martes, 3 de noviembre de 2009

trenes

no todo el mundo logra ver todos los besos que se dan en las estaciones de tren. el andén es uno de los lugares donde más ósculos y abrazos se reparten. son las despedidas y los llegares. el romanticismo _de pareja o no_ asido a las maletas. colgado de la gabardina. prendido del mechón de ella. el adiós levantando hacia atrás la pierna en tacones cual película de los cuarenta. la bienvenida volada en giro de los labios en metralla.
el beso que me han enviado hoy en fotografía habrá pasado sin pena ni gloria para la mayoría. dos coches _así les llaman en el argot ferroviario_ rozando sus bocas en el amor más maquinario.

bangkok-chiang mai era lo trazado en el mapa. tras asentarse por meses en dispares puntos y danzar los días entiendo que escapan ahora de las normas y academias para despeinar sus rutinarias disciplinas.
me llega un mail. ella teclea desde su iphone. la dibujo sosteniendo el pedacito de tecnología en pleno centro de un lienzo que ella describe de manera increíble. cortinas verde militar, ventiladores de la segunda guerra mundial, una señora y su perro, un colchón sobre los asientos dando el pego... y mastico la espesura del aire, alcanzo a percibir la humedad destintada. es un collage de retales de revistas lo que me llega en sus palabras. gente esperando, desesperando, durmiendo, bebiendo, comiendo en el suelo... así lo describe. y luego su mano tras su primera sonrisa en luna acunada. su mano menuda que agita el día extranjero para estrechar lazos con lo nuevo. y al rato la otra mano que se suma y también sacude hacia los chicos que le miran y adopta en ese instante. está feliz y lo comparte.

el tiempo de una jornada laboral lo reservó para una tarea importante. debía viajar para abrazar y así acercarse. uno de ida y vuelta para encontrar pequeñas respuestas. la cafetería del tren con un café humeante dando sabor al paisaje cada vez más castellano. una luz extraña que frunce el ceño al que asoma la mirada esperando algo. el tiempo que pasa y la conexión a su mundo entre las manos. de nuevo un iphone. de nuevo en un tren. y el que lo describe pincela apenas su recorrido. es menos lo dicho que lo añadido. un abrazo que se cuela como regalo para su privado. el paisaje cepillando la ventanilla y lo incómodo de cada uno golpeando el silencio de viajar a solas.

la del paisaje empapado en novedad lejana envía un segundo mail. a escasas horas del primero. dice que sus cuerpos se quejan. que la visita al baño es todo un riesgo. y que a intervalos entra en sueño. de nuevo me lleva con ellos. cada vez que se despierta su chico le besa. le dice algo que apenas diferencia de lo que morfeo recrea. y mezcla vigilia con las zetas. en el mismo solapado que el paisaje donde se colaron. en un indefinido. en una intensidad por partes. sumada, agregada, nacida por naturaleza espontánea o derruida sin repararse. anécdotas que su amado reportero le ofrece como enlace con el viaje. y nos lo descubre. lo confiesa. su cansancio y fascinación entre tanta belleza.

hacia la planta quince en ascensor. lo sitúo aún dentro del viaje, como si no hubiera salido del tren, como si su vagón le enmarcase el día completo. subiendo a su destino retrocede en años. décadas de olores que escalan pisos y sensaciones. una cocina. los perros. la ropa recién tendida. la escalera mojada tras barrida. el café. patatas fritas. la colonia a granel. el tabaco en pipa. el óxido de las bicis. las persianas de madera. una cerilla. el frío. las suelas de esparto o las bolsas del súper. el aire encerrado en la cabina que le eleva esculpiendo del tronco de su memoria tanto archivado sin desempolvar ni usarlo.
con una frase lo sentencia. y mis ganas de viaje y escape desarrollan la película que _para mi juego y este post_ invento. viviendo el cuento.

sin moverme de mi sitio me han llevado de viaje. dos destinos. con y sin acompañante. a culturas desconocidas por mi o a las de la vuelta de la esquina. en tren batidora o en sillón amplio.
ambos iphone, los dos, cargados de lo más generoso han acercado a sus dueños a mi pantalla y me han hecho escapar con ellos.

no todos los días se captura y aprecia el beso entre dos estacionados trenes.
posados labios en lo más amoroso de tanto que han vivido. acércate más... se han dicho.

él vuelve y le despierta. marina, mira!
no todos los días se ve la selva, o la jungla, o qué sabe ella... pero es lo más verde que ha visto jamás.

y yo lo he visto. el beso y el verde espeso.

2 comentarios:

Adela Peña dijo...

VIAJEROS AL TREN
Una pareja camina del brazo por el andén 12. Ella parece una modelo que pudo haber sido. Unos cuarenta años en traje de chaqueta de firma, calzado negro de tacón alto y medias oscuras con costura. En su mano derecha porta un maletín de ejecutiva. Él, más alto y más joven; chaqueta cheviot, pantalón vaquero y mocasines color burdeos de lazo. Se detienen junto a uno de los vagones. Ella deja el maletín en el suelo, se miran, se abrazan y se sueldan por la boca.
Yo me he montado una película. Me la imagino poderosa, presidiendo alguna reunión empresarial internacional.
Los altavoces anuncian la salida de su tren. La pareja continúa con su ardiente despedida. Silva la máquina; las puertas se cierran y el tren arranca. Los enamorados se quedan en tierra de nadie, porque así son los andenes. El amor además de ciego es sordo. Se ha quedado en tierra por volar al cielo. Cuando pasó el vagón de cola ella recogió el maletín y se fueron del brazo como habían llegado; no dieron sensación de sorpresa. ¡Vaya temple! me dije.
Me sé la historia hasta aquí porque entré al andén detrás de ellos y subí al vagón paralelo situándome a cuatro metros del idilio.
Un día comenté lo sucedido con la del quiosco de la estación; quien me dijo: Son novios; él es un importante empresario y ella vive con su madre. Se viste de ejecutiva para estas despedidas. Al marcharse van a la cafetería; ella pide un Málaga y él un Martíni y se van en coche; él la deja en casa de su madre y sigue a sus asuntos.

larraitz con pompa dijo...

Adela Peña_
... gracias por el regalo, precioso regalo. una deliciosa historia tecleada por quien también juega a vestir sus piernas con medias con la negrita dividiendo sus andares.
gracias por acercarte de tantas diversas formas. por comentar incluso cuando parece costoso entendernos a las pompas.
gracias por ser la de la vida inventada para ocasiones merecidas!
gracias