miércoles, 17 de diciembre de 2008

veladas

los planes que un día propusieron sobre el edredón alborotado, entre las dos sillas frente a sus ordenadores, bajo las ventanas abriendo las noches... todos cayeron desde lo alto. de pronto. los suicidaron. un crimen sin castigo evidente. pero prisión tras los hechos.

hay celdas con rejas. jaulas donde encierran a los que no se comportan. y están luego las otras. las autoimpuestas. las fabricadas según nuestros moveres hagan. conscientes o sin saber lo que ocurre. celdas que encierran. todas. las primeras y las otras.

fueron muchas noches _infinitas_ con todas sus horas recortando sobre el blanco de las paredes lo que sin saberlo se convertía en sus propias redes. y con el tiempo les pescaron. uno al otro. el grande que engulló al chico. el corderito que merendó a la loba. y el destape dio la vuelta al calcetín. nada era lo que todos creyeron desde siempre. incluso ellos. se acabó el nado.

la cárcel de las noches atormentadas es cruel como el frío sin mantas. la soledad de lo escapado que fue atado. el eco rebotando entre las paredes que ya no protegerán esos deseos y quereres. mujeres... sí, sí, mujeres... y ningún hombre. ya esta bien, hombre!

tras la hecatombe desnudó su cuerpo y palpó cada uno de sus miles de pliegues. arrugas recién nacidas. heridas demasiado frescas.
y una vez convertida la hecatombe en pasado comenzó a entender sus curvas y aristas, sus necesidades y ademanes. empezó a vestirse. de nuevo a cubierto. nuevos trapos. otras prendas. diferentes sueños. distintos planes.

con un fondo apenas definido y el viento de lado ha sido fotografiado por klementsson el último estado en presidio. una mezcla entre ambas celdas. un poco de la obligada por fuera y otro tanto por ella. las nuevas tramas urdiendo el miriñaque. concesiones que dan respiro al tiempo que actúan de soldador sobre las rejas.
la jaula falda con la que avanza direccionada a lo suyo a medias entre lo esperado y lo innato. estructura aún no carcelaria. arquitectura en construcción. avance con libertad apurando los límites de los enganches. que sabe que las cadenas se forman cuando menos las esperas. y a veces imagina que las oye. pero no... de momento camina ligero con su faldamenta confiando esta vez no se haga pesca.
y el viento que azota a rachas baila lo que le vela aún la mirada. su cara. sus noches despierta enredada en sus brechas. sus cicatrices en intento de olvido. son veladas...

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