viernes, 10 de julio de 2009

dispares

estaba felizmente emparejado y empadrado. y en la sobremesa bancada al aire libre sostuvo su idea de renovación de contrato más que de votos. por ley. eso decía. debería haber un máximo para los matrimonios. tope de tiempo. y luego por separado examinar los deseos y el estado.

durante cuentos recorres las sendas de adoquines dorados. si tienes fortuna _mientras dure ese tiempo_ claro_ sientes la dicha entre tan laberíntica gente. siendo tan particular diste a parar con tu ficha. pero los cuentos son letras adornando papeles prendados. son tan bonitos como finitos _por muy gruesos que sean_ y tarde o temprano acabas por leer el fin. desengañémonos _sí, a los enamorados decimos_ siempre llega.

buscar pareja no debería embarrarse con dar con parejos. adaptarse a los días a la vez que a los trajes se logra jugando al acople con los dispares. que son todos. que no hay iguales.
así el continuo tensa y afloja. así el ceder con el recibo. así la escultura tallada con lo que aparece en el camino. moldeándose todos, no de un lado, quede claro.
los amigos. los compañeros. amantes. acompañantes. son trajes de modisto. mil pruebas sosteniendo los posibles entre alfileres. bailando los márgenes de lo silueteado al principio como válido y que va cambiando. varía el talle, el patrón, el sentido del hilo, el tejido. varías tú. y mejor así. preferible esta metamorfosis ajustable que no la muñeca hinchable. sempiterna pero inerte. indómita. no permeable.

quizá la propuesta sea sensata. pero no a los años. porque ¿cuántos? y ¿si hay dependientes que no escogieron? los votos, la elección, la confirmación... mejor cada breves e irregulares intervalos. cada anochecer, cada café con tostas, cada viaje a la arena, cada previa de reyes.

y junto al acople del ropaje, el fluir. y justo a la vera del fluyente, la opción escogida por pertinente.
con los pros y los contras _de ahí los hilvanes_ y con la manga más ancha si cabe... cubriremos nuestros fríos de amor. sí señor.

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