jueves, 9 de julio de 2009

confianza

un acto de fe. la entrega a una certeza por atravesarte un pálpito. la apuesta por lo que te recorre las venas. aunque no lo veas.
eso es la mano en el fuego. en la llama que Mert Alas y Marcus Piggott fotografiaron. en el dolor que barruntas como imposible. nunca te llegará. no a ti. y extiendes el brazo.

el potro, el bambi más niño y mis sobrinos. a caminar comienzan retando equilibrios.
la cerveza, las de bruselas y los tacones más altos. a disfrutarlos se llega gestando rechazos.
pasan los años labrando grietas, tintando canas y quemando.
cada asignatura aprobada una ampolla. tropezones de tercer grado dejando irremediablemente huella. para que no olvides. para eso te graban a sangre el suspenso. que es fallando cuando te esfuerzas por entender lo errado y cazar el aprobado.

si detuvieran tu vida en un instante cualquiera y extrajeran de ti las convicciones serían unas y no otras. otro corte en otro tiempo y el listado ha variado. para cada momento una religión. y con cada veneración una prendida hoguera con la mano que tienta.

el último traspiés fue todo un trastazo. ya estaba en el suelo creyendo que no corría más peligro pero el lamento se hizo. tendida seguía acercando mi diestra a la flama por los posos de mi sangre. convencida escuchaba la ruleta sin temor a más caída. pero llegó la realidad maestra levantando vara y atizando mi apuesta. no llegué al cinco y el fuego marcó mi cuerpo. en grado tercero.

a día de hoy hay más aprehendido. tantos temas mamados como cicatrizadas quemaduras. pero sigue habiendo apuestas. nuevos altares. otros aires llenando tus pulmones hasta firmar convicciones. porque necesitamos cabos. creencias. columnas vertebrales.

lo de la palma sobre el calor abrasador es parte de esa certeza. a pesar de las llagas _siempre_ estará la confianza. a pesar de beber del fuego _inocentes_ nacerás otras confianzas.

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