lunes, 23 de noviembre de 2009

ordenador

cuando entraron en la habitación de mi hermano para organizar la batalla reposada sobre su mesa no sabían lo que les vendría en cuanto llegara del colegio. era la primera vez que aquella valiente se animó a hincar el diente a semejante desastre de cordillera conformada por papeles, libros de historia, soldados, anotadas estrategias, alguna foto, cuadernos y lápices de colores.
a las cinco entró en su dormitorio a soltar su mochila y el enfado fue mayúsculo. la mesa _antes montaña_ era meseta rasa y llana. todo agrupado según la lógica de quien no veía más que desorden. los cuadernos apilados a la izquierda. todos los folios descansando uno sobre otros. los muñecos formando hilera sobre una cajita de madera. las fotos dentro de esa misma caja. y las pinturas de madera cual lanzas preparadas en el cilíndrico bote. ¿dónde encontrar entonces lo que dejó bajo el libro verde, justo donde asomaban las fotos de aquellas pinturas del greco? era un trozo de papel de periódico donde apuntó lo que venía buscando. y a saber...

llegaron los ordenadores a hacerse domésticos. y para cuando mi hermano tuvo uno para sí mismo ya nadie amenazaba con desajustar su orden particular. dijo una vez _parafraseando a uno de sus leídos_ algo así como que la buena biblioteca no es la más ordenada a la vista sino aquella en la que logras encontrar lo que buscas a la primera. eficacia. y sí, ahí entra el orden, está claro, pero no quizá el de los colores, anchos y tamaños.

tan privada como su fortaleza de mesa lo fue pasó a ser su computadora. no hacía falta que lo dijera. un pc es eso, un personal_computer y el que de cuna mamó que no se abren cartas dirigidas a otros, ni se leen mensajes ajenos lo sabe. quien no mira por la tentadora mirilla, quien no asoma su nariz cotilla por encima del hombro alargando la vista, es que lleva dentro grabado lo importante de lo íntimo y privado.
aunque esté abierto _incluso de par en par_ no entres si no te llaman. y si te invitan no humees. así es como se participa en la confianza de pasa_pote cómodo_te dejo solo mientras me preparo. y te duchas sin imaginar que moverán la cámara de fotos que reposaste entre los platos de la imagen de ku_nihito porque entienden que estará mejor donde tus otras dos cámaras sobre tu mesa.

he visto roperos ordenados por colores. son los más por lo que escucho. otros muchos alternan entre lo que abriga y desnuda marcando dos temporadas en función de los grados. el más extraño caso _que no he conocido pero me ha descrito su dueña_ es uno del que perchan conjuntos ya preparados y salen a escena por posición en la fila. si el primero es ligero y caen chuzos helados de punta vestirá con él, la que coge las prendas ni se lo plantea. es la primera percha y la segunda será para el día de mañana. como en un carrousel.
a un lado los pantalones plegados. sobre ellos los vestidos largos. luego las cazadoras y chaquetas. del otro lado las camisas y faldas. justo debajo, en grupos de tres, las prendas de punto de invierno y verano. y por colores _éstas sí_ las camisetas y cuellos de cisne. así es como decidí organizar el mío. por prendas. y me he hecho a ello y es como más corro sin marear las perchas.

una amiga se reía conmigo. hablábamos de las veces que nos ha tocado zafarrancho juntas y de las personales manías de cada una. cuando se trata de lo mío delego pero en pocos confío a ciegas. lo confieso. cuando me ayudan con mis cosas superviso cada movimiento importante. no sea que algo se escape a la basura y lo busque pasados los días en el estante.
reíamos cuando hablamos de ello porque con los años nos hacemos todos más a nuestros recorridos. somos como animales. todo es costumbre. es un modo de hacer, unos pasos que se siguen llegando a ser casi automáticos. un ya_sé_dónde_lo_dejé. un si_no_toco_las_cosas_de_otros_no_tocarán_las_mías. un conocer tus caminos, tus pies a través, tus carpetas y subcarpetas, el nombre y orden de cada archivo.
sí. lo soy. y no busquen razón. no hay lógica aparente. aunque yo la sienta.
soy la que coloca cucharas en la pared en lugar de en el cajón. soy la que mete en su cuarto un caballo y un árbol. la que se desayuna en el suelo. la que abriga distinto cada pie. la que sostiene sus papeles sobre una puerta y apoya varias de ellas sin cubrir ningún vano. la que enrama las botas sin cordones y tiende la alfombra cual marco.
sí. puedo descolocar a quien me estudie de cerca. me consta.
soy la que conserva carpetas de otros en mi pc porque son parte de sus huellas. la de los varios que pulsaron las teclas. soy la misma que sin jugar nunca en el ordenador no suprimo los juegos que desconozco porque no me ocupan ni preocupan. soy la que visito alguna vez la música que escogió quien fuera marido o simplemente amigo. porque dejaron su pisada almacenada en una amarilla. y la conservo.

el maestro quiere mostrar. él que sabe tanto de lo suyo busca que los demás aprendan y optimicen en ese campo. se ofrecen los doctos. pasean sus saberes. asoman sus conocimientos por si nos tientan y a veces cedemos. preguntan si queremos y tras el asentimiento entran.
así debe ser. si quieres te hago la vida más fácil, o más culta, o menos hambruna. y luego me muestras lo que tú manejas y me apunto yo a tu escuela.
pero el maestro que ciega sus tics, el que quiere predicar hasta entre sordos pierde el tempo y no espera. expone la lección y a veces los alumnos están fuera. y en su ceguera embriagada por lo que su saber puede hacer de bien comienza a perder los papeles. deja de ser gurú para imponer su norma y manera de hacer. que si caminar así es mejor para el cuerpo. que si te he organizado la nevera. que si borré de tu escritorio iconos. que para qué necesitabas aquellos sobres si no tenían nada dentro. que si es mejor mi método. que ya verás. que te lo he dejado todo preparado... y tu boca no acierta a disimular tu falta absoluta de crédito. tus ojos luchan por si lo que están viendo es cierto. siéntate _dice el que pudo ser profesor y sobrepasó fronteras_ que te enseño cómo has de funcionar ahora que te he dejado todo lo tuyo como yo me apaño y tú deberías...

eso es. sin palabras.

el escritorio de mi hermano cuando niño era intocable como lo es hoy el de cualquier ordenador personal y no comunitario. las tripas de aquel desorden conocido de quien se enfadó cuando desmontaron sus montículos eran igual de vitales para él que para cada desnudo su armario, cada cocinero su despensa o cada usuario su computador con todas y cada una de sus carpetas.
¡sea un mac o un pc!

el ordenador hace eso, ordena. pero que nadie _de no pedirlo tú_ ordene lo tuyo. no sea que te pierdas...

7 comentarios:

rojobilbao dijo...

De buenas intenciones esta empedrado el camino al infierno. Pero no seamos malos, Ella estará en el cielo por Santa. La que armé (y armaría otra vez) peor lo necesitado que estaba de cierto desorden más organizado. Ahora me conformo con desordenar con criterio mi biblioteca, es lo más íntimo que tengo. Dice más de mi que mis amistades, me temo.

larraitz con pompa dijo...

rojobilbao_ qué bueno leerte! no somos malos con quien toca lo íntimo pero cómo no alterarse con quien repite y no aprende que lo de cada uno es eso, de cada uno.
gracias por beber de las pompas

rojobilbao dijo...

Hay una mamá que te lee a diario y me viene con el cuento cuando le gusta lo que ve.

larraitz con pompa dijo...

rojobilbao_y el niño de la mamááá..a...aaa..a.a..a....aaaa?
bss a los tres

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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larraitz con pompa dijo...
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