lunes, 22 de junio de 2009

exprimidos

salen del funeral de un niño. al que despedían hoy era un niño. un pequeño cuerpo en comienzo. y no han podido más que estrujar a sus pequeños.

el hambre hace masticar más acelerado. cuando las tripas rugen devoramos sin dejar rastro. es la ingesta la que nos mueve. invalidamos el paladar. olvidamos la mesura. todo es poco para calmar la voracidad que nos retuerce el monstruo hambriento. hay que engañar al despierto.

esta noche el desvelo de mis amigos será destinado al estudio de sus dos hijos. el pitido de la vida que se esfuma les ha recordado que lo que abrazan puede no estar en un rato. y han decidido empeñar sus próximas horas en retener cada mínimo centímetro del regalo que son sus niños. recordarlos tal cual si hiciera falta algún día que se convertiría en noche. eterna.

entró en cocina ajena pidiendo un plato. sin reserva y con mucho apetito. expuso la propuesta y le vistieron la mesa. alimentarían al hambriento y él no pediría caprichos. así lo acordaron.

unos se aplican en memorizar lo que conocen y dan por hecho. mitad agradecidos y otra misma porción respirando el miedo de perderlos.
el otro no se detiene en el detalle. hunde la cuchara en el cada vez más des_inundado hondo sin estudio alguno. con una misión primitiva. visceral y animal. puro instinto. arroz de rancho y sin cuajada ni mousse de chocolate.
están los terceros. los que ya despidieron. los que conocen el verdadero hambre. los que suspiran recordando las sobremesas. los que sonríen a las migas del pan cortado.

la ausencia es un hambre. tortura. aplasta. retuerce. desgarra. trastorna. anula.
de ahí que el temor de su venida nos haga cerrar los ojos y capturar el momento. exprimirlo. como para los primeros.
de ahí que su visita nos recalque el espacio entre nuestros brazos. el hueco aumentado. y bajamos los párpados por capturar del pasado abrazos. exprimidos. como le ocurre al otro.
de ahí que encontrando un bocado nos aferremos a su cuerpo. lo asimos. lo aprehendemos. con las pupilas cubiertas reproduciendo cada arista. la forma. el tacto. el aroma. bendito abrazo. exprimir. es lo que sucede a los terceros.

unos brazos rodeando la nada es desear un plato. y cuando llega el relleno se activa el paladar. la memoria retentiva.
porque el hambre llegará. cabe la posibilidad de que lo abrazado se esfume. puede pasar. a cualquiera.
por eso os abrazan. esta noche en especial. paladeando. sin engullir. degustando.
por eso yo abrazo.
incluso sin derecho a postre. así es el pacto.

2 comentarios:

Julia dijo...

Mi querida amiga.
Esta entrada me ha recordado que, un segundo, simplemente en un segundo, podemos perder a aquella persona que tanto amamos y...
...Duele, duele hasta que el dolor nos agota y, aún así sigue doliendo y doliendo.
Es en esos momentos cuando nos damos cuenta de lo poco que decimos un –te quiero-.
De que deberíamos abrazar, besar mucho, muchísimo más.
Que deberíamos sentarnos a conversar de lo que fuera en lugar de preocuparnos de otras cosas.
Pero lo olvidamos, siempre volvemos a caer en “la misma tentación”, la de decir: Mañana.
Pero ¿sabes?, soy una de esas personas a las que les encanta decir ese –te quiero- cuando me apetece, cuando me sale del alma, cuando siento que necesito decirlo y besar y abrazar..., me encanta ser así, aunque tenga que ser yo la primera.
Un beso

Julia.

larraitz con pompa dijo...

gracias
perdón
te quiero

más veces deberían salir de nuestros labios. cuánta razón!

cada una de las pompas_de_leche también te quieren.

nos gusta mucho tenerte entre nosotras. feliz regreso!