sábado, 25 de julio de 2009

caleidoscopio

lo más enigmático que se me antoja de lo diario es la visión personal de los colores. lo de las formas es tallable. lo del color y los tonos no sé cómo se atrapa.

el rojo es rojo para todos. incluso para el daltónico es algo más que un fallo o la duda entre las dos corbatas. el verde es para la hierba. y el mar suele pintarse de azul. con blanco. pero azul. siempre.

la percepción de los hechos es aplicable a lo sensible de los pantones. cada rincón de los días. todas y cada una de nuestras esquinas son vistas por cada par y su entendimiento. y cuál es la jarra medidora, cuál es la regla... el modulor aplicado es variable. depende del giro de las muñecas sosteniendo cada aparato donde los prismas acristalados solapan gamas y aristas.

señalaban el collar verde agua que pendía de mi cuello de viernes. es mi color preferido _dije mientras me preguntaba_ cómo lo verán?
y durante ese rato es lo único que sostuve sin cambio. mientras las cuentas seguían siendo exquisitas a mi vista, mi entorno rotaba dentro del caleidoscopio. lo lindo viró a frío. lo desconocido se vino conmigo. lo apetecible se acantiló al abismo. y se hizo grande lo chico.
al separar mi pupila de la lente lo engarzado seguía siendo de un agua verde. inalterado. a mis ojos, claro.

cada conjunto de arterias y venas, cada esqueleto y su red musculada tienen su escuela. la educación. los años. las circunstancias. lo testarudo de cada uno. todo apilando vidrios coloreados para decidir por nosotros. por nuestras retinas.

lo que entiendo por tierno no es visible para el de al lado. si buceo bajo un andamio entre decenas de buzos rojos debo asumir que sólo lo hacen mis ojos. si no me acompañan cual dama es cuestión de mis gafas _aunque otros conmigo lo vean_ y del hipermétrope astigmatismo.

así que ahí sigo. viendo los gestos, estudiando palabras, percibiendo matices... pero sin entender cómo lo harán las demás pupilas. cómo será que su historia hará el giro. cómo su carácter, sus necesidades, sus hambres, sus luces y oscuridades conforman las siluetas paletadas de cada mirada.

ahí estoy. con mi caleidoscopio _como en la imagen de nessak_photography_ procurando enfocar mi vista a través de la de tantos. porque si comprendí que pretender que se acerquen a mi anteojo es utópico, quizá sí logre asomarme a sus colores girando. y es entonces, cuando lo intento cuando lo entiendo. yo me planto tras sus lentes pero mis ojos siguen siendo los mismos. así que lo que veo poco cambia al fin y al cabo.
ahí está. al tiempo que estoy. ahí la razón y el motivo de que no demos con ninguna otra visión que la nuestra. las manos esculpirán y el contorno será uno para todos. pero las pupilas dependen de más que de los caleidoscopios. y esto, como lo de los colores, es lo que no se atrapa.

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