lunes, 8 de noviembre de 2010

humos

al abrir la maleta la bofetada escapó de la lana. entre la ropa y las botas cuatro días de estufa de leña y chapa. durante unos momentos reprodujo su jaqueca. el olfato era el viajero que le recordó la prisión encamada de aquel día y medio en el pueblo.

contaba con riendas. pero el lomo iba sin silla. los pies descalzos. ni estribos ni cincha. y esa mañana debían salir trotando. les esperaban. hacer lo correcto tronaba de lado a lado. estaban ellos y les cubrían los otros.
las imágenes superpuestas en un collage difuminado variaba por instantes. nada era como lo de antes. o tal vez se equivocara y lo que veía en su retina borroso era la misma historia de siempre. los pesos en veladura le restaban plumas de los brazos cortando su alado. las sugerencias, las peticiones, las frases caídas, las intenciones, los planes ajenos, las miradas dichas. todo de golpe le aparecía y se le retorcía.
había un camino. debían andar y hacer de su día un completo. dónde posar cada herradura, cuánto tirar del cuero en cinta, era la duda. ninguno de la pareja supo de primeras cómo afrontar la ceguera invasiva.

recordó aquel laberinto de esquinas que guardaba un desértico hielo con pulgas. el silencio era más gélido que las superficies pulidas. y los grados bajo cero herían en quemaduras.
sin entrar se diría que la paz blanqueaba aquel sitio. con los pulmones cargados del aire que allí congelaba se apagaba la llama. la estepa rusa encumbrando la más fría. guerra sin balas. armas vacías.

tras tanto vivido en equipo las horas últimas resultaban menos jeroglífico para el equino. ellos, que saben leer de otros caballos y de humanos, distinguen el miedo de la furia, la confianza del ansia, el deseo del dolor.
sin diván de por medio hizo tender el cuerpo de quien veía de más y sin receso. y allí tumbados respiraron la idea de hacer de la leña un árbol más fuerte. permaneciendo todos erguidos frente a multiplicados ecos de aullidos.
de sien a sien una corona espinada de la que manaban lágrimas por no ver nada. para su frente eran ya puntas convertidas de las plumas que habían ido prendiendo de su cabeza los que no daban a comprender _algunos ni pretendían_ lo que su ojos cargados de flashes pedían.

de entre las prendas de abrigo empacadas lo combustido _tras asustar al olfato_ se esquinó en el ring con los cubitos helados del bélico lugar recordado. y en aquel cuadrilátero no se pasó al segundo asalto.
el fuerte aroma a quemado venció sin batalla al falto de olor blanco frío. el hogar desatado a la corrección forzada. la fluidez sin calendario a las medidas tomadas. la carrera embarrada al zapato apretado. lo que el amor clama ganó al bramido del decálogo de conducta. la risa _incluso tonta_ acalló la vergüenza estúpida. el pase_quien_traigas borró a los prejuicios del plano. la buena cara al mal tiempo. la remendada lana al qué_dirán_si_no_me_peino. herencias frente a apariencias lleváronse el gato al agua.

el brazo _aunque parezca raro así llamarlo_ del corcel lucía una palma sellada _loveology lo enseña_ pidiendo auxilio. que posaron la diestra solicitando miras calmadas. los ollares del animal tomaron para sí el revuelo y despidieron el freno.
avanzar no ha de implicar forzosamente ir derecho hacia el frente.
qué dolía a aquellos dedos marcando el blanco pelo moteado. qué irritaba desde el mismo centro a quien veía salpicadas imágenes coincidiendo. las demandas. el día con caramelo. la ayuda servida. ser guía y no centro.
sanar arañazos de un errado camino puede lograrse. por la senda menos directa o más empinada a veces se llega mejor a destino. no siempre la línea recta es lo bueno.
y la zozobra que obra en la cabeza bombardeada encontró cauce en el relincho callado. así se hizo más uno el conjunto. así maclaron las piezas. del menudillo de la mano izquierda a la pospierna sobre el corvejón diestro con cada echado cachito sobre la alfombra del salón.
jinete enfermo hace al caballo cojo. la carretera a ciegas se rechaza al dar con la vereda con lentes puestas. si uno es mitad el par no es unidad perfecta de no hacerse mezcla.

no se escoge el olor a chamuscado. ahumar las prendas hace girar lavadoras. pero supo que lo que por la cremallera en bostezo se colaba era mucho más que madera quemada. que para malos humos los del helado mundo donde el amor va en probetas.

el caballo habló el idioma de quien tacharon de indio. vieron sus cómplices ojos el socorro pedido. supo leer la humareda que la tela hecha tapa dejaba descubierta a trazas. tanta leña amontonada entre las chispas y brasas eran algo más que fuego encendido. eran señales. señales de humo. para quien lo entienda.

2 comentarios:

Sendoa dijo...

avanzar no ha de implicar forzosamente ir derecho hacia el frente,no implica caminos rectos, los gritos aveces , los golpes,el genio, son llamadas de auxilio, venamilados, buscames y encuentrames son leer la humareda. Señales

larraitz con pompa dijo...

sendoa_ me gusta cómo salimos de las situaciones de humo blanco a rafagas con el viento. gracias por ver en todos los caminos el sentido!