jueves, 30 de julio de 2009

detrás

era como una marioneta con cruceta. sí, eso era. no era de las que introduces la mano para dar vida y sacudir sus brazos. no. su cuerpo vibraba articulado por lo tirante de los invisibles hilos que de arriba le indicaban el camino. y eso era lindo.

quien no tiene gato tiene perro. pero algo tiene para interponer cuando el ambiente se le torna feo. aunque sea tan sólo su percepción. es la defensa. y quizá en ataque. pero planeada como escudo.

cada ciertos pasos de su caminar sacudía el esqueleto como si escupiera un salero. la suma de roles intentando darse hueco se removían y la dermis los contenía como podía. ni más ni menos.

hay días _épocas_eras_ en los que no paras de escuchar ladridos. los oyes dentro. tu lado más salvaje en grito. en protesta. se queja. y son esos días cuando la calma que vestías comienza a ceder los puntos para que se muevan los canes. sus patas agitadas en batalla. sus torsiones agitadas sin poder darles mordaza. cuando te ocurre _y eres consciente_ tus poros duelen y quieres correr de tus dentros. salir de ese cuerpo que se aleja del equilibrio sin que nadie lo sepa. porque sólo lo nota tu traje. no es fácil desde fuera entenderlo. un cambio en silencio para los de fuera. audible _y en estéreo_ desde tu interno.

una de las órdenes de las guías del títere movía un b_razo breaker. y luego el otro seguido de una pierna justo antes de la última. la convulsión era un aprendido baile. décadas de danza practicada por no haber domado a los mandones que deberían decidir quién queda vivo y quién más que moribundo. sí. lo determinante y duro de la muerte no ejercía en aquel cuerpo con tantos personajes buscando sustento. el que es protagonista, luego marcha a empujones fuera de la pista. y el que porta a los actores queriendo hablar por su boca se descoloca y recoloca. un tembleque para sostener a los que le definen de tan dispares modos según sus codos.

como una careta tu gesto se hace perro enfadado. o quizá antifaz _como sostienen en ffffound_ con forma de negro gato. o dragón o un búfalo gordo. da igual el animal. el hecho es que tras tu gesto antes en balsa ahora se ha impuesto tu lado más indispuesto. el que, a pesar de no ver nadie al comienzo, dejas que diga y ladre. vocee y encienda fuegos. maldiga y reparta cabezazos.

ver tantos lados del mismo humano bailando sus huesos en saco le devolvía a mis brazos. en mi cabeza les dibujaba entre acuarelas moviendo brazos. imaginaba lo que ocurría. me lo inventaba, sí. pero encajaba. y para cuando seguía marcando su marcha de siempre, en sosegado paseo, yo sonreía esperando cuál de los personajes saldría vivo. sería el felino o el más niño?

el miércoles tarde escuché ladridos. se agitó de pronto la jauría que dormía dentro. y se quejó el reverso porque aquella bulla acabaría por salir. salpicaría. y al ver claro que fue por encontrarme a su oscuro minino partí de su lado. no está bien el juego del perro y al gato. las máscaras para las fiestas y no para los desplantes.

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