jueves, 22 de julio de 2010

tierra

era como estar en una residencia en época de exámenes. el silencio se colaba por debajo de la puerta y entre madera y bisagras. las cortas horas de sueño sufrían su peso almidonando las sábanas. la concentración había cubierto todas las paredes. los pulmones quedaron acorazados una vez pasada la raya. tras cada número una silla. sobre cada asiento muchas horas. soportando las muertas los codos. de par en par. multiplicándose. agudizando lo callado. enmarcando apretones. cronometrando la recta. y cada reloj bullendo las ganas de la prueba postrera. la que cerrará la maleta descorchando espumosos. desalarmadas las mañanas todo irá a la papelera.

tienes el mundo en tus manos. como si todo lo supieras sintiendo que no tienes idea y que poco importa. gozas del poder. tras años labrados tu archivo es tan vasto que no te dan los brazos. descansas sobre la silla reina que sin saber cómo colocaste en lo alto. o lo hicieron otros. o fue un común todo.

a punto estaban de lo rojo. los números aligeraban sus ropas y descalzaban sus pasos. llegaba lo tan esperado. el carpetazo. los rayos cálidos. la casa hueca de nuevo en fiesta. y los grados. de arriba y embotellados.

has pisado barro. lodazales entre tus giros y seguros. riscos colados en tantas dudas. ahora tus pies no sangran. no miras abajo. el parcial de aquella maría. cuando pasaban lista. las prácticas en desesperado grupo. las tardes en mesa de lunes. los descansos abrigando lo helado. las fotocopias. el tema más largo. los profesores tiranos. el suspenso. la nota más alta. el aprobado justo. el vaciado. la transfusión. el muerto resucitando para lo convocado. y hoy comprendes la suma. ya lo ves todo claro. mejor que cuando te diplomaste. paladeas el sentido de cada ahogo en charcas y vasos. y ya nada zozobra. el timón es tuyo. dominas el norte.

compañeros del nicolás más menudo eran las cifras del calendario. corrían fuera del cole cartera en mano. soltaban sus riendas al sonar el timbre. oliendo a verano. era como si el cómic tradujera el galope en sonidos atronando en los timpanos. era el desorden de la euforia o de la llegada extremando el tirón. eran los miedos gastando tiza. eran los tedios perdiendo en encerados la vista. eran apuestas. del cinco para arriba. del cinco a la tumba. eran las preguntas sin resultado huyendo despavoridas. era la liberación del color sin salirse del borde. eran las cuentas faltándoles dedos. supieron que no habría de haber septiembre y se hicieron rayos tan felices como confesores de la angustia vivida.

mirabas ciudades. seguías los límites. las carreteras perdidas y los ferrocarriles. descubriste montañas. memorizaste países. y en cuanto has pisado más fuerte te han llegado los mares. océanos variando el medio. ríos y lagos salpicando tu hazaña. entre tierra y suelo firme todo parecía hacer aguas.
estrenas ojos y rehaces el mapa. los hemisferios cambian postura. no hay mapamundi ni polos en techo y suelo. lo que entendías por planos tiene ahora tripas. lo que era rotación en un orden empieza a ser dominado. es tuyo el globo.

al otro lado del tabique la cuenta atrás trotaba por el pasillo. sobre la puerta unos nudillos. debía ser la hora.

se acaba el invierno que empezó a vestir de corto y tirantes. sientes que atrás quedó todo.

la claridad más poderosa acaba de pronto con la batalla que entiendes por vida. y cuando las herraduras amenazan con ensordecer de nuevo las dulces voces se mueven mecánicamente tus pasos. por lo aprendido ahora saben tus formas caminar ya solas. en el idilio de la luz que la verdad riega está el mando que reconduce y no te baja del trono en el que sin saber bien cuándo –y tras tanto hecho- lograste.

ya nada vuelve a ser lo que era. te sostiene y recorres otro planeta. entre tus palmas _como el de fetie_ el nuevo terráqueo. con nueva mirada queda lo que te enseñaron atravesado. que ahora a través ves.

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