jueves, 25 de septiembre de 2008

bajar

una amiga de las gordas me dibujó una noche reciente entre tramos de escaleras. no fue cindy greene la que hizo el comentario y sí la que fotografió la posible escala. el nombre de mi amiga poco importa aquí. tan sólo a mí.
estábamos debatiendo sobre los modos de acople con las diferentes maneras de actuar en vida. cómo conjugar el paso en paseo con bicicleta de cesta con el de un par de zapatillas volando su correr a través. acompasar los tres apoyos del abuelo con el girar del que va de fiesta. la altura del que vuela con la terrenidad del que pisa la mojada arena.
cuántos tramos recorrer para encontrarse? una poeta _la más grande_ decía de la vida estaba en gradas. un amante subía y el otro bajaba. un escalón fue afortunado enmarcando el encuentro perfecto. el amor. y tuvieron que seguir su camino. para arriba. para abajo. y se alejaron de igual modo que antes se acercaban. y todo terminó. no pudo ser más.
las relaciones humanas comienzan con cada uno en una planta. las conversaciones nos sitúan también más arriba o menos de donde está colocado con quien hablamos. y es raro _muy complicado_ coincidir en el mismo nivel. compartir el escalón de primeras es harto extraño. es incluso difícil hacerlo tras trabajarse el encuentro.
aquella amiga mía me sitúa siempre arriba. en lo alto. y sonrió satisfecha por saber que sano a medida que bajo sin rebajarme. aplaudió mi actuación en descenso para arrimar posturas con quien ha de trabajar la subida. ni tanto ni cuánto. ni poco ni menos. es lanzarse al encuentro por mutuo interés.
y resulta que dispuesta estaba yo a bajar los necesarios. en ello andaba. presentía que subían a la cita. escuchaba las pisadas cada vez más cerca. ya va ascendiendo. estamos casi... pero que no. ves que paran en seco porque dicen que les falta aire. no quiere seguir subiendo. han sumado contrahuellas. elevaron la cota de su dentro. pero ya más no. y escucho el silencio de los zapatos que no huellan. abrazo con mis manos la baranda y asomo mis ganas de cita. y no veo sombras en movimiento. no veo el cuerpo en avance. no le presiento. ya no.
y en ese mudo desencuentro miran mis ojos al fondo. miran mis pupilas al ojo de la escalera. qué nos queda...
amiga _gorda_ no han apreciado mi descenso. un cruzarse frustrado. un escalón no sabrá qué es vivirnos compartiendo.
quizá desde su planta el que subía alcance a ver lo de encima. puede que me intuya sobre sus pasos. probablemente vea la cristalera que nos alumbra en todo lo alto. será que ahora no busca sus fuerzas. será que se cruzó con otros. será que no es la misma escalera...
por mi parte me siento y apenas lamento. lo que veo al fondo me gusta. mucho. baldosas hidráulicas en colores formando mundos. intuyo abajo también luz. hay otro modo de vida. percibo la risa... similar _o la misma_ a la que sonaba mientras restaba mi altura. quiero de eso...
así que no subiré de nuevo al puesto de donde empecé el descenso. aquí espero de momento. he aprendido con lo recorrido. lo que se ve desde aquí me atrae. aunque no suba ningún paso compañero. quién diría que también se gana al bajar...

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