opción es la de girar el cuello de lado a lado persiguiendo la pelota que se lanzan los adversarios. entrar o quedarse tras el cristal. decir o escuchar sin hablar. pronunciarse o renunciar. es una cosa u otra, pero si optas por alguna de ambas posturas no puedes desarrollar la dejada. cuando tus mandil está limpio es que no estuviste entre fogón y la tina. si el aceite, tomate, vino o jabón motean la tela entraste hasta el fondo de la cocina. que para ciertos asuntos no basta con el toreo de salón. hay que saltar al ruedo o quedarse en casa. pisar el albero o sentar el trasero. que el toro tiene dos cuernos...

haber tenido cerca avestruces enseña. se aprende mucho conviviendo con cobardes. porque el valor no es siempre saltar del trampolín más alto. en ocasiones, el coraje es mancharse el traje.
ver cómo los largos cuellos se clavaban en la tierra para no pringar sus plumas alecciona. los agujeros delatando sus espantás atildan el vivir a medias de los que enseñan el índice con la pintura del cole goteando. sin cumplir tareas. sin rellenar la ficha. con un cero de más por sus medias tintas. y el que esquiva los hoyos que la cabeza del ave hizo comprende que hay que ensuciarse, mojarse y mancharse.

el futuro pertenece a aquellos pocos que aún estamos dispuestos a ensuciarnos las manos. es lo que reza el cartel. que para saberlo hay que destripar el pastel y darle carbón al blanco del papel. sólo con las manos negras esparcidas por el póster es como se revela el texto. revelador.
lo que ocurra _bueno o malo_ o llega o se busca. que si te encuentra con la cabeza hundida no estará sucediendo. para vivir lo que venga habrá que pringarse.

2 comentarios:

Adela Peña dijo...

Si te pringas las manos y te las lavas, bien; pero si es para llevártelas a los bolsillos, mal.

larraitz con pompa dijo...

adela peña_ las manos siempre fuera de los bolsillos. no se saluda con ellas dentro. no es educado. tampoco son buenas las que se atascan en ellos retrasando el pago a la espera de los menos agarrados. que si hace frío para algo están los guantes.
las manos se manchan. se comparten. se muestran. y se dan.
lo de lavarlas... siempre que no sea para esquivar responsabilidades. entonces sí. lavarlas cuantas veces haga falta. agua, jabón y toalla.
buena tu apreciación, gracias!