miércoles, 15 de diciembre de 2010

oculta

hace años _si cuento cuántos puedo perderme_ una imagen con cierto parecido a ésta de nan_goldin se quedó a mi lado. poco después le dí salida en un conjunto de postales que desde un pueblo bañado por el tajo se abrió camino hasta el profesor que luego soltara sedal para hacer su pesca.
un sofá de espaldas. los hombros y omóplatos del asiento reclamaban la otra vida de su esqueleto.

la carta a los reyes está muda. no dice nada. las palabras no se labran priorizando deseados ni deseos. es una misiva a la espera que le rellenen el plato y tiene para rato.

cubren su retaguardia como si hubiera nacido para contener paredes en lugar de sedentes. le visten igual por delante que por detrás pero nadie le invita a lucirse y con el tiempo el vestido queda en dos tonos dividido.

de manera inversa a la carta para oriente, tal vez de modo proporcional pero a la contra, va creciendo otra lista menos amable y más quejicosa. puede que el frío que llega con el sol devorado sea el que haga cuña de las piedras en los zapatos. y en lugar de abrillantarlos para esa mañana del seis los evitamos por torturarnos.

la navidad es de los niños. ellos son los dueños de todos los minutos. los adultos hacemos _como podemos_ por lucir sonrisa, corona y paso sin prisa... pero no nos sale.
de las dos semanas hacemos tres grupos. para la familiar nochebuena el primero. luego el cambio de año hace el segundo. y el último _y tan esperado_ es el del roscón de colorín colorado.
los mayores pasamos del primer hito al segundo y luego al postrero sin degustar lo del medio. y ahí se nos ve el plumero. no somos niños por mucho que nos disfracemos de intento.

en el centro de la estancia rosado descansa. sobre su cuerpo otro se alarga.

las máquinas que nos llevan funcionan si no analizamos. pararse a escuchar engranajes hace brotar mil dudas existenciales. ruidos que nunca se oyeron son ahora lo primero. vibraciones hasta entonces imperceptibles llaman en alerta encendida.
pensar en cómo se respira mientras se coordinan los brazos en direcciones varias hace de lo mecánico antinatura. el cauce se obtura. y más a finales de año con el repaso, el recuento, los augurios y seguros inciertos.
los pequeños no piensan en atar y volver al pasado. son ellos los que lo tienen asido porque allí están bien sentados. jugando cada día del veinticuatro al sexto del nuevo. corriendo sin presiones ni agobios. riendo sin más planes que lo que dejarán en su calzado.
los niños son libres porque no examinan cómo marchan. avanzan y no se paran a estudiar la cosa.
los no niños nos acanalamos. buscamos hasta desmontar la pieza más pequeña de la maquinaria que nos hace andar. y entre las piezas, sobre la mesa de examen, turrón duro con el de yema, un caracol de mazapán y peladillas como si pudieran engañar a alguien camuflándose entre ellas.

atrincherada la guerrera pide refugio al armado. con la ilusión sin encontrar norte sacude la brújula casi sin ganas. será que no hay cobertura a estas alturas. será que tras el aterciopelado escondrijo las ondas más infantiles te esquivan.
nadie diría que se oculta quien fue a echarse un rato. parece buscar reposo físico cuando escapa de su estado anímico subterráneo. la velocidad de los días empujó sus fuerzas a la vía y ahora pide camilla sin hacerlo público. busca aire y se tumbó del otro lado. busca energía y recostó su descarga en la parte evidente. pero al hacer del sofá sujeto _en pleno centro_ pasó la cara a ser envés. y lo que fuera para el resto frente se puso para ella al revés.
los pies desnudos no hablan de lo que recuentan los dedos escribiendo sobre su pecho. días. mantas. leche caliente. sandalias. agua. horas. espacio. silencio. baile. campo. sábados. meses. siestas. paseos. aire. tiempo. buen tiempo. tiempo. tiempo. y sopitas.

cuando llega esta época hay que comer mucho dulce para que pase lo duro. dulce hecho niño, dulce menudo. dulce hecho ojos brillantes descontando las noches que le acercan a los caramelos al aire. que comiendo estos dulces es como olvidamos las listas y empezamos a redactar nuestro queridos_reyes_magos.

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