lunes, 5 de enero de 2009

hipocampo

la primera vez que escuché _que sea consciente de ello_ su nombre fue de la boca amiga argentina que empaquetaba su mundo y nos dejaba parte en herencia. entre los tesoros un diminuto abalorio para ser engarzado. un hipocampo.

descubro años más tarde que nuestras emociones implican de lleno al sistema nervioso. tanto al límbico como al autonómico. y de nuevo aparece el caballito. nadando en la materia gris de lo pensante junto con el hipotálamo y la amígdala.

algunas mujeres de mi familia _si cierro los ojos reproduzco fielmente la escena con una de ellas_ nunca llegaron a mostrarse despeinadas o en paños mínimos a sus amados. siempre pensé en las costumbres de otros tiempos al recordarlo. los pudores. los rubores.

el sistema límbico parece ser el de la vida emocional. de su marcha depende la conformación de nuestras memorias. es el responsable de lo que recordamos.
si bien el hipotálamo es el encargado de ajustar los termostatos del hambre, placer, sed, dolor, ira e incluso la respiración, pulso y presión sanguínea tras las emociones... el hipocampo hace que lo registrado hace poco perdure en nosotros para largo en el tiempo. si el pez navega como debe nada quedará en el olvido. todo permanece si el hipocampo ejerce como tiene. nada se desvanece a pesar de que creamos no haberlo guardado. se almacena hasta lo que pasó sin darnos _eso creemos_ cuenta a nuestro lado.
he escuchado que la formación de esta región es vital en nuestra infancia. si recibimos atenciones y cuidados crecerá en buen estado. si el registro de su almacenado está repleto de indiferencias y dolor puede ser el comienzo de una vida en error. la conducta agresiva y las respuestas autónomas y endocrinas son parte de las funciones del equino cerebral. una conducta de rabia o reacciones agresivas son propias de un caballo estropeado en su construcción. así que al hipocampo amor. hay que alimentarle con amor.

cómo harían esas mujeres de mi pasado para no lucir fuera del dormitorio _ni siquiera a sus esposos_ lo que su bata bien precintada ocultaba? cómo lograr siempre el peinado voluminoso sin dejar huella de las estructuras y las horas de trabajo?

nuestro cerebro lo registra todo. hasta lo que se nos escapa. eso también va a la saca. que luego sepamos rescatar lo grabado, podamos darle análisis o uso... eso es otra harina.
sonidos o confesiones que escuchamos mientras dormimos y retenemos sin saberlo. metralla de imágenes subliminando lemas a través de la tonta para la lista que todo lo alista aunque no nos lo diga. los mecanismos del hipocampo para la atención, el aprendizaje y la memoria dependen del tono emocional del que goce. su buen estado facilitará la abstracción y clasificación de toda información relevante aunque parezca pasarnos por alto.

las supongo neurólogas sin ellas pretenderlo. imagino que se verían en esos momentos pudorosos casadas con hipocampos fuera de sus mares. mimos y cuidados para que luego llevaran tan sólo flores. atención a la palabra y a la estética porque de ello dependía el post_noviazgo.
debían saber ellas que sus hombres retendrían los rulos a pesar del mucho mucho amor. intuían quizá entonces que los maridos guardarían sin saberlo _y bien dentro_ a su esposa con desnudo en declive o los postizos de truco en destape. sí, lo custodiarían en el bolsillo relojero del chaleco y quizá en años saldría de su escondite para estropear su entronado cielo por recordarlo todo.

el hipocampo de entonces y de ahora _sobre la mesa en autopsia_ es el mismo en forma. cornamenta en dos dibujando una curva desde el hipotálamo hasta la amígdala.
en el fondo tampoco ha habido cambios. el camisón oculto es el día _sin saber por qué_ torcido de este siglo. el rostro sin maquillaje es la debilidad emocional de cualquiera de nuestras peores horas. los rulos son las sinrazones de hoy. los kilos de más tapados ayer es la madurez que nos flaquea. y ahora como entonces todo sigue acechándonos por casa.

girad la cabeza décadas atrás y extraed su legado. que en el hoy que vivimos todo vale y así luego nos invade. a hombres igual que a mujeres. la confianza que asquea. el respeto que se esfuma por tener al otro como extensión de nosotros. la puerta de par en par. los puñetazos malcriados sobre la mesa. las quejas merecedoras de azote. el desorden. sí, ése y también el mental.

dentro del sistema nervioso autonómico existe una parte casi desapercibida y vital para los enamorados. el sistema nervioso entérico. un complejo de nervios encargado de regular la actividad del estómago. cuando sentimos mariposas está actuando nuestro sistema nervioso entérico.

quien decide vivir al lado no quiere entrar en el barro. quien comparte horas y colchón no desea saber cómo se hizo el bombón. el que camina nuestros días prefiere escuchar risas y lloros _pero sólo_ los justificados y necesarios.
atención al caballito de mar que albergamos en nosotros y en los que nos viven. atención, mimos y cuidados. que todo queda registrado y es fundamental navegue sano para que el entérico permita liberar las mariposas siempre que se tercie.

_a melchor le pido este año varios regalos _más de un secreto para vuestro hipocampo_sólo uno confieso, que la que mencionó su nombre hace años me tenga en el suyo sin nadar en vano_o como ella diría_sin nadar al divino botón_

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