miércoles, 21 de abril de 2010

escuchas

escuché lo que a nadie gusta oír siquiera. atendí. agudicé el oído con intención de localizarle. pero no dí con su cuerpo. a pesar de ello pasó conmigo la noche.

escuché lo que hacía tiempo ni siquiera oía de lejos. lo dijeron en silencio. la mano sobre el brazo pronunciando dos palabras. la frente buscando la otra para transmitir la confesión controlada sin voz. pero hasta lo no dicho se lo acabó llevando el viento. a pesar de ello yo paso las noches. conmigo.

escuché lo que no esperaba de voces anónimas. tal cual se ve en minky_loh presté atención. hablaban de lo que siquiera creí que se siguiera oyendo. y dieron con mis esquinas y pulieron las espinas. a pesar de mis pesos se deshizo la noche.

quien incordió mi dormir cubrió mis manos con su intención más hambrienta. me besó a su manera. y no me gustó. a nadie le agrada ser víctima del vampirismo.

quien pronunció sin decir vistió mi erizada piel de olvido de las cargas. me creí besada a su modo. y no me gusta. hoy no. a quién le gusta ser víctima del símbolo de la interrogación con respuesta esquiva.

quienes hablan regalando alas y aire entre lo más duro y oscuro abrigaron el destemplado tiritar del miedo a dar pasos. me lanzaron besos desde otros lados. y me gustaron. a todos saben a rico los mimos no pedidos con la voz.

el poder de un ser pequeño no se mide hasta haber rotado por la cama sin alcanzar el sueño por la culpa de su sonido alado.
así tampoco calculamos las consecuencias de lo que acarrearán los que aceptamos sin mirar bien lo que dice el fondo de sus pupilas.
y para escalar el peligro del menudo y la gravedad de no barajar a los segundos aparecen los terceros. son los que viendo que las picaduras tatúan mi cuerpo de un lado al espejado me sedan y refrescan las marcas. los terceros, los que se ponen en primera línea para que no tema el avance. son los que me sacan de la trinchera de las mantas que me esconden del volador trompetero porque saben que me ahogaré con el tiempo. los que me hacen tirar al fondo más hundido los mordiscos que disfrazaron de ternura.
que las noches con vuelos no invitados se hacen largas. y los días _con madrugadas_ sin poder elevar del suelo ni un rato el alma son tan eternas como las primeras. o más.

escuché por segunda noche el zumbido del molesto inquilino. y antes de cederle de nuevo mi sanguíneo sacrifiqué mi descanso. no estando dispuesta a que interrumpiera mi sueño ni sellara más mi recorrido prendí la luz. y así estuvo hasta que el despertador sonó.

escuché por última vez la confirmación del egoísmo de otro polizón. qué palizón. hice la llamada y grabé el rechazo en mi regazo para no recoger más trozos. por mucho que parezcan apetitosos.

escuché que existen más dragones que princesas. y que cada uno combate a su manera. soldados de dios o del diablo que cargan sus escopetas y afilan sus lanzas, cazadores de un mundo en movimiento constante donde lo material, lo perecedero se ha convertido en el pilar maestro de un instante que se apaga. eso escuché que decían.

un golpe certero tiñó de rojo la pared. era la hora de irme. había estado a mi lado otra madrugada pero no tendría una tercera. un pequeño insecto es capaz de iluminar una estancia y desvelar agotamientos. pero ya no existe el que batía sus ganas de atacarme. murió. igual que lo hacen los diminutos seres que aparentan ser grandes _tal vez por el ruido que hacen_ terminó desapareciendo.

llega el calor y tendré que abrir las ventanas nocturnas para conciliar mi descanso y me da miedo. no quiero más noches a nada zumbando a mi oído. no me fío de quien se cuele. temo al descuido. y los terceros, los que se prestan sin pedir nada, lo saben y por ello han decidido iluminarse para atraer a lo molesto y lograr darle aire haciendo no visible mi cuerpo.

las picaduras van rebajando su daño. igual mi costado.
cómo me va a vencer un insignificante y minúsculo mosquito…
dónde está que me lo quito!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

El mosquito no se apiada del hombre, por más flaco que esté. Proverbio africano.

larraitz con pompa dijo...

anónimo_ el mosquito de mi habitación debió pasar por áfrica porque no le importó devorarme en las horas flacas

Anónimo dijo...

¿Qué tipo de mosquito era? Un Anopheles funestus o un Anopheles culicifacies (mosquito caraculo)?

larraitz con pompa dijo...

anónimo_ desconozco el tipo de mosquito. vino con una cara y creo que no era la suya...

Natalia dijo...

Sería un anopheles mephistófeles, pues suelen revolotear con tridente y les va lo rojo.

larraitz con pompa dijo...

natalia_ bienvenida!!
el disfraz del volador fue tal que ni me dí cuenta de que llevaba antifaz ni que empuñaba un tridente. de que le iba el rojo lo he sabido una vez que me chupó la sangre. ahora bien, aplastado el bicho... se acabó su rango y su rimbombante apellido.
gracias por zambullirte entre nosotras