lunes, 14 de junio de 2010

reflejos

un estímulo hace que un mensaje navegue embotellado hasta la médula que coordina la respuesta y genera una reacción. el arco reflejo lanza una flecha y se da la respuesta. el receptor, de todas las neuronas las sensitivas, las interneuronas, las motoras, y el efector, actúan y algo ocurre. sucede.

ella sostiene que el traje de su amiga brilla desde siempre. antes incluso de conocerse. vestida o desnuda su última dermis es la escamada en destellos. poros destiladores de magia que hacen del día cuento y de la noche nana.

hay otras reacciones. son las llevadas a cabo en apenas medio segundo y que requieren de un aprendizaje previo. son los actos que se dan con la conciencia activa pero sin darnos cuenta. la práctica es la que refuerza la autonomía del movimiento y su perfeccionamiento. son respuestas balísticas que se lanzan a recoger el lapicero en vuelo que tras rodar la mesa anuncia acabar en el suelo.

todas perseguían la pieza. todas menos ella. no buscó nunca el pedrusco que brillara para contar lo suyo. no creía en tales brillos. hasta el nombre se le hacía duro y frío. un solitario no iría en su dedo. y no lo obtuvo. y si lo hubiera querido? cuidado con lo que se desea...

no es tan cierto que las reacciones a un estímulo sean invariables. lo que antes estremecía ahora hiela. lo que un día fue festín es ahora olvido y cierre de pista. claro que si alguno de los elementos de la cadena del arco que direcciona la punta buscando respuesta no está sintonizado y perdió comba poca integridad de conjunto se espera. y así, ni actos consecuencia ni asomo de apariencia.

no hace mucho _apenas tiempo para tanta vida_ le dijeron de sus dos luceros. no debían borrarle el brillo. el mejor regalo que podía obtener era lo que no lucía desde años atrás. aquel centelleo de pupilas iluminaba donde ella estuviera. y era la energía de la purpurina que despide cuando el amor nos cala la que bañaba su mirada. ojos encendidos como reacción a lo cierto. chaquiras con estrellas diminutas para adentrarse en ellas. hablaba si miraba. reía. calmaba. repartía brisa. compartía lo que sentía. consecuencia de las flechas. arco. tinos. dianas. lo que ahora bebía. verdad encendida. estímulos brillantes que le hacían sardina con la piel de nuevo prendida de resplandecientes lágrimas de dicha. un pez con traje de luz y luna. una mujer paseando su plenitud a medida. como si hubieran activado bombillas. qué tendría este resplandor de aquello a lo que la otra se refería?

el tiempo de reacción varía según el receptor y sus circundantes piezas. la fatiga entra en acción cuando nos repetimos y el plazo de respuesta aumenta poco a poco. la sinapsis neuronal vaguea y lo que fue flaquea. nada es lo que era. se acabó la fiesta. todos afuera.

se sentó _como aparece en vamoose_ meditando lo que le dijo su amiga. todo aquello no lo había inventado en su día. ni tan creadora ni tan mentira.
miró su falda. estudió cada lentejuela. se movía para regarles de luz o variar su brillo. ni tanta luz propia ni tanto ilusionismo en lo visto.
aquellos puntitos eran lo cálido en lo aparentemente frío. eran el traje bañado de luces y la piel con escamas centella.
miró alrededor. vio la galaxia que su cuerpo despedía. quizá comenzaba a dar forma a lo que escuchó sobre ella. parecía empezar a chispear la idea. algo en lo reflejado sobre lo que le rodeaba hablaba. un dibujo aproximado de lo que la otra sostenía acerca de su poder y maneras. deseaba entenderse como le veían fuera de la subjetividad que hablaba por ella.

si no hay conductor poco importa que esté o no el receptor. si no existe éste cualquier vía guía hace inútil servicio llevando el recado de un lado a ningún sitio.

eran sus pecas lentejas de gala. eran el agua en la escama. era su piel un vestido de brillos. propios y absorbidos. escarcha. rocío. lo era y lo había sido.
estaba entrando a comprender. a ratos. a cachos. intervalos de lucidez en los que hacía de su capa un sayo y surgía el mago.
sentada. con las piedras transparentes que decían inmortales rechazadas como hizo. con sus piernas luciendo el mecanismo de su interno. con sus curvas haciendo de cada minuto cuento. asumiendo que no es para todos el firmamento.

si responden por aprendido y no por sentido. si la repetición sabe a hartazgo y no a postre preferido sin pedirlo. si ocurre que tarda en moverse el brazo y el rodeo se hace pescado. si la rótula falla a pesar de estar preparada y lista. si todo se tambalea es que no hay ni arco reflejo ni flecha. nada de indios ni vaqueros. ni manzana ni guillermo. y puede que nunca lo hubiera.

ella veía los destellos en sus movimientos y se lo bordó en palabras a la de la brillantina cuando ésta dudó de lo cierto al ver al muerto. habrá quien vea la fiesta de tu entero. será quien baile con cada centelleo _entró la aguja_ y habrá quien no reciba siquiera lo espejado de tu brillo porque su piel será mate y sin vida. hay seres con filamento luminoso propio que captan otras luces a la primera _el hilo mordió el tejido_ y los hay que no saben de encantamientos ni chisteras. ni dentro de ellos ni fuera. y aunque parezcan vivos están inertes. no esperes aliento de ellos _canilla girando_ ni lo intentes.

que un martillo logre de la rodilla respuesta depende tanto del golpe como del rotuliano conjunto.
que una pared se siembre de luciérnagas será cosa de la luz incidente y de la superficie donante.
se mueve _aunque no se cuente_ quien golpea la articulación. es el agente.
brilla quien viste de luces _regalando en silencio_ a pesar de espejarse enfrente.
gran parte de lo que somos es eso. puro _y duro de digerir_ reflejo.
y a veces _cuando la voluntad nos ciega y no es diáfana la certeza_ vemos respuesta y no sabemos si es falsa o cierta. realidad o espejismo. y así nos luce.

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