sábado, 26 de enero de 2008

arena


sucede a veces que la vida nos vive y avanza por nosotros. con agenda y un listado bien planificado también todo puede estallar. detrás de la puerta... advertía mi abuelo materno.

sucede a veces que nos ahoga el agua de un vaso. la alegría de los días dulces no es siempre eterna. la linterna parece no tener batería en nuestra más negra oscuridad.

en unas líneas en italiano e inglés pronosticaban un cambio drástico de vida. no hubo apenas tiempo de reacción. la mañana quiso frenar en seco. hasta chirrió. se hizo de noche en pleno día y todo se precipitó. como el agua sostenida en una mano desapareció la buena estrella. y allí estaba yo.

sucede a veces que arrastras los pies casi tanto como tu energía. y vives los minutos del día como arena por el embudo de un reloj. dejas que la gravedad de la inercia te haga atravesar al otro lado de lo más estrecho porque no eres tú ya quien decide. sucede que te cansa hasta el pensar. y te sientes liberado porque alguien hace girar por ti los conos enfrentados del reloj que avanza y tú no paras. la arena vuelve a pasar y se amontona de nuevo abajo. y pasa el día y ya es de noche. y pasan semanas y tú sin pensar. pero pasado un tiempo sucede que aprendes a saber cuándo te toca escurrirte por lo angosto. sucede que calculas y aprendes a saltar. sucede entonces que ves venir los momentos y te preparas. y empiezas a ser parte activa de los granos de arena. comienzas a generar tus tiempos, segundos y vida. y vuelve todo el engranaje consciente a funcionar.

sucede a veces que se empeña la vida en invadirte como si fueras una casa en pleno desierto. porque dice que quiere vivir con suelos de arena, no verse los dedos descalzos al caminar y pisar en blando aunque a ti no te apetezca. y barres de continuo pero no hay manera de acabar. la vida dice que quiere que sea de un modo y la arena entrará.

sucede a veces que te resta asumir que es la vida quien decide y no hay planes seguros. que por una ventisca aparece tu casa invadida por un mar de arena blanca. que no sirve barrer para afuera. que bien mirado puede gustarte ahora pisar en blando. y le sucede hasta al reloj que no sabe hacia dónde caerá el siguiente grano...

sucede a veces...

y a mí me sucedió.

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