domingo, 11 de enero de 2009

sorbos

cuántas. cuantísimas veces habremos adoptado el gesto que retuvo galuzzi en la de arriba. casi hasta podríamos añadir sonido a la imagen. apuesto a que muchos ya lo hacen. los hielos y el ahogado refresco entre ellos.

esta semana apenas me he sentado frente a mi ordenador. ha sido la semana de reyes. la semana de lo nuevo. la semana del reestreno con el mundo comando. la semana del sincronicemos los relojes. de acostarme cuando antes comenzaba _la oscuridad callada_ lo mejor de mi jornada.
esta semana. el móvil reunido para no acusar tantos mensajes de apoyo. el móvil para advertir que mis diez minutos de cabezada llegan a su término. el móvil para decir que vayan comiendo. y la gente que sigue pidiendo... y yo de un lado a otro, subiendo las gradas, con mis nuevas doradas al viento... corriendo.

de los fast_food todos eliminaríamos la bebida de truco. ni el sabor. ni la fuerza. ni el no_gas. ni el vaso. ni el abusado granizo. ni la paja. pero todos pasamos por el aro y tragamos con lo servido. la hamburguesa _y esas patatas_ hacen que pasemos por alto el insulto en intento de refresco.

estos días he sido carne de cañón. carne entre pan y pan con sésamo. he sido preparada al trote. he descansado con las respiraciones contadas. he cruzado la ciudad atravesando las barreras que hasta ayer me paraban. me han dado vuelta y vuelta. casi sin mirarme. _con prisa que hay gente esperando_cuatro a la vez. adivine usted lo que dice el inglés. y en la parrilla mi sonrisa agradecida. estos días.

cuántas. cuantísimas veces he acabado con el borde del vaso de cartón con película plástica mordisqueado por puro aburrimiento. por desidia de lo contenido. por retener la muerte veloz de lo que me dieron para vestir mi menú bigking.
soy de las que sabiendo la estafa de colalight _no varío ni en estos casos_ evito beberlo rápido porque me dolerá más si compruebo al cuarto trago que se acabó lo _digamos_ bueno. degusto la mostaza camuflando la carne con queso y pepinillo dejando que el deshielo haga su efecto. es cuestión de breves minutos lograr multiplicar el líquido pero para entonces ya desapareció lo sólido. siempre pasa. y allí sostengo con mi mano semimojada por la sudoración ártica del vaso los polvos en agua con un hielo que suena ahora a maracas. en la otra mano la pajita. y para completar el marco el mover danzado de lo que de sobra sé que ya no me gusta pero que me niego a aceptar su alarmante corta vida.

esta semana no he encontrado el momento. ni para una entrada ni para volcar lo pensado sobre la almohada. entrando por la puerta la comida estaba emplatada. y mientras abotonaba el abrigo más grueso el ascensorista particular me avisaba de su llegada. todo presto. esta semana.

como cuando lo hacemos porque no queda más remedio. como cuando damos dinero para que nos embalen comida de palo en papel para engullir de paso y deprisa. como masticando mientras compruebas lo escrito. como jugando a malabarista entre el bocado y el aspirante a bebida al tiempo que caminas. como esos días. así han sido estos últimos míos.

desdoblada mi cabeza. dos personajes separados por el almuerzo. yo con cuatro manos. y esta vez con las uñas pintadas como siempre de vivo rojo. diez dedos con vida valiente haciéndose como hace años a los gestos de los blancos. los mismos diez ajustando cuerpos a lo que vuela por tanto descuento.
duplicada mi vida durante tres fugaces días. de miércoles a viernes superando la primera para llegar a la meta del sábado y empezar a despintar royendo aposta el color de mis dedos. sin ojos mirando mi teclado. sin imagen de muñeca perfecta. con tiempo para pasear largo con mi pequeña pompa y desgastar ambas nuestras uñas entrando en la libertad del tiempo sin alarmas. en el recuperado valor del fin de semana.

es domingo y mañana empiezo el rodaje de manera suave. soy feliz por el nuevo orden de mis horas. el tetris de manera tan perfecta que llegué a buscar la cámara oculta cuando todo encajó. los lunes sin sopapo. y los otros cuatro desde el madrugón friolero hasta la casita de pueblo donde tan contenta me muevo. agotador pero pretendo verlo como un juego. sin engaños de hielos flotando entre la cola que miente pero imaginando en el vaso de mis días algo más que lo servido. si hago estirar el valor de esos vasos para no sentirme en estafa por qué no sorber los días que me brindan como si fueran la light de mis venas todo el año y el caldito que me piden estos fríos.

como hacemos todos. como la de la foto. igual que he hecho con el chocolate caliente que me ha servido mi madre antes acostarse. beberé como bebemos en esos casos todos. no le daré vueltas. lo haré sin pensar. viviré mis exprimidos días bebiendo lo que sostengo pero atenta a lo que me alienta. la vida que ahora me toca. poco a poco. degustándola. a sorbos. y sin olvidar _ni loca_ a mis pompas.

3 comentarios:

Olivia dijo...

Me quedo con el ultimo parrafo. Por muy deprisa que gire este mundo, deberiamos ponerle freno y saber disfrutar de lo que nos brinda dia a dia la vida.

Un beso

larraitz con pompa dijo...

y este mediodía tú has servido también de freno a mis prisas...
gracias olivia
sonrio.
bienvenida!

Anónimo dijo...

despacito... todo suave... que siempre se llega...