viernes, 5 de marzo de 2010

salida

había pasado varias semanas fuera y casi el doble sin cruzarse con ella. coincidieron y confesaron las ganas de entrega al olvido y la ruptura de cadenas. sus contadas noches habían coincidido en el lugar común de los osados de truco. en el espacio encorchetado donde bajar los escudos y mirarse con ojos de apenas_te_conozco_así_que_juguemos_un_rato.

eran tres cosas. la tercera era la del animal que contenía. el mismo ser que reía y a ratos gruñía. el irracional que gozaba y sufría sin pretenderlo. del trío la última era la física sin cerebro. era el olvido a la descarga de lo bueno y lo roto. el baile. la tercera del grupo era la danza sin pensar en los pasos. el cuerpo en un moverse libre dejando de lado al humano.

las notas vistiendo el aire encienden o duermen. la música es capaz de eso y de más.
las exigentes mentes no se mueven con cualquier melodía. ha de llegarles la flecha a la boca del estómago para activarles el independiente motor de las piernas.
los intransigentes ni siquiera abren los tímpanos a lo que no seleccionaron previamente en su i_pod. son los que condenan lo que les mal suena. los que ensordan su sentido por no ceder a otros ritmos. no son colores... son los acordes con sus silencios y calderones. tiene bemoles.

con la ciudad dormida alguna esquina bramaba en la cima colmada de hambre y brillantina. de la barra a la tarima, dentro del corro o enfrentado a otro, con muchos pares observando o en la soledad del que disfruta... así y ahí danzaban los que comían las horas nocturnas deseando hacer la de otros su vida. al menos un poco. en una mirada cruzada. en un beso cambiado. en un sorbo prestado. poco a poco y de golpe. a bocados.

cuando tras tiempo sin verse se vieron acordaron armar otro encuentro donde desceñirse y perderse entre todos para encontrar lo interno. estaba la cintura. hablaron del tirón. el pantalón. la mano. el rubor. las cerillas. y los bomberos volviendo a casa. rieron porque casi se quemó y ella bailando.

hay un punto en el que la razón olvida donde tenía las llaves y se despista. hay un momento en el que sólo el impulso ordena. y el cuerpo se hace piel de marioneta y por dentro el terremoto comienza. lo humano se aparta para dejar paso al animalario. es la vida que pide un escape. es el dolor punzante haciendo por evadirse. es la ilusión más grande queriendo salpicarnos. es la alegría desbocada. es la pena hecha balsa. mecerse. girar. saltar. estirarse. contraerse. temblar. rotarse. vibrar. agacharse. esperar. contener el aire... y volver a danzar en un no querer _ni saber_ parar.
en el punto tercero de sus tres dedos vitales no hacía falta escoger canción. el animal no exigía melodía. lo que surgía de sus adentros quería danzar y salir sin freno al compás de lo que quisieran pinchar.

las llamas advirtieron de posibles heridas y aquello era salirse del tablero. la próxima vez _de darse_ no mezclarían el color de las fichas. no harían por tentar la noche. las reglas se estaban dictando tras aquellas anteriores partidas. y se convino acabar con lo que a uno de los bandos le parecía demasiada entrega a la fiera hambruna. lo que era libertad para una podría ser para otro prisión. y para qué los carceleros pudiendo bailar sin darle más vueltas.

en mitad de la pista. subida al podio. o en mitad de su habitación, fuera de la ducha o la esquina del salón. poco le importaba a ella dónde le pillaban las ganas y la fortuna de sentirse liberada.
una b_girl de estilo libre con su personal manera de hacer y danzar. la gingers sin técnica ni licencia para inventarse lo que le nacía. la flamenca del tablao en puntas. la del tutú hecho tentación a golpe de contoneos. la eléctrica callejera en calmada marea. el vaivén hecho cuerpo. la figura de here_comes_the_sun con los días escapando del esqueleto. la energía que alumbra diminutas bombillas que recorren el pecho. las flores del vestido que aletean los pétalos demandando alargar la canción. el pelo largo como extensión de los improvisados pasos. y la mano en reclamo de tanto expulsado libertando.

que suene algo. o no. como si todo calla y el silencio manda. poco le importa al animal que quiere correr libre y entregarse al baile. sea como sea, con música o sin ella, con sus escogidas o desconocidas, ella danzará y volará hasta salirse de sus límites. a la una, tras el dos y por ser la tres buscará por cualquier fisura de su piel la salida que le ponga del revés y le devuelva la vida.

2 comentarios:

Julia dijo...

Amiga Larraitz.
Echaba en falta tus escritos, esos en los que, en ocasiones me pierdo para luego encontrarme en tus palabras finales o cuando los releo.
Algunas veces, lo reconozco, me cuesta llegar a leer “entre las líneas” pero hay algo que hace que, una vez que empiezo, sea incapaz de dejarlo hasta llegar al punto final y, como he dicho, en ocasiones volver a empezar porque hay algo que me he perdido.
Me gusta “tu casa” porque en ella me siento a gusto.
Un beso.
Julia.

larraitz con pompa dijo...

julia_querida
me consta que las pompas en su nado hacen girar los ojos para su seguimiento al punto de perder su recorrido en los bailes. las superposiciones y uniones de varias pompas en una son lo que las teclas traducen de lo que pienso o siento.
llegar a uno de los que nos lean ya es todo un regalo. llegarte y de alguna manera hacerte sentir a gusto es una satisfacción de las grandes.
así que gracias! por volver, por insistir en acompañarnos a pesar de las trabadas danzas de las pompas en su nacer y juntarse... gracias por comentar y por _como siempre has hecho_ estar