frente a nuestra casa en el pueblo había un supermercado. era cuando corríamos todo el día. y entre juego y juego hacíamos los recados.
hablando con una amiga de mi estado gripado ha ensalzado mi labor de hija al hacerme con el virus que durante dos días atacó a mi madre. conmigo lleva una semana. liberé a mi progenitora. bastante tienes, ya me hago yo cargo.
de junio a septiembre se escribían muchas listas de la compra. muchos papeles blancos con listado. y tras la merienda, a veces, un urgente recordado. toma el dinero. ten cuidado.
mi perra no se acercaba a mi cabeza febril. me ví sola en la encrucijada. yo con mis 38 en cama. y mi niña que me escapaba. luego me explicaron lo del contagio. ella lo evitaba. hoy, seis días más tarde, ofrece su cuerpo menudo al ataque feroz de este virus. y sin quererlo nadie parece que la gripe la ha aniquilado. inerte dormita y lo que come lo vomita. a ratos me pide juegos. casi de continuo nos busca los mimos.
llevo un casco en la cabeza y sospecho que pompa luce otro por encargo. ninguna arrastra cómoda su paliza y apenas pasea. si supiera dónde tiene ella escondido su yelmo pesado...
cuando éramos niños de piel salada y aftersun bajábamos a comprar refresco de cola y pan del día al supermercado. las gripes no eran tan feroces. las hijas no se ofrecían a luchar con los grados malos. y recuerdo diáfano cómo entonces por cinco duros nos dejaban devolver el casco.
2 comentarios:
Pobres!...ya falta un día menos para que os pongais buenas.
Qué bonito era lo de devolver el casco...yo también lo recuerdo como un "tesoro" que me daba el tendero de turno
y parece que mejoramos, filigrana.
gracias!
para las pompasdeleche leer comentarios es mayor tesoro
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