lunes, 5 de octubre de 2009

alumna

los domingos salen los vestidos finos y las camisas planchadas del armario. el séptimo día el despertador queda en paro. el día de las comidas familiares se juega el partido de turno mientras suena el _rechazado por mí_ carrusel deportivo estirando la tarde. el día del descanso.

en preescolar tuvimos mesas quesito _como los premios trivial pursuit_ de colores. y las sillas eran chiquitinas. como nuestras pinturas y primeras letras. luego entramos en el mundo de los grandes con mesa rectangular y silla alta. deberes y muchos números. eran mesas con hueco bostezando a nuestra tripa para guardar los libros o esconder lo prohibido. aún faltaba para llegar a las de rejilla, las de los verdaderos mayores. y llegamos. mesas con celda donde se veía la pila de apuntes, cuadernos y tomos de lecciones. eran verdes.
y ya sabiéndonos en lo más alto de la escala de pupitres aparecieron los de antaño. fue como regreso al pasado. mesas con tapa. como un baúl. tan discretos a los ojos como incómodos para lo apoyado sobre el tablero al buscar el boli negro olvidado dentro. siempre se caía algo por mucho que alargáramos los dedos queriendo abarcar todo lo dispuesto sobre el madero. a pesar de lo molesto me quedo con ellos. quizá por lograr transportarme a otro momento. por gozar de un cofre mientras estudiábamos. quién sabe.

ayer fue domingo y comencé mis clases. prometí aplicarme y no esperé al lunes como se hace con los regímenes o las voluntades a medias.
mi primera lección fue un ejercicio práctico. un paseo con pompa decelerando el paso. no más. más que suficiente materia para esta desaplicada en procurarse cuidados.
respiraba los minutos que mastiqué despacio. controlé mis pies que se disparaban. frené la cinta que de costumbre parece que me transporta a lo largo de la ría. y llegué a la punta del muelle tardando más que nunca. con la letra en duda del que no recuerda si va antes la "t" o la "h". con el resultado de la suma repasado una y mil veces por el lápiz que no está del todo seguro.

cierto que hubo otro tipo de mobiliario en lo escolar más adulto. pero no puedo calificarlos de pupitre. tenían diferente categoría. no eran el trono de aquellas mesas sobre las que esparcíamos papeles, estuche vomitando bolis de colores, el tipex, el compás, el libro de texto y el de ejercicios. no eran la panza gargantúa que nos guardaba lo que usaríamos la siguiente hora y la merienda del recreo. eran otra cosa. sillas con brazo. eso eran.
un puesto reservado para cada estudiante. una plaza entre otras tantas. un lugar entre filas y columnas. un número más que mira hacia adelante. un recoger al sentado que anota lo que le explican o copia del encerado. una silla sin la magia del rincón propio donde esconder tus tesoros del cole. eso eran.
un adiós al niño. un cambiar continuo de aula. un estar de paso. un préstamo que esto no es tuyo. un correr hacia la carrera. el colegio se acaba y era su manera de enseñarnos a escuchar sin mochila, tomar apuntes en cualquier momento, sin batallón de subrayadores desplegado, sin tiempo para correctores ni para líneas con regla. un nuevo mundo donde lo que se estudia no es juego. y no te ofrecen recreo. si acaso te lo buscas. eso eran las sillas con reposabrazo que me situaron sin darme cuenta en otra ciudad, en la universidad, en una nueva estudiante. eso eran.

ayer empecé mi postgrado _tan costoso para mi como el de accesibilidad que está haciendo una valiente amiga_ y aún me estoy haciendo a la silla.
por mucho que repase el temario me fijo también en lo duro sobre el que me siento. pero me haré a ello. eso pienso mientras cambio de postura pero me mantengo en el asiento. después del mostaza y junto al anaranjado está el mío. mi sitio calmo. mi reservado espacio para que haga de mis horas más balsa que marejada.

las sillas con reposabrazos están prestas. como las de hula_seventy. siempre dispuestas a que llegue tu diestra _las había también zurdas_les sonreía_eran simpáticas_ a escribir lo que citan micrófono en mano. pero ahora que me obligo a posarme en una de ellas las veo distintas. sí son un poco trono. empiezan a tomar forma de propio. es el color. es su silencio. es su escayolada extremidad que me dice que se detendrá conmigo. el tiempo que haga falta. mientras esté estudiando y haciendo ejercicios tendrá ella su brazo en cabestrillo. apoyando mi quietud, mi aire en cata, mi prisa acabada. enseñándome a estudiar de nuevo. cantando en alto la lección conmigo. que el cerebro es músculo y si lo exploto reviento. y me lo repite hasta que lo hago mío. hasta que apruebe.
y aquí estoy. aplicándome. a lo mío. a lo que me tocaba desde siempre y nunca hice. a cuidar de mi mens in corpore. con todos los apuntes. concienciada. y respirando hondo porque hay tiempo. que este curso no es una carrera _nada más lejos_ ni algo que se acabe con un título tras años. es un ejercicio para siempre. un nuevo estado de estudiante de por vida. un aprender _y practicar_ vitalicio.
caminaré despacio. no exigiré a mis minutos milagros. no me creeré más fuerte de lo que me chive la mente. dormiré. hincharé más mis pulmones. entenderé a mi cuello y no le daré castigo. no cargaré mi agenda. ni acortaré mis noches. me regalaré siestas cuando se pueda. y no olvidaré mi itv. prometo hacerlo. soy mi tutora y mi experimento. yo misma soy el proyecto en juego. sin tonterías. cosa seria. y a pesar del miedo de todo estudiante ante tan vasto temario me he propuesto ser buena alumna conmigo. con silla en cabestrillo _a estas alturas_ alumna.

4 comentarios:

Adela Peña dijo...

Alumna firme como una columna: base, fuste y capitel. Una cariátide.

larraitz con pompa dijo...

Adela Peña_ eso es!!! una cariátide!!! sí señora!!!
puedo escoger cuál? hace unos días descubrí una pareja _hombre y mujer_ en una calle del barrio de mis padres, casi esquinando un jardín. lo confirmaré cuando pase de nuevo debajo de ellos, pero creo que elijo ser ella. alumna paciente. de piedra. con base, mucho fuste y capital ¿se me permite el guiño?
gracias por la visita y el comentario.
bienvenida a este flote!

pepa dijo...

Yo me propuse estudiar ingles hace dos años y me fallo el tiempo, con lo que a mi me gustaba y a mi edad, pero estaba encantada. Sabes que no puedo quitarles una hora a mis peques. Un beso querida niña

larraitz con pompa dijo...

pepa_ y un bulldog inglés? ;)
y si no... algún anglosajón que pasee también perros, que charlando y con la tele es como mejor se aprende.
no descartes nada. todo puede ser. todo. quién sabe lo que nos depara...
otro beso a ti querida pepa!