miércoles, 27 de enero de 2010

alada

bailar, dar amor y recibirlo. eso dijo. eso sentía que quería. cerrar los ojos y mecerse en un baile amoroso de una ida con vuelta de pensar en el otro. y ojalá todos.

a vueltas con el pelo. así andaba si la moto corría menos que el viento y le sorprendía a la contra. era cuando los cascos _inconscientes cabezas_ no habían entrado en la razón de ninguno. cuando conducir la scooter significaba sentirse libre. era el sabor a salitre estirando la piel con sed de hidratante. era la noche fresca erizando lo que adormeció el sol de la siesta. era la poca tela que nos cubría y se batía azotando levemente nuestras pantorrillas. era cantar sin casi oírse. eran los pies desnudos soltando la arena en tatuaje. y era el túnel de aire. las ganas de vida abriéndose camino sin resistirse.

si lo llega a pensar no lo hace. al menos no así. de haber sido avisada no habría saltado al agua con la decisión y calma con la que sorprendió a todos. con los miedos aún por saltar del borde ella zambulló su intención y se limitó a cumplir cometidos. sin darle más vueltas. sin marear a nadie. lo hizo y se encontró empapada y no le importó lo más mínimo. había que hacerlo y eso hizo.

vibró ligeramente la superficie de la mesa hasta acariciar su codo. su mano zurda sonrió al pensar en que entraba un mensaje inesperado. y la sorpresa de quitar el envoltorio le arrancó una mayor luna en su rostro de arrastrada semana. el qué decía y de quién venía era otro más de la ilusión pero no el todo. que llamaran a su puerta ya le hacía flotar. poco más pedía tal y como veía que sus ojos latían desde hace días.

el tiempo necesario para un café donde dijera. propuso la esquina en la hora del día. haría por estar. hacía años que no reían cara a cara. entre paseos nocturnos y maullidos callejeros habían sostenido la pista sin desequilibrio. porque nada se les exigía. quien quiso apareció y así lo harían. si cuadraba beberían leche en sus tazas en brindis.

está pues la de la moto. la del chapuzón. la del mensaje. la del descafeinado. están todas esas manos.
manos alargando los brazos de los que nacen. estirando la dicha que a veces brota de no se sabe bien dónde. en planeo sin planes. en vuelo sin preparada trayectoria. en libre danza. flotando.
manos que peinan la corta melena que añora ser roja. manos que arropan el azul verde agua que le da vida. manos que sienten el frío de fuera batallando con el calor de su dentro. y se elongan y bailan y quieren y _porque no piensa en el salto_porque ni siente el casco_porque por un gateo haría un hueco_porque el pitido le trae un beso_ se sabe querida.

muchos meses de surcos que aparecen y dejan de verse. mucho tiempo. demasiado a veces. toallas en el suelo. puñetazos en la almohada. suspiros tras sorpresas. regalos. portazos. y semanas y más semanas para al final coger la mano y hacerse con el tranvía en un impuslo casi suicida. mano que tendía. mano que escogía. mano que _como ella sabe y {zara} fotografía_ se estira... y hace que la que le adueña se sienta de nuevo alada. sea eso o no sea magia.

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